domingo, 2 de diciembre de 2012

Las drogas, seguridad y empleo inquietan a los votantes jóvenes

***SNN


 
Los estudiantes de los colegios Leonidas García, Manuel Córdova Galarza y Carlos Julio Arosemena Tola participaron esta semana de una capacitación del CNE sobre voto responsable.Los estudiantes de los colegios Leonidas García, Manuel Córdova Galarza y Carlos Julio Arosemena Tola participaron esta semana de una capacitación del CNE sobre voto responsable.


Si por la cantidad de votantes constituyeran una provincia serían la sexta con mayor peso electoral en el país, después de Guayas, Pichincha, Manabí, Azuay y Los Ríos. Los adolescentes de 16 y 17 años, que desde el 2008 pueden votar voluntariamente, representan en esta elección el 4,8% del padrón.


Son 554.888 jóvenes en todo el país, más que los electores de Bolívar, Cañar y Carchi juntos (suman 503.393) o los de El Oro (478.837), y tienen un atractivo para los grupos políticos que va más allá del número de votos: están motivados a ir a votar.


Lo corroboran Enrique Pita, exdirector de la Delegación Electoral del Guayas, y Fausto Camacho, exvocal del Consejo Nacional Electoral (CNE), basados en las experiencias del 2009 y 2011, procesos en los que ya intervinieron los adolescentes de 16 a 18 años.


Pita cuenta que los chicos se sienten actores y “que con su voto van a contribuir a resolver problemas que empiezan a afectarles”, como la seguridad, el empleo o la educación.


“Hay una motivación y tiene que ver con la novedad, con que te han concedido ese derecho. Van con la madre y los hermanos mayores y se integran a la costumbre de la familia”, dice Camacho.


Aunque el CNE no proporcionó a este Diario las cifras de cuántos adolescentes acudieron a votar en las dos últimas elecciones, Camacho dice que esa participación es similar a la del grupo etáreo de 18 a 65 años –que sí está obligado a votar– con un absentismo promedio del 20%.


El voto adolescente tiene un gran peso electoral si se lo mira en conjunto, pero al distribuirse entre las provincias se diluye y no llega a ser determinante, dice Pita. Pero sí es significativo si se lo suma al grupo de jóvenes de hasta 30 años, que representa el segmento más grueso de electores (unos 3,5 millones).



De las elecciones del 2009 se integraron al voto obligatorio unos 500.000 electores y en el 2011, otros 200.000. Esa cifra sumada a los 554.888 del actual proceso significan al menos 1’200.000 jóvenes electores.


Pero, ¿ellos tienen interés por la política y los problemas del país? La Primera Encuesta sobre Jóvenes y Participación Política en el Ecuador 2011, iniciativa del programa Ágora Democrática, revela que sí y que tienen preocupaciones similares a las de los adultos.


La encuesta, publicada en junio y que tomó una muestra de 4.249 casos, indagó entre otros temas sobre el interés en la política, ideología, democracia, su impresión sobre los partidos políticos y las expectativas sociales y económicas entre jóvenes de 16 a 29 años. En la franja de 16 a 19, un 12,90% aseguró tener mucho interés en la política y un 30,50% algo. Un 43,10%, poco y un 13,20%, nada.


Si bien es un 56,3% que tiene escaso interés por la política en general, un 70% se muestra algo o muy interesado en los asuntos de su comunidad y un 52% en la política nacional.


Franklin Ramírez, investigador de la Flacso a cargo de la encuesta, dice que aunque el nivel de interés no es alto, está dentro de las tendencias regionales frente a encuestas de jóvenes en Latinoamérica y Europa.



En ese involucramiento han sido claves la internet y las redes sociales. Los avances tecnológicos y diversos canales de comunicación, indica el educador Rodolfo Chang, ocupan gran parte de la atención de los adolescentes. De ahí que después de la televisión (55,5%) sean los medios on-line (27,40%) los más usados por ellos para enterarse de los sucesos políticos.




“Por Twitter”, responden al unísono Cely Arteaga, Nubia Bernal y Andrea Chiaiza, de 16 años, del colegio Ecotec, cuando se les pregunta dónde se enteran de las noticias. Dicen que en ese escenario se ven hasta las peleas entre los postulantes.


La investigadora Tina Zerega dice que la idea de que el adolescente no está capacitado y que necesita de un adulto que hable por él es –en parte– un estereotipo. “Depende de cada joven. Hay gente de esa edad que está informada y puede seguir una discusión en redes sociales”.


Ernesto Araníbar, coordinador de Ágora, identifica dos rasgos de los jóvenes (medidos en la encuesta) que evidencian un compromiso: la confianza en el futuro de la educación y el trabajo (creen que en 10 años mejorará), y la preocupación por la inseguridad y las drogas.


A los adolescentes les preocupa la delincuencia (51,40%), el desempleo (45%) y la crisis económica del país (29%). Y en su entorno las drogas (64,8%), el alcohol (41,9%), la seguridad (30,80%) y el empleo (22,20).



Son los problemas que inquietan a Nicole Mejía, Evelyn García y Silverio Valeriano, 17 años, estudiantes del colegio Francisco Campos Coello.


A Nicole le preocupa no tener acceso a un trabajo para mantenerse y estudiar Arquitectura; a Evelyn, que la delincuencia llegue algún día a su casa y la sorprenda como –la semana pasada– a sus vecinos de la cdla. Abel Gilbert de Durán; a Silverio, que el consumo de droga se expanda entre los jóvenes.

Los tres irán a votar “por curiosidad” y para ver si con su voto se “hace algo por el país”.


“Si nos dieron el derecho a votar tenemos que tener un papel en esta elección”, dice Claudia Hidalgo, 16 años, presidenta del gobierno estudiantil del colegio Ecotec. Su compañero, Freddy Grijalva, indica que quisieran que mejore la seguridad, “los problemas sociales y económicos” y que haya más áreas de esparcimiento, que están reducidas a los centros comerciales y las casas de sus amigos.


Jordan Montes (16 años) y Carlos Castillo (17), del colegio Leonidas García, agregan una preocupación más: la falta de preparación de los bachilleres para rendir la prueba de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senescyt) y acceder a la universidad.


“Se hace más difícil. Creo que muchos nos vamos a quedar afuera. Deberían prepararnos al salir del colegio”, dice Kiara Aguirre, de 17 años y estudiante del 28 de Mayo. Votó en la consulta del 2011, “porque se podía votar”. Ahora irá porque quiere cambios en la educación.


Álvaro Sáenz, secretario ejecutivo del Consejo de la Niñez y la Adolescencia, dice que los adolescentes de hoy “viven en un mundo con más información; son menos apáticos”. Junto con el CNE promocionan el voto facultativo.


El Consejo Electoral destinó $ 106.000 para la campaña Caigamos a votar. Su eslogan: “Mi voto no solo es facultativo, es decisivo”. La idea, dice la consejera Magdala Villacís, es llegar a 365.202 alumnos de 1.945 colegios fiscales, fiscomisionales y municipales.


Con juegos, dinámicas y concursos se les habla de democracia, de su derecho a votar y de la importancia de conocer a los actores de las elecciones.



El miércoles en el colegio Leonidas García, los estudiantes recibieron una charla y luego, con una trivia concurso, recordaban lo explicado en torno al voto facultativo, las agrupaciones políticas y la fecha de las elecciones. Ellos expusieron sobre por qué creen que deben votar.



 Sus razones se leían en un cartel pegado en el pizarrón: “Para un mejor futuro del país”, “Tenemos derecho a un presidente que sepa gobernar al país”, “Nosotros somos el presente de nuestro país”.



Fuente: EL UNIVERSO*


 

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