martes, 16 de agosto de 2011

Papá Roncón, el mundo afro en el Premio Eugenio Espejo

***SNN




La tarde del martes 9 de agosto, Guillermo Ayoví, mejor conocido como Papá Roncón, recibió el Premio Eugenio Espejo 2011 en la categoría de Actividades Culturales.


Tras cuarenta años de trabajo en pro de la música afroecuatoriana, en la que los sonidos de la marimba se entremezcla con los verdes parajes esmeraldeños, Papá Roncón trae a la memoria todos esos momentos vividos que lo hicieron ganador del Eugenio Espejo.


“De pequeño era un vendedor de pescados en las calles de Borbón (provincia de Esmeraldas)”, recuerda el músico. Y es que fue en esas calles donde aprendió que la vida es música al son de la marimba y de la guitarra.


Nunca faltó en su cotidianidad un momento de fiesta. Junto a Pancho Cuero, “un veteranito de mi pueblo”, como dice él, dio sus primeros toques a la marimba. “Yo solía tocar con él todos los 23 de noviembre, en las fiestas patronales del pueblo”, comenta.


Tras la muerte de Pancho Cuero, la gente del pueblo decidió que Roncón (este sobrenombre se lo ganó gracias a las tantas horas de gritar “¡Roncador, roncador!”, como se llamaba a un pez típico de la región) fuera el músico de las fiestas. “Desde entonces comencé a tocar en todas las fiestas. Yo mismo iba a comprar las marimbas”, señala contento.


Pero su curiosidad y talento lo llevaron a comenzar a fabricar sus propias marimbas. “Al principio no me parecía que sonaban bien”, comenta el músico que afinaba sus marimbas basándose en el sonido de la guitarra.


Su experiencia, y el hecho de haber dañado cuatro marimbas, hizo del joven Roncón un experto del instrumento.


¿Y por qué“Papá”? Pues bien, entre sus oficios estaba el de acompañar al capataz de las cuadrillas que llegaban al pueblo con los alimentos. “Había un señor Luis Perlaza que llevaba la cuenta de las cargas que llegaban a Borbón. Yo era joven y trabajaba al lado de él. Todo el mundo le decía el Papá Lucho. Cuando murió Papá Lucho, la cuadrilla se quedó sin capataz. Asumí el cargo y desde entonces me quedé como Papá Roncón”.


Entre el trabajo de pescador, capataz, músico de pueblo e intérprete afro, Papá Roncón sigue manteniendo la tranquilidad del hombre viejo que se alegra al escuchar la marimba. Su sueño, el de cada día, es dejar un legado de educación musical a los niños y jóvenes de Borbón.


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