domingo, 28 de agosto de 2011

Emilio Palacio salió del País, se encuentra en Miami

***SNN




Emilio Palacio, en su carta, también difundió la imagen de su nuevo hogar. Foto: Emilio Palacio en internet


Esta mañana el ex articulista de diario El Universo, Emilio Palacio, publicó una carta en su cuenta de twitter en la cual informa de su salida del país. Asegura que su seguridad corría peligro en Ecuador y que por ello viajó a Miami el miércoles pasado.


En la misiva, Palacio asegura que se ha cometido abusos dentro del juicio que el presidente Rafael Correa sigue en su contra y tres directivos del rotativo por supuestas injurias.


La carta fue colgada en su cuenta de Twitter a las 05:31 de hoy.


La salida de Palacio del Ecuador se produjo antes de que se conociera el pasado viernes la nueva fecha para la audiencia de apelación en el caso El Universo. La diligencia fue aplazada para el martes 13 de septiembre.


Hoy también los trabajadores del diario guayaquileño difundieron una carta abierta a Correa en la que solicitan “que deponga la acción legal que lleva en contra de nuestra empresa”.




La carta completa:


Carta de Emilio Palacio a los ecuatorianos que creen en la verdad, la libertad y la solidaridad


Miami, 28 de agosto del 2011.


El miércoles abandoné, obligado, mi país. Los últimos días la dictadura redobló de tal modo su persecución en mi contra que debí concluir que mi seguridad corre peligro.


La lista de descarados abusos más recientes me alertaron que debía tomar la decisión de hacerlo. Me quisieron imponer como juez al amigo más íntimo del abogado del dictador. Me iniciaron un nuevo juicio penal por calificar de fascistas a los insultadores a sueldo de Rafael Correa. Un ministro cuyo nombre no recuerdo, amenazó con demandarme por "perjurio".


La prensa gobiernista de derecha e izquierda redobló sus insultos. Y por último, la amenaza del Fiscal de Correa, Galo Chiriboga, de forzarme a que diga el nombre del policía anónimo que me entregó el video acusador que difundí hace poco, sabiendo dicho funcionario que jamás se lo diré porque estoy obligado a proteger a mi fuente.


Habría que ser ciego para no comprender que me quieren tras las rejas antes de la audiencia de segunda instancia para quebrarme, doblegar mi moral e imponerme quepida perdón.


No descarto que en la audiencia de segunda instancia me reduzcan "magnánimamente" la sentencia, pero solo para luego someterme a dos o tres juicios más y encadenarmea las mazmorras correístas.


Eso, si es que Chiriboga no ordena mi prisión antes. En el futuro, las próximas generaciones nos preguntarán si alguien le opuso resistencia al delirante tirano que a principios del nuevo siglo quiso aplastar con su bota e insultos a Ecuador.


Que nuestros hijos contesten orgullosos que sí, que Correafinalmente no triunfó porque hubo gente que se aferró a las libertades con uñasy dientes, aunque eso nos haya costado a algunos la cárcel o el destierro.


No es la primera vez que emigro. Joven, abandoné el país para volver diez años después. Ahora tengo canas.


Mi pronunciación y mi oído para el inglés son deficientes. Pero saldré adelante porque tengo una familia que depende de mí. Desde esta tierra amiga donde he buscado refugio, continuaré la lucha contra el tirano, utilizando como siempre el arma a la que más teme, la verdad de la palabra escrita. ¿Recuerdan La sociedad de los poetas muertos, con Robin Williams? Sentimientos como los que hoy me atraviesan habrán inspirado a Horacio cuando escribió su memorable Carpe diem (Aprovecha el día):


No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.


Saludos,


Emilio Palacio


Fuente: EL COMERCIO*

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