lunes, 29 de agosto de 2011

‘En el avión decidí botar la droga que ingerí’

***SNN



El hombre ingirió 80 cápsulas de cocaína. Lo hizo el 3 de febrero del 2009, horas antes de que en Guayaquil tomara un avión para irse a Turquía.


La ruta del viaje estaba trazada: Guayaquil, Quito, Buenos Aires, Ámsterdam y finalizaba en la capital turca. No tuvo problemas en los controles antinarcóticos. Cuando llegó a Holanda, en el mismo avión, decidió arrojar la droga. Lo hizo y siguió el viaje a Turquí, aunque fue detenido en el aeropuerto de Estambul.


Él dijo que llegaba de turista, pero los policías descubrieron que todavía tenía siete cápsulas en su cuerpo.


Allí comenzó la pesadilla para Gregorio Espinoza, ecuatoriano de 31 años y padre de seis hijos. Lo llevaron al hospital donde le practicaron exámenes médicos y luego le llevaron a la cárcel Tipi Kapali Cezaevi (Turquía). Desde el bloque D-7 de esa prisión, Espinoza escribió una carta de seis páginas que llegó a este Diario. Está fechada al 19 de julio de este año.


Allí cuenta que la “decisión amarga” de prestarse como mula lo hizo por “la necesidad y la angustia de dar un futuro mejor a sus hijos”. Uno de ellos nació cuando estaba preso en Turquía.


Este compatriota es uno más de los nacionales presos en el exterior por delitos, como narcotráfico, tenencia ilegal de armas, tráfico y trata de personas, etc.


En la Cancillería se conoce que 1 828 personas se hallan detenidos en 31 países. La mayoría se encuentra en España y Estados Unidos. Pero también están en África, Europa, Asia y América.


Actualmente, en Turquía hay 11 personas aprehendidas (nueve hombres y dos mujeres); todos por narcotráfico. Cuando Espinoza fue llevado a prisión se encontró con dos ecuatorianos, que también fueron detenidos por tráfico de drogas en el 2009.


En la carta escrita con esfero de color negro, el ecuatoriano relata que entre ellos se ayudaban para adaptarse a una cultura diferente. El primer problema que enfrentaron fue el idioma. “No entendemos ni el idioma ni la televisión. Y para más dolor es una prisión islámica (...). “Al primer mes vino una mujer chilena de entre 48 y 50 años de edad y nos dijo: están con la soga hasta el cuello. Turquía es uno de los países con más condenas por droga”.


La situación del guayaquileño empeoró cuando el médico de la prisión le diagnosticó una hernia y no tenía dinero para pagar el tratamiento. A eso se sumó una hepatitis C. Salió del pabellón de los internos considerados sanos y lo trasladaron a otro donde estaban los enfermos de tuberculosis y VIH/sida. “Lo más triste en ese momento fue separarse de los ecuatorianos y no entendía lo que pasaba, porque siempre fui una persona sana que incluso donaba sangre cuando residía en el país”.


Meses después, el médico de la prisión a la que fue trasladado le hizo otro examen y le confirmaron que no estaba enfermo de hepatitis C. Lo llevaron a otra cárcel, a 400 kilómetros de Estambul, en Ankara, donde dice sentirse mejor y trabaja en la cocina.


Gonzalo Avilés es el oficial que está al frente de la Dirección Antinarcóticos de Pichincha y desde allí conoce que ahora se presentan más casos de connacionales que han sido detenidos por transportar drogas a otros países. “Las mulas de la droga son quienes portan alcaloides en sus cuerpos.


En ese grupo también se incluyen a quienes llevan los narcóticos en el doble fondo de maletas o camufladas en artesanías, alimentos u otros objetos”. Dice que algunas personas son capturadas en los aeropuertos del país, mientras que otros en el exterior.


Para tragarse los alcaloides - cuenta el oficial antinarcóticos-, las mulas se preparan días. “Al principio ingieren zanahorias pequeñas o velas. Así el esófago se adecúa a soportar el ingreso de las cápsulas que generalmente son del tamaño de las baterías doble A (pequeñas). La cantidad depende de la resistencia de cada persona. Quienes se arriesgan a realizar esta actividad reciben cantidades de dinero que oscilan, entre USD 1 500 y 3 000 y, sobre todo, son jóvenes”.


Ahora Espinoza desconoce si sus hijos están estudiando porque no puede contactarse con ellos. “Me preocupa el más pequeño, que nació dos meses después de que yo saliera del país. Lo más difícil ha sido sentir el abandono de las autoridades ecuatorianas”.


¿Cuáles son los impedimentos para que un ecuatoriano detenido en el exterior no pueda regresar al país a pagar su condena? Leonardo Carrión, subsecretario de Asuntos Migratorios de Cancillería, responde que uno de los inconvenientes son las multas que deben pagar. El ejemplo de eso es lo que le sucede a Gregorio Espinoza, quien debe cubrir 30 000 liras turcas (USD 17 000).


Los detenidos en el extranjero tienen que acogerse al convenio de Estrasburgo sobre el Traslado de Personas Condenadas. Según el convenio, el Gobierno del país donde se encuentra el detenido tiene que analizar si este ya cumple con los requisitos.


Uno de ellos es cumplir los seis meses de la pena y luego se comunica con Ecuador para ver si esta es homologable. Si el país acepta la extradición se tramita el regreso.


Al referirse a los 1 448 presos ecuatorianos que hay en España. Carrión dice que “las aprehensiones allí se producen por violencia intrafamiliar, homicidios, etc. Les golpean a las esposas y son arrestados por violentos”.


Espinoza espera que las autoridades del país le ayuden a tramitar su retorno. 10 ecuatorianos más también esperan respuestas de la Embajada de Ecuador en Turquía. Este Diario se comunicó por teléfono con esa dependencia y un funcionario que pidió no se citara su nombre dijo que se negocian la condonación de las multas. “El pago de esta es lo que agilitaría (el regreso), pero ¿de dónde vamos a sacar el dinero?, se preguntó.


Hay algunos que deben pagar USD 1 000 ó 800. Difícilmente el Gobierno le va a cancelarla porque se generaría un precedente y tocaría pagarles a todos los ecuatorianos detenidos en el extranjero”, precisó.


Espinoza dice que desea que su situación se conozca y que quiere volver a Ecuador, porque solo se puede comunicar por medio de otros prisioneros turcos.


“Respóndame por favor, mándeme fax o cartas y dígale a mi madre que si recibió mi comunicado. Me despido y que Dios les bendiga a todos. En Turquía-Estambul- Quito, Guayaquil, Ecuador, Gregori Espinoza”.


11 detenidos en Turquía

Según la Cancillería, de los 11 presos ecuatorianos que están en Turquía, nueve desean regresar. Leonardo Carrión, subsecretario de Asuntos Migratorios, indicó que esto sucede porque "sienten vergüenza luego de haber sido arrestados".


Para atender pedidos de los detenidos que están en países donde no hay una Embajada de Ecuador, la Cancillería trabaja con los consulados honorarios.


Es decir, las oficinas donde funcionan las representaciones diplomáticas de otros países sudamericanos.



Fuente: EL COMERCIO*





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