Leonardo Granda. Hijo de trailero. Su familia es dueña de una empresa de este tipo de vehículos en Guayaquil.
Para muchos es uno de los oficios más aventureros y emocionantes. Una profesión que tiene sus riesgos, como dormirse o ser asaltado
El teléfono celular suena dos o tres veces antes de que alguien responda. Cuando sucede, la comunicación no es clara. "¿Quién habla? No lo puedo escuchar... estoy en la carretera... a medio camino de Cuenca...".
El viajero se llama Fabricio Gómez León, guayaquileño, de 42 años. La mitad de esa vida, dedicada a conducir tráileres. En lo que va de la semana, apenas ha dormido en su casa, ubicada en los alrededores del River Oeste.
Sí lo ha hecho en el angosto, pero cómodo camarote de su Mack del 89, ubicado detrás de los asientos. - Uno se estaciona en las gasolineras grandes o en paraderos de diferentes carreteras del país que se van conociendo a lo largo de este oficio-, dice Gómez. Metido en el receptáculo de estos vehículos las dimensiones de tiempo y espacio tienen otras leyes.
Si el viaje a Quito requiere de hasta seis horas -en auto particular- u ocho horas en bus, en un tráiler no se llega sino después de doce a trece horas. - No es fácil llevar hasta 30 toneladas de peso por medio país. Las curvas hay que saber tomarlas, de lo contrario estas te vencen y terminas con la carga acostado en los bordes.
Tampoco es fácil subir la montaña. Si los vehículos comunes -autos, camionetas, buses- tienen de 4 a 6 cambios, en estos hay hasta 18. "Dicen que los monos no nacimos para camioneros, pero nos hemos ganado el derecho a ser respetados en las carreteras. Gómez reconoce que los serranos son mayoría.
Es difícil precisar cuántos traileros hay en el país, dice Wimper Moreno, coordinador general de la Federación Provincial de Transporte Pesado del Guayas. "Hasta definir los que hay en Guayaquil actualmente es imposible".
Los traileros son queridos en las carreteras. Los puestos de comidas ganan comensales si uno de ellos estaciona frente a su local. Conocen los sitios donde se sirve la mejor comida del país.Las gasolineras facilitan baños y espacios para que los camioneros de larga distancia estacionen.
Algunas les ofrecen café caliente, habitaciones y hamacas.Cabinas dormitorio. Los viajes de larga distancia son menos tediosos en estos enormes carros. Los modernos traen una cama adecuada al espacio en la parte de atrás de los asientos, con aire acondicionado, iluminación y hasta consola de radio.
Hay quienes instalan pantallas de televisión y nevera. "Yo me conformo con tener una cama donde descansar un par de horas", dice Manuel Vargas Palma, camionero guayaquileño que conduce un Max Driver último modelo.
Oswaldo Román Posligua fue jornalero, ahora es trailero. Nació en San Vicente (Manabí). Anda por los 58 años y cree que la vida no le ha pasado factura de todo lo vivido en el tiempo que lleva detrás del volante de estos enormes vehículos. "Tengo diez hijos, con mujeres diferentes.
Pero eso fue antes, de cuando yo creía que no era prohibido tener más de una pareja". Conducir es un deporte.
Así lo siente. Es por eso que nunca dice no, ni por el día, la hora o el destino al que le toque trasladar alguna carga. Menos en estos días que estrena cabezal nuevo, un Internacional modelo 2012 y 96 cuotas de 2.500 mensuales aún que pagar. - El año nuevo me cogió en la carretera. Nosotros no perdonamos fines de semanas, tampoco feriados.
Hasta hace dos años habían registrados en Guayaquil 3.500 camiones de carga. Una cifra que, según la Federación Provincial de Transporte Pesado del Guayas, se habría duplicado.
A ese mundo pertenece Román, quien asegura que su vida transcurre en las carreteras, que Guayaquil es apenas una circunstancia, la cama en la que a veces se queda a dormir.
Desde el pequeño camión que lo trajo de paso con una carga a la ciudad y que no era suyo, ha 'quemado' mucho asfalto bajo sus ruedas. En Guayaquil aprendió a disciplinarse en la filosofía del ahorro y a pensar en su propio futuro: hoy es dueño de tres cabezales.
Desde detrás del volante de su vehículo, el mundo es apenas una línea delgada que inicia justo del otro lado del guardachoque y se extiende cientos de kilómetros adelante.
Ese es su futuro inmediato, que dependerá del destino hasta donde debe llevar la encomienda. A Román, Segundo Rosero, el cantante ecuatoriano de boleros rocoleros, le ayuda a matizar las horas muertas, mientras las 27 toneladas de una carga sobre la que no tiene detalles, cumplen ruta. En 25 años, 10 veces fue interceptado por delincuentes. La última vez, a fines del año pasado.
La carga desapareció y el vehículo ubicado abandonado en una vía cercana a Quinindé (Esmeraldas). "Nunca me dejé. He sido golpeado y herido. Aún no sé cómo es que no me han matado".
Fuente: EXPRESO*
El viajero se llama Fabricio Gómez León, guayaquileño, de 42 años. La mitad de esa vida, dedicada a conducir tráileres. En lo que va de la semana, apenas ha dormido en su casa, ubicada en los alrededores del River Oeste.
Sí lo ha hecho en el angosto, pero cómodo camarote de su Mack del 89, ubicado detrás de los asientos. - Uno se estaciona en las gasolineras grandes o en paraderos de diferentes carreteras del país que se van conociendo a lo largo de este oficio-, dice Gómez. Metido en el receptáculo de estos vehículos las dimensiones de tiempo y espacio tienen otras leyes.
Si el viaje a Quito requiere de hasta seis horas -en auto particular- u ocho horas en bus, en un tráiler no se llega sino después de doce a trece horas. - No es fácil llevar hasta 30 toneladas de peso por medio país. Las curvas hay que saber tomarlas, de lo contrario estas te vencen y terminas con la carga acostado en los bordes.
Tampoco es fácil subir la montaña. Si los vehículos comunes -autos, camionetas, buses- tienen de 4 a 6 cambios, en estos hay hasta 18. "Dicen que los monos no nacimos para camioneros, pero nos hemos ganado el derecho a ser respetados en las carreteras. Gómez reconoce que los serranos son mayoría.
Es difícil precisar cuántos traileros hay en el país, dice Wimper Moreno, coordinador general de la Federación Provincial de Transporte Pesado del Guayas. "Hasta definir los que hay en Guayaquil actualmente es imposible".
Los traileros son queridos en las carreteras. Los puestos de comidas ganan comensales si uno de ellos estaciona frente a su local. Conocen los sitios donde se sirve la mejor comida del país.Las gasolineras facilitan baños y espacios para que los camioneros de larga distancia estacionen.
Algunas les ofrecen café caliente, habitaciones y hamacas.Cabinas dormitorio. Los viajes de larga distancia son menos tediosos en estos enormes carros. Los modernos traen una cama adecuada al espacio en la parte de atrás de los asientos, con aire acondicionado, iluminación y hasta consola de radio.
Hay quienes instalan pantallas de televisión y nevera. "Yo me conformo con tener una cama donde descansar un par de horas", dice Manuel Vargas Palma, camionero guayaquileño que conduce un Max Driver último modelo.
Oswaldo Román Posligua fue jornalero, ahora es trailero. Nació en San Vicente (Manabí). Anda por los 58 años y cree que la vida no le ha pasado factura de todo lo vivido en el tiempo que lleva detrás del volante de estos enormes vehículos. "Tengo diez hijos, con mujeres diferentes.
Pero eso fue antes, de cuando yo creía que no era prohibido tener más de una pareja". Conducir es un deporte.
Así lo siente. Es por eso que nunca dice no, ni por el día, la hora o el destino al que le toque trasladar alguna carga. Menos en estos días que estrena cabezal nuevo, un Internacional modelo 2012 y 96 cuotas de 2.500 mensuales aún que pagar. - El año nuevo me cogió en la carretera. Nosotros no perdonamos fines de semanas, tampoco feriados.
Hasta hace dos años habían registrados en Guayaquil 3.500 camiones de carga. Una cifra que, según la Federación Provincial de Transporte Pesado del Guayas, se habría duplicado.
A ese mundo pertenece Román, quien asegura que su vida transcurre en las carreteras, que Guayaquil es apenas una circunstancia, la cama en la que a veces se queda a dormir.
Desde el pequeño camión que lo trajo de paso con una carga a la ciudad y que no era suyo, ha 'quemado' mucho asfalto bajo sus ruedas. En Guayaquil aprendió a disciplinarse en la filosofía del ahorro y a pensar en su propio futuro: hoy es dueño de tres cabezales.
Desde detrás del volante de su vehículo, el mundo es apenas una línea delgada que inicia justo del otro lado del guardachoque y se extiende cientos de kilómetros adelante.
Ese es su futuro inmediato, que dependerá del destino hasta donde debe llevar la encomienda. A Román, Segundo Rosero, el cantante ecuatoriano de boleros rocoleros, le ayuda a matizar las horas muertas, mientras las 27 toneladas de una carga sobre la que no tiene detalles, cumplen ruta. En 25 años, 10 veces fue interceptado por delincuentes. La última vez, a fines del año pasado.
La carga desapareció y el vehículo ubicado abandonado en una vía cercana a Quinindé (Esmeraldas). "Nunca me dejé. He sido golpeado y herido. Aún no sé cómo es que no me han matado".
Fuente: EXPRESO*
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