viernes, 18 de enero de 2013

EL ABURRIMIENTO ELECTORAL

***SNN





La campaña electoral ecuatoriana tiene una sola definición: turra y aburrida. Parece que se agotaron, desde el inicio, la imaginación y la creatividad porque cada candidatura se muestra congestionada por similares discursos, ofrecimientos y acusaciones contra el gobierno. Es un atragantamiento, una fagocitosis política que se expresa en la desesperación por captar adeptos, incluso prometiendo, “en caso de ganar las elecciones”, devolverles la alegría y el derecho a chupar cerveza los domingos.



Por: Santiago Rivadeneira Aguirre


Los otros despliegan una lista no menos patética: los médicos solo trabajarán cuatro horas diarias y se privilegiará su contratación a la de los médicos cubanos; los maestros regresan a las horas pedagógicas anteriores, los estudiantes podrán escoger libremente sus carreras universitarias y además se suprimen los exámenes de ingreso a las universidades públicas; se pedirá visa a los extranjeros; se termina el impuesto a la salida de capitales, cada ecuatoriano/a podrá portar armas, los jóvenes egresados serán recibidos en las empresas a las que se les reconocerá garantías tributarias y, por último, se cambiará la constitución, las leyes de tránsito…
 


Los candidatos caminan con fruición y deleite: se entremezclan con la gente de a pie, incursionan en los mercados populares (ninguno ha entrado a alguna de las grandes cadenas de supermercados, por supuesto), suben a los buses, visitan los barrios más pobres de cada ciudad, abrazan a los niños, besan a las mujeres, bailan en improvisadas algarabías barriales, vuelven a jurar que cumplirán lo que ofrecen, alguno entrega colchones, cocinas, vituallas mientras suda a borbotones e insiste en que “nosotros creamos trabajo”. El de más allá, investido de pedestre sabiduría, traza las líneas de acción de su trabajo que tiene la intención de “recuperar la constitución de Montecristi” para encabezar la “verdadera revolución y el cambio” arrebatados por la corrupción y el autoritarismo.


 
En la vestimenta definen sus principios de identidad: camisetas de colores que son lanzadas al paso de las caravanas. Camisas hechas a la medida, con sus nombres bordados en la pechera, gorros con las respectivas consignas o sombreros de paja toquilla para decirnos que defienden a los artesanos.


 
La frase: “rescatar y recuperar la democracia”, se corea una y otra vez hasta el cansancio porque las preguntas son siempre las mismas: “usted, ¿cómo va a enfrentar la pobreza?”; “¿cómo va a diseñar su política internacional?”; “¿va a dejar el Alba?; “¿seguirá usando la infraestructura en salud?”.
 


¡Nunca el fastidio tuvo tantas formas triviales!



Fuente: EL DIARIO*


No hay comentarios:

Publicar un comentario