lunes, 20 de septiembre de 2010

El empobrecimiento del debate

***SNN
Por: rubendariobuitron
Mucho tiempo después de mi decisión de no participar en foros donde no haya posibilidad de un real intercambio de ideas que enriquezcan a las partes, el pasado jueves 16 volví a intervenir en un evento que, sin responsabilizar para nada a los organizadores, me dejó un sabor a absurdos y cegueras.

Me tocó enfrentar una audiencia agresiva o escéptica (a veces casi es lo mismo) en un foro en el que me sentí en desventaja. Y al enfrentar una audiencia agresiva me tocó responder en tono duro.

No porque en el panel había más críticos que colegas. Tampoco porque el auditorio estaba casi lleno de estudiantes de la Universidad Central, sino porque mientras transcurría el foro pensaba que mi presencia era inútil.

Que el abismo entre una posición y otra, que las diferencias o discrepancias entre unos y otros son casi irreconciliables.

Que el poder político, con toda su maquinaria propagandística, está empujándonos a los extremos y nos está convirtiendo en enemigos.

Y que, si es así, no tiene sentido ser parte de un seudo debate donde casi nadie (excepto uno o dos panelistas) hace propuestas sino que defiende a rajatabla su posición sin escuchar al otro.

Muchos de los asistentes eran alumnos de profesores que a lo largo de su carrera pedagógica nunca o casi nunca han hecho periodismo de calle, reportería, y siempre o casi siempre se han quedado en la teorización crítica y enfermiza antimedios desde los escritorios de sus oficinas en las facultades de Periodismo.

El resto del público era lo de siempre: académicos que desde su egolatría pretenden manejar verdades absolutas, en abierta contradicción con el carácter científico de la búsqueda permanente de la verdad (basada en la duda, en la hipótesis, en la verificación…).

Académicos que denostan a la prensa privada a pesar de que en su enredado discurso (“la lógica de la noticiabilidad”) no alcanzan a entender cómo funciona, por dentro, un medio de comunicación.

Académicos que en su paso por los medios no pudieron convertir en hechos sus teorías…

Académicos que acusan a los medios privados de haberse convertido en “actores políticos de oposición al Gobierno” (lo cual, en algunos casos, es cierto) pero que elllos también se han vuelto actores políticos de oposición a la prensa no oficial.

En esa obsesión por encontrar fantasmas que justifiquen su extrema ideologización, pretenden creer y hacer creer que todos los que trabajamos en los medios somos una masa no pensante, no reflexiva y, peor, no deliberante.

¿Será que sus métodos pegagógicos o seudo pedagógicos cuando dictan clases son así,verticales, impositivos, poco deliberantes, excluyentes, direccionados hacia una ideología específica y no abiertos a la libre discusión de ideas, conceptos y maneras de ver la vida?

Lo he dicho y vuelvo a decirlo: la suerte de ser periodista y no académico acartonado es que en mi ejercicio cotidiano del oficio estoy lleno de dudas, de preguntas, de falta de certezas.

Y si eso es parecer profesionalmente inmaduro, lo asumo así, sin subterfugios ni eufemismos.

Prefiero, en todo caso, no tener certezas ni certidumbres. Dejemos eso para los académicos que escriben libros dedicados a ellos mismos, al aplauso de ellos mismos, a ratificar lo que ellos mismos piensan de ellos mismos como los grandes teóricos de ellos mismos.

Dejemos eso para los periodistas que también escriben libros dedicados a ellos mismos, al aplauso de ellos mismos, a ratificar lo que ellos mismos piensan de ellos mismos como los grandes narradores de ellos mismos.

Es el empobrecimiento del debate. Es el lugar adonde el poder político, el de las alturas y las prepotencias, nos quiere llevar.

Y nos lleva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario