El comunicador mexicano participó en un taller para comunicadores, en Guayaquil, en el que trató sobre la importancia de ejercer un periodismo con responsabilidad y del compromiso con la paz.
Marco Lara Klahr, periodista independiente. El comunicador alienta a sus colegas a convertirse en agentes del cambio e informar con referentes éticos sin estigmatizar o ser discriminatarios.
Su compromiso con la cultura de paz y la legalidad han llevado al periodista mexicano Marco Lara Klahr a exhortar en cada foro que se presenta que el periodismo no se debe desempeñar sin responsabilidad social.
El comunicador mexicano plantea que el periodismo se debe ejercer con estándares de respeto a los derechos humanos de las personas y pensando en el bienestar de la comunidad.
Lara Klahr alienta a los periodistas a convertirse en agentes del cambio social y a desnudar los temas más sensibles de su país, pero sin caer en una visión punitiva ni espectacular.
Usted ha dicho que hay notas periodísticas que se las realiza con una visión inquisitorial ¿Qué se debe hacer para superar estas prácticas?
Yo propongo la responsabilidad social del periodista. Es cierto que queremos que se vendan las noticias, pero el principio no es vender noticias sino respetar el derecho a la información de los ciudadanos, por eso las empresas periodísticas son sui géneris y si a un empresario o periodista no le interesa la comunidad, pues que se dedique a otra cosa. Cuando el periodismo se práctica de manera no profesional, se pierde la oportunidad de ser un instrumento para fortalecer la cultura de la legalidad y de paz.
¿Cuál es el grado de afectación que puede causar a la sociedad un periodismo no ético?
Los daños son muchos. Primero, la falta de ética periodística afecta los derechos a la información que tienen los ciudadanos porque es un periodismo con intereses distintos al bien común. Los periodistas podemos ser cínicos a veces, pero casi siempre apelamos a que nuestro trabajo se enfoque al bien de la comunidad.
Por otro lado, cuando no informamos con referentes éticos también podemos crear condiciones de afectación para diferentes grupos sociales, que incluye a los grupos más vulnerables, como los refugiados, las mujeres víctimas de violencia, los niños en la calle, las personas privadas de libertad o imputadas de delitos.
Su compromiso con la cultura de paz y la legalidad han llevado al periodista mexicano Marco Lara Klahr a exhortar en cada foro que se presenta que el periodismo no se debe desempeñar sin responsabilidad social.
El comunicador mexicano plantea que el periodismo se debe ejercer con estándares de respeto a los derechos humanos de las personas y pensando en el bienestar de la comunidad.
Lara Klahr alienta a los periodistas a convertirse en agentes del cambio social y a desnudar los temas más sensibles de su país, pero sin caer en una visión punitiva ni espectacular.
Usted ha dicho que hay notas periodísticas que se las realiza con una visión inquisitorial ¿Qué se debe hacer para superar estas prácticas?
Yo propongo la responsabilidad social del periodista. Es cierto que queremos que se vendan las noticias, pero el principio no es vender noticias sino respetar el derecho a la información de los ciudadanos, por eso las empresas periodísticas son sui géneris y si a un empresario o periodista no le interesa la comunidad, pues que se dedique a otra cosa. Cuando el periodismo se práctica de manera no profesional, se pierde la oportunidad de ser un instrumento para fortalecer la cultura de la legalidad y de paz.
¿Cuál es el grado de afectación que puede causar a la sociedad un periodismo no ético?
Los daños son muchos. Primero, la falta de ética periodística afecta los derechos a la información que tienen los ciudadanos porque es un periodismo con intereses distintos al bien común. Los periodistas podemos ser cínicos a veces, pero casi siempre apelamos a que nuestro trabajo se enfoque al bien de la comunidad.
Por otro lado, cuando no informamos con referentes éticos también podemos crear condiciones de afectación para diferentes grupos sociales, que incluye a los grupos más vulnerables, como los refugiados, las mujeres víctimas de violencia, los niños en la calle, las personas privadas de libertad o imputadas de delitos.
¿Considera que esta práctica se está generalizando en el periodismo de América Latina?
En Ecuador como en América Latina, en unos países más que en otros, el periodismo no se ejerce bajo principios de ética profesional, legalidad y derechos humanos.
En Ecuador como en América Latina, en unos países más que en otros, el periodismo no se ejerce bajo principios de ética profesional, legalidad y derechos humanos.
¿Por qué?
Porque provenimos de una historia autoritaria en la que los medios de comunicación habían estado sometidos al poder político, eran reproductores de las versiones oficiales. En el momento que se diversificó la sociedad, que se generaliza la democracia electoral, el periodismo exige nuevas herramientas para las que a mi juicio siguen sin estar habilitadas.
Porque provenimos de una historia autoritaria en la que los medios de comunicación habían estado sometidos al poder político, eran reproductores de las versiones oficiales. En el momento que se diversificó la sociedad, que se generaliza la democracia electoral, el periodismo exige nuevas herramientas para las que a mi juicio siguen sin estar habilitadas.
¿Cuál es la clave para desarrollar valores éticos en la cultura periodística?
La información se debe estandarizar para evitar cualquier afectación sobre los derechos de las personas. Como periodistas podemos utilizar herramientas para no ser discriminatorios, no utilizar términos criminalizantes, apodos, no dar por culpables a personas que no han tenido un juicio.
Los periodistas tenemos un compromiso con la paz y la legalidad, pero aclaro que esto no significa eludir los conflictos, sino mostrarlos y dar la voz a los actores que proponen visiones contrarias a la violencia. Este sería un aporte muy importante.
¿Considera que ahora se ejerce el periodismo con ciertos límites o censura?
Creo que hay autocensura, límites los veo poco, veo periodistas más consecuentes con el respeto a los ciudadanos, más cuidadosos cuando se refieren al poder político, pero cuando nos referimos a personas indefensas los seguimos pisoteando y tratando de una manera irrespetuosa, sean estos personas imputadas, los inmigrantes o víctimas de la violencia.
¿En México existe censura? ¿Cuáles son los riesgos a los que se exponen actualmente los periodistas, en especial al denunciar hechos vinculados al crimen organizado?
Esta es la época más sombría en términos de libertad de expresión en México. El país tiene ahora un buen periodismo, pero paradójicamente es el momento en el que mayor daño hay contra periodistas. Por desgracia no es real la versión del Gobierno de que la mayor fuente de violencia contra los profesionales de este sector proviene del crimen organizado.
Indicadores consistentes demuestran que los ataques contra periodistas vienen desde el Estado, muchas veces asociados a la delincuencia organizada, lo cual amplía nuestra vulnerabilidad en el sentido de que estamos siendo gobernados por políticos muy reactivos a la libertad de expresión.
Usted mismo ha sido víctima de estos ataques. ¿Cuántas veces ha sido secuestrado por realizar denuncias periodísticas?
Varias ocasiones y la mayoría por asuntos de mi trabajo, investigaciones periodísticas en los que he denunciado hechos de corrupción y siempre han sido policías los que me han retenido. Me he sentido vulnerable y muy intimidado, sin embargo, eso no ha sido motivo para que deje de ejercer mi profesión con ética y responsabilidad. Solo he reflexionado cuando han asesinado a un amigo, entonces ahí si me he cuestionado, pero hasta ahora sigo en este oficio.
¿Cómo se complementa la justicia en el periodismo?
En diversos países de América Latina se vive un proceso de transformación institucional. Estamos en un tránsito del modelo inquisitorio de justicia penal, que se basa en presumir la culpabilidad de los protagonistas de la información, al modelo acusatorio, que nos ofrece una enorme posibilidad de transparencia y acceso a la información veraz.
Contamos con leyes, las instituciones, los procedimientos, pero falta la transformación de la cultura, como es el caso de Ecuador. Ya tienen todo, pero les falta transformar la cultura de los jueces, de los defensores, la mentalidad del ciudadano mismo, del periodista, del fiscal. En realidad, el mejor servicio que le podemos hacer a la comunidad y al sistema de justicia es constituirnos en vigilantes, veedores, por cuenta de la ciudadanía, de la función pública.
¿Considera que las nuevas legislaciones sobre comunicación que se han diseñado en varios países, incluido Ecuador, vienen a complementar esta actividad o piensa que coartan la libertad de expresión?
Es un error histórico del gremio periodístico negarnos a aceptar que como cualquier otro profesional o actividad social el periodismo debe funcionar bajo parámetros de ley, eso es un acto de incultura política. Creo que las regulaciones dan certeza a nuestro trabajo, pero es importante que estén enfocadas, por un lado, a reivindicar el derecho a la libertad de expresión, y por el otro, a que nos exijan respeto a los ciudadanos que protagonizan la información. Los periodistas a veces nos referimos a nosotros mismos como si todo el mundo tuviera la obligación de respetarnos y nosotros no tuviéramos ninguna obligación de respetar a nadie.
La información se debe estandarizar para evitar cualquier afectación sobre los derechos de las personas. Como periodistas podemos utilizar herramientas para no ser discriminatorios, no utilizar términos criminalizantes, apodos, no dar por culpables a personas que no han tenido un juicio.
Los periodistas tenemos un compromiso con la paz y la legalidad, pero aclaro que esto no significa eludir los conflictos, sino mostrarlos y dar la voz a los actores que proponen visiones contrarias a la violencia. Este sería un aporte muy importante.
¿Considera que ahora se ejerce el periodismo con ciertos límites o censura?
Creo que hay autocensura, límites los veo poco, veo periodistas más consecuentes con el respeto a los ciudadanos, más cuidadosos cuando se refieren al poder político, pero cuando nos referimos a personas indefensas los seguimos pisoteando y tratando de una manera irrespetuosa, sean estos personas imputadas, los inmigrantes o víctimas de la violencia.
¿En México existe censura? ¿Cuáles son los riesgos a los que se exponen actualmente los periodistas, en especial al denunciar hechos vinculados al crimen organizado?
Esta es la época más sombría en términos de libertad de expresión en México. El país tiene ahora un buen periodismo, pero paradójicamente es el momento en el que mayor daño hay contra periodistas. Por desgracia no es real la versión del Gobierno de que la mayor fuente de violencia contra los profesionales de este sector proviene del crimen organizado.
Indicadores consistentes demuestran que los ataques contra periodistas vienen desde el Estado, muchas veces asociados a la delincuencia organizada, lo cual amplía nuestra vulnerabilidad en el sentido de que estamos siendo gobernados por políticos muy reactivos a la libertad de expresión.
Usted mismo ha sido víctima de estos ataques. ¿Cuántas veces ha sido secuestrado por realizar denuncias periodísticas?
Varias ocasiones y la mayoría por asuntos de mi trabajo, investigaciones periodísticas en los que he denunciado hechos de corrupción y siempre han sido policías los que me han retenido. Me he sentido vulnerable y muy intimidado, sin embargo, eso no ha sido motivo para que deje de ejercer mi profesión con ética y responsabilidad. Solo he reflexionado cuando han asesinado a un amigo, entonces ahí si me he cuestionado, pero hasta ahora sigo en este oficio.
¿Cómo se complementa la justicia en el periodismo?
En diversos países de América Latina se vive un proceso de transformación institucional. Estamos en un tránsito del modelo inquisitorio de justicia penal, que se basa en presumir la culpabilidad de los protagonistas de la información, al modelo acusatorio, que nos ofrece una enorme posibilidad de transparencia y acceso a la información veraz.
Contamos con leyes, las instituciones, los procedimientos, pero falta la transformación de la cultura, como es el caso de Ecuador. Ya tienen todo, pero les falta transformar la cultura de los jueces, de los defensores, la mentalidad del ciudadano mismo, del periodista, del fiscal. En realidad, el mejor servicio que le podemos hacer a la comunidad y al sistema de justicia es constituirnos en vigilantes, veedores, por cuenta de la ciudadanía, de la función pública.
¿Considera que las nuevas legislaciones sobre comunicación que se han diseñado en varios países, incluido Ecuador, vienen a complementar esta actividad o piensa que coartan la libertad de expresión?
Es un error histórico del gremio periodístico negarnos a aceptar que como cualquier otro profesional o actividad social el periodismo debe funcionar bajo parámetros de ley, eso es un acto de incultura política. Creo que las regulaciones dan certeza a nuestro trabajo, pero es importante que estén enfocadas, por un lado, a reivindicar el derecho a la libertad de expresión, y por el otro, a que nos exijan respeto a los ciudadanos que protagonizan la información. Los periodistas a veces nos referimos a nosotros mismos como si todo el mundo tuviera la obligación de respetarnos y nosotros no tuviéramos ninguna obligación de respetar a nadie.
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