***SNN
Su suelo no es de cemento, peor de cerámica. En el colegio fiscal Aurora Estrada y Ayala, de Puerto Pechiche, cantón Puebloviejo (Los Ríos), unos 50 estudiantes pisan tierra, hojas secas y desechos plásticos. Las paredes son los árboles de teca que hay en sus alrededores. No tienen ventanas, peor puertas.
Las copas de esos árboles protegen a estos menores, que pertenecen a octavo C y noveno C y que recién saben lo que es estudiar en la secundaria. Es como instruirse en la mitad de un bosque. Son cerca de 50 alumnos, de los 460 que tiene el colegio, quienes se educan a la intemperie, en el olvido.
El plantel, ubicado en la parroquia rural Puerto Pechiche, carece de una infraestructura adecuada para una enseñanza pedagógica. Contempla doce paralelos, desde octavo de básica hasta tercero de bachillerato, pero solo posee ocho aulas que hace años fueron construidas por la Dinse, en el gobierno de Alfredo Palacio, cuya placa aún está al ingreso del colegio.
Las copas de esos árboles protegen a estos menores, que pertenecen a octavo C y noveno C y que recién saben lo que es estudiar en la secundaria. Es como instruirse en la mitad de un bosque. Son cerca de 50 alumnos, de los 460 que tiene el colegio, quienes se educan a la intemperie, en el olvido.
El plantel, ubicado en la parroquia rural Puerto Pechiche, carece de una infraestructura adecuada para una enseñanza pedagógica. Contempla doce paralelos, desde octavo de básica hasta tercero de bachillerato, pero solo posee ocho aulas que hace años fueron construidas por la Dinse, en el gobierno de Alfredo Palacio, cuya placa aún está al ingreso del colegio.
PUERTO PECHICHE, Los Ríos. Cañas, techo de zinc y piso con adoquines sobrepuestos forman las dos aulas ecológicas.
A otras dos se las denominan aulas ecológicas, pues con recursos muy limitados fueron construidas el año anterior con cañas y zinc. Incluso si al local no le hubiesen regalado unos adoquines, quienes estudian aquí –jóvenes de tercero de bachillerato de las especialidades Sociales y Sistemas– también estuvieran pisando tierra.
Y los dos últimos, los que están en el bosque, como es llamado por el personal colegial y que se sitúan atrás de los bloques escolares, fueron ubicados en ese lugar porque hubo sobrepoblación estudiantil. El año pasado, en el colegio había unos 110 estudiantes menos, es decir, 350. “No teníamos otra opción, no podíamos ponerlos junto con otros cursos en una sola aula porque son muy estrechas”, dice Eva Villegas, maestra de Lengua y Literatura.
Al inicio del periodo lectivo, en abril pasado, los estudiantes que reciben clases a la intemperie soportaron lluvias y, como dicen, hasta majaron lodo. “Ahora aguantamos bichos, mosquitos y un fuerte sol”, explica Maité Saltos, estudiante de octavo año de básica.
También falta mobiliario. Según los mismos maestros, a un 25% de los padres de familia se les tuvo que pedir que llevaran sillas para sus hijos. “No nos quedó otra. De dónde íbamos a sacar bancas”, cuenta Villegas.
Ella explica que antes de que se inicie el año adecuaron el lugar en lo que les fue posible: cortaron monte, de donde salieron hasta culebras. “Desde el año pasado pedimos a la Dirección de Educación (de Los Ríos) para que haya la infraestructura necesaria, porque sabíamos que se incrementaría la población estudiantil, pero no recibimos respuesta y no hay educación digna”, apunta.
Al solicitar la versión de la Dirección Provincial de Educación, el departamento de Comunicación solo envió un boletín, en el que se indica que la semana próxima empezará la construcción de las aulas. Cita que “esto ha tardado un poco”, pero a inicios de año hubo reuniones para ejecutar planes.
En tanto, la directora del plantel, Gloria Barco, cuenta que además de enviar solicitudes a esta entidad estatal, hicieron pedidos a la Prefectura y al Municipio de Puebloviejo. El pasado martes, Barco tuvo una reunión con funcionarios del gobierno provincial porque, al parecer, recibirá atención de esta entidad. “Me dijeron que ya está todo listo, aún no ponen fecha pero dicen que sí nos van a construir”, manifiesta.
Como problema adicional por esta falta de infraestructura, los niños no pueden estar 100% atentos a las clases. La voz de los docentes se pierde en un ambiente matizado por sonidos de insectos y de las ramas y hojas que mueve el viento. “Se distraen por todo. Es que esto no es pedagógico”, sostiene Laura Contreras, otra docente.
En el Aurora Estrada y Ayala hay 9 profesores contratados y otros 12 titulares, pero uno de ellos, que dirige la clase de Matemáticas, no asiste desde el año anterior, según los maestros. “Ya le abrieron un sumario administrativo, lo multan pero no viene y eso afecta a la educación”, señala Villegas.
Por ahora, estudiantes, padres de familia y docentes esperan que esta situación tenga solución inmediata y se construyan aulas adecuadas en este plantel, asentado en un lote amplio de unos 15.000 m².
Y los dos últimos, los que están en el bosque, como es llamado por el personal colegial y que se sitúan atrás de los bloques escolares, fueron ubicados en ese lugar porque hubo sobrepoblación estudiantil. El año pasado, en el colegio había unos 110 estudiantes menos, es decir, 350. “No teníamos otra opción, no podíamos ponerlos junto con otros cursos en una sola aula porque son muy estrechas”, dice Eva Villegas, maestra de Lengua y Literatura.
Al inicio del periodo lectivo, en abril pasado, los estudiantes que reciben clases a la intemperie soportaron lluvias y, como dicen, hasta majaron lodo. “Ahora aguantamos bichos, mosquitos y un fuerte sol”, explica Maité Saltos, estudiante de octavo año de básica.
También falta mobiliario. Según los mismos maestros, a un 25% de los padres de familia se les tuvo que pedir que llevaran sillas para sus hijos. “No nos quedó otra. De dónde íbamos a sacar bancas”, cuenta Villegas.
Ella explica que antes de que se inicie el año adecuaron el lugar en lo que les fue posible: cortaron monte, de donde salieron hasta culebras. “Desde el año pasado pedimos a la Dirección de Educación (de Los Ríos) para que haya la infraestructura necesaria, porque sabíamos que se incrementaría la población estudiantil, pero no recibimos respuesta y no hay educación digna”, apunta.
Al solicitar la versión de la Dirección Provincial de Educación, el departamento de Comunicación solo envió un boletín, en el que se indica que la semana próxima empezará la construcción de las aulas. Cita que “esto ha tardado un poco”, pero a inicios de año hubo reuniones para ejecutar planes.
En tanto, la directora del plantel, Gloria Barco, cuenta que además de enviar solicitudes a esta entidad estatal, hicieron pedidos a la Prefectura y al Municipio de Puebloviejo. El pasado martes, Barco tuvo una reunión con funcionarios del gobierno provincial porque, al parecer, recibirá atención de esta entidad. “Me dijeron que ya está todo listo, aún no ponen fecha pero dicen que sí nos van a construir”, manifiesta.
Como problema adicional por esta falta de infraestructura, los niños no pueden estar 100% atentos a las clases. La voz de los docentes se pierde en un ambiente matizado por sonidos de insectos y de las ramas y hojas que mueve el viento. “Se distraen por todo. Es que esto no es pedagógico”, sostiene Laura Contreras, otra docente.
En el Aurora Estrada y Ayala hay 9 profesores contratados y otros 12 titulares, pero uno de ellos, que dirige la clase de Matemáticas, no asiste desde el año anterior, según los maestros. “Ya le abrieron un sumario administrativo, lo multan pero no viene y eso afecta a la educación”, señala Villegas.
Por ahora, estudiantes, padres de familia y docentes esperan que esta situación tenga solución inmediata y se construyan aulas adecuadas en este plantel, asentado en un lote amplio de unos 15.000 m².
Fuente: EL UNIVERSO*
No hay comentarios:
Publicar un comentario