sábado, 19 de noviembre de 2011

Uribe, el bocón

***SNN





Uribe ya es pasado y que ahora debe dedicar su tiempo a explicarle a Colombia y al resto del mundo los excesos y abusos de su gobierno en contra de muchos de sus compatriotas y adversarios. La relación bilateral lo que menos necesita es un de ex presidente bocón.

Para poder analizar al ex presidente colombiano Álvaro Uribe, es necesario realizar una disgregación de sus actividades en el poder y fuera de él. No voy a referirme en este artículo al Uribe ejecutivo y político, al presidente cuyas políticas internas lo convirtieron en un ejecutivo con mucha aceptación y popularidad entre sus mandantes. Más bien, quiero referirme al Uribe, que por sus condiciones de intolerancia, prepotencia y de continuo irrespeto hacia el pueblo ecuatoriano, lo están convirtiendo en Uribe, el bocón.


La historia moderna de nuestros países, hay que reconocer, no siempre ha sido un cuento de las mil maravillas, pero jamás cayó en un punto tan bajo, como lo hizo durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe. Sin importar quién hubiera sido el presidente del Ecuador mientras el Sr. Uribe ejercía la presidencia de la república colombiana, las relaciones con el presidente ecuatoriano, simplemente hubieran sido tensas, llenas de constantes altercados y situaciones diplomáticas confusas.


Uribe, se convirtió, gracias al Plan Colombia, en el jefe de estado del país latinoamericano con la mayor ayuda económica militar norteamericana de la historia regional. El objetivo de dicho Plan, que ha tenido éxitos y beneficios para el pueblo colombiano, no fuera discutible fuera de las fronteras colombianas, si no hubiera generado tantos problemas al pueblo ecuatoriano, acompañados de prepotencia e irrespeto desde el gobierno de nuestro hermano del norte.


En Septiembre de 1999, cuando el Plan Colombia fue presentado al presidente Clinton por su contraparte colombiano Andrés Pastrana, el Plan demandaba un presupuesto de US$7.500 millones, de los cuales Colombia propuso aportar de su presupuesto US$4.000 millones. El gobierno de Clinton aprobó US$1.300 millones en un paquete de ayuda a la ‘guerra contra las drogas’. El paquete comprometía cinco componentes de ayuda Norteamérica, todos relacionados a la lucha contra los estupefacientes. La ayuda norteamericana incluía fondos para el mejoramiento de sistemas institucionales (sistema judicial y policía), como recursos para el desarrollo económico de actividades de siembra en productos lícitos a cambio de la destrucción de productos considerados ilícitos. Siendo el segundo componente del Plan el que generó mayor controversia en los Estados Unidos. Esto es, la expansión de las operaciones de lucha contra estupefacientes.


Realmente mucho se puede hablar del Plan Colombia y sus frutos dentro de territorio colombiano, pero lamentablemente, Uribe se olvidó de analizar, porque no le interesa, claro está, las consecuencias negativas que la ejecución de dicho Plan ha generado en el pueblo ecuatoriano: efectos adversos tanto de carácter humano, social como económico.


Primeramente, los perjudicados por las siniestras aspersiones de químicos dañinos, generando irremediables daños en la salud de personas, de animales y de sembríos lícitos en territorio ecuatoriano.


 En el ámbito social, los grandes sufrimientos infligidos en la impresionante masa humana de desplazados colombianos viviendo en territorio ecuatoriano que ha generado efectos pavorosos en el incremento de la delincuencia común y especializada.


Finalmente, en el área económica, ha significado el desvío de grandes sumas de dinero de nuestro presupuesto bajo las presiones y chantajes tanto del gobierno de Uribe, como de cierta parte de la prensa con simpatías por la extrema derecha gobernante en Estados Unidos y en algunos lugares del viejo continente y Latinoamérica. Recursos, que bien pudieran haber sido utilizados en programas educativos, de infraestructura o de salud.


El pueblo ecuatoriano merece especial reconocimiento del señor Uribe, por los sacrificios y alteraciones sufridas en su vida diaria y con los que ha aportado para que Uribe tenga éxitos políticos dentro de Colombia. Es momento de que fomente y apoye la reconstrucción de las históricas buenas relaciones entre los dos pueblos, que entienda que él ya es pasado y que ahora debe dedicar su tiempo a explicarle a Colombia y al resto del mundo los excesos y abusos de su gobierno en contra de muchos de sus compatriotas y adversarios. La relación bilateral lo que menos necesita es un de ex presidente bocón.


Por Gustavo Domínguez
Fuente: LA REPÚBLICA


Fotos agregadas por SNN tomadas de internet

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