jueves, 17 de noviembre de 2011

Epicentros de la Migración en Ecuador

***SNN



Cinco cantones del Austro, cuatro en Cañar y uno en Azuay, registran los índices más altos de migración.


“Sacrificamos lo que tiene más valor. Al viajar se pierde la afectividad de la familia”, dice Manuel Buñay, quien vivió cinco años en Nueva York, Estados Unidos. Y recuerda que su séptima hija, quien a su partida estaba en el vientre de su esposa, le confundía con su hermano menor cuando llamaba por teléfono.


Esa distancia entre padre e hija continuó tras su retorno definitivo a Cañar, en la provincia del mismo nombre. “Es muy duro recuperar a la familia”, confiesa.


Buñay buscó el sueño americano porque en 2001, con la dolarización, su sueldo de vicerrector del Colegio Bilingüe Quilloac ya no le alcanzaba para solventar los gastos de su extensa familia. Con visa para seis meses viajó a Estados Unidos. Allí se dedicó a limpiar los escombros de casas que eran remodeladas y a pintarlas de domingo a viernes. En los primeros meses compartió vivienda con otros migrantes para luego residir en un cuarto pequeño de un condominio pagando de arriendo hasta 400 dólares mensuales.


Manuel Buñay ahora trabaja para la Dirección de Educación Bilingüe de Cañar y tiene un estudio de grabación. Su historia es la historia viva de la migración, un fenómeno que afecta a todo el país, pero que proporcionalmente se concentra en el Austro.


Según el Censo de Población y Vivienda de 2010, en esa región se encuentran los cinco cantones con el más alto índice de migrantes en relación a su población: Biblián, Suscal, El Tambo y Cañar en Cañar y el cantón San Fernando en Azuay. En ellos, casi el 10 por ciento de la población ha migrado.
Eso es cinco veces más que el promedio nacional.


Por la crisis

El vínculo entre el Austro y el primer mundo no es nuevo. El primer boom migratorio se originó con la caída de los precios de los sombreros de paja toquilla, entonces la principal actividad productiva de la región.


Eso sucedió en las décadas de 1950 y 1960. En ese tiempo la migración fue básicamente masculina, quedando pueblos enteros llenos de mujeres y niños. Este hecho fue presentado al país en 1987 por Mónica Vásquez con el documental “Tiempo de mujeres”. Para ratificarlo, el Censo reveló que Cañar es la provincia con la mayor proporción de mujeres, 53 por ciento, versus un 47 por ciento de hombres.


El segundo auge ocurrió tras la crisis bancaria que acabó con la mitad del sistema financiero privado en 1999. Así, la principal razón del viaje, de acuerdo a la encuesta censal, es el trabajo y el principal destino en esos cinco cantones fue Estados Unidos.


A partir de entonces, las remesas enviadas por los migrantes equilibraron la economía familiar e indujeron al abandono de algunas de las actividades tradicionales como la agricultura.


Sueño de migrante

“Uno cree que por envidia le dicen que no es fácil la vida en Estados Unidos y que hacen todo lo posible para que uno no viaje”, dice Segundo Loja, quien se demoró seis meses en llegar a Nueva York y lo hizo con una deuda de 14 mil dólares.


Trabajó en la construcción y compartía un departamento con seis personas incluido su hermano que sigue allá. A su regreso al cantón Cañar lo duro fue retomar la confianza de sus cuatro hijos. Con los ahorros de ocho años de trabajo construyó una casa de tres pisos al pie de la carretera que conduce a Cuenca. Allí abrió un restaurante.


Atrás, en la parroquia Honorato Vásquez de donde es oriundo, quedó la siembra de maíz y papas.


Tras la migración llegan las remesas que se convierten en el gran combustible de la economía de la región. Según el Banco Central del Ecuador (BCE), a la provincia de Azuay llegaron 231 millones de dólares solo en el primer semestre de este año; mientras que en Cañar llegaron 73 millones.


Ambas provincias concentran el 84 por ciento de las remesas del Austro, el 26 por ciento restante se divide entre Loja y Zamora. Este dinero, los migrantes invirtieron en la construcción de casas y compra de vehículos.


Paradójicamente, Cañar es una de las provincias con mayores índices de necesidades básicas insatisfechas y también de analfabetismo del país. Suscal, por ejemplo, en Cañar, tiene a la mitad de los hogares sin agua potable y las tres cuartas partes sin alcantarillado ni recolección de basura. Por tanto, los epicentros de la migración siguen siendo epicentros de pobreza.


A control remoto

“Los migrantes son más exigentes y no ven el costo”, cuenta Lorenzo Anguizaca, quien ha construido más de 90 casas para ellos en el cantón San Fernando.


A través del correo electrónico se define el diseño de la vivienda, los materiales a usar y el contratista se encarga de enviar las fotos sobre el avance de la obra. Los costos de una casa, según Anguizaca, dependen de los materiales y de la lejanía en relación al lugar en donde se compran los materiales. Una de las casas que construía se usaban tumbados de madera, granito, piso de duela, chimenea, jacuzzi y su costo aproximado era los 72 mil dólares, sin incluir terreno.


Más allá del dinero

Un problema paralelo a la migración es la multiplicación de conflictos por la custodia de menores de edad entre las familias paterna y materna. Por lo general la pelea gira alrededor de las remesas. Y cuando ambos padres migran los niños quedan al cuidado de abuelos o tíos.


“Los padres al momento de viajar no saben lo que están dejando. Solo piensan en el ámbito económico y no en el núcleo familiar”, señala Andrés Sigüenza, integrante de la Junta Cantonal de Protección de los Derechos de Suscal, cantón que tiene el 77 por ciento de población indígena.


Se estima que el 40 por ciento de los procesos que se ventilan en las juntas cantonales de Protección de los Derechos tienen relación con la migración.


Uno de esos casos es el de Mariana (nombre protegido), quien se quedó al cuidado de sus cinco hijos cuando su esposo Manuel migró a Estados Unidos. A las pocas semanas, su familia política la obligó a vivir con ellos, luego de seguirla a todas partes. Además, Mariana no es quien recibe las remesas y la casa que está construyendo Manuel está a nombre de una tía de él.


Agobiada por la presión de sus suegros y cuñados, Mariana empezó a maltratar a sus hijos. Ahora la familia paterna exige la custodia. Hasta que la Junta decida, los niños han pasado al cuidado de otro familiar no involucrado en la disputa.


Más allá de los conflictos, en los cinco cantones con mayor índice de migración, se supera el promedio nacional de mujeres jefas de hogar. En Biblián por ejemplo, ocho de cada 10 hogares tienen jefatura femenina, más del doble del promedio nacional.


Darwin Borja
Fuente: VISTAZO*

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