jueves, 5 de diciembre de 2013

¡Viva Quito! Sí, pero...

***SNN




Jaime Galarza ZavalaJaime Galarza Zavala
jaigal34@yahoo.es


Disculpe usted que sea aguafiestas, lo que forma parte de mi cruel destino. Por eso me atrevo a formularle una horrible pregunta: ¿festejaría usted el cumpleaños de un bribón que asalta su casa, atropella a sus hijos, viola a las mujeres del hogar, patea a los ancianos, se apodera de las joyas de la abuela y, finalmente, le expulsa a empellones de su propia morada? ¡No me diga que sí! Pues tal cosa es lo que hace usted al celebrar las fiestas de Quito el 6 de diciembre, fecha de conquista ignominiosa, marcada por la sangre de un pueblo heroico, cuyo mayor símbolo de entonces, Rumiñahui, fue quemado vivo por los españoles en la plaza mayor del Quito recién fundado por ellos. Naturalmente, ese día Sebastián de Benalcázar recorría la plaza en su caballo, riendo a carcajadas. En el mismo caballo en cuyas ancas hoy le lleva a usted gritando ‘Viva Quito’.



Guayaquil tiene sus fiestas octubrinas, en recordación del valeroso y digno 9 de Octubre, en que acabó con el dominio español. Cuenca canta y baila en sus fiestas novembrinas en homenaje de aquel 3 de Noviembre en que acabó a la brava con el yugo impuesto por aquella España feudal y ultracatólica. Y así las demás ciudades, orgullosas de su historia. Mientras tanto, Quito celebra el advenimiento de una ciudad fundada en tierra arrasada y saqueada por sus conquistadores, esto cuando entre sus numerosas glorias tiene un 10 de Agosto de 1809 y un 24 de Mayo de 1822, que debería celebrarlas por lo alto, masivamente en medio de danzas, poemas y canciones, como corresponde a los hechos de la libertad de los hombres y la independencia de los pueblos. Pero celebrar el 6 de Diciembre...



Bueno, seamos indulgentes, no culpemos de este desaguisado a los hombres y mujeres del común, sino a quienes, desde el trono municipal y otros tronos, no han sido y no son capaces de orientar a la ciudadanía en el espíritu de una verdadera quiteñidad, de lo que se han aprovechado los mercaderes sin patria y los políticos antipatria para imprimir en la comunidad el sello de la cursilería y la inconsciencia cívica.



A propósito, los quiteños y quiteñas de hoy (así como los monos y chagras que viven en la capital) deberían saber que hasta los primeros años 60 del siglo XX, el 6 de diciembre pasaba casi desapercibido, a no ser por las necesarias crónicas de la historia.



Pero en 1963 la CIA nos montó encima una tiranía vil, corrupta y mediocre a título de Junta Militar. presidida por el contralmirante Ramón Castro Jijón, y fue esta dictadura la que promovió en grande las fiestas de Quito, iniciándolas con un gran negociado que consistió en una compra millonaria de bebidas alcohólicas que se distribuían gratuitamente en todas las esquinas para goce y lucro de un industrial apodado ‘Paico Salvador’, compadre de los borrachines de palacio. La gente, tambaleándose al grito de ‘Viva Quito’, obligaba a los transeúntes y a los asombrados turistas extranjeros a beber a pico de botella en media calle.




Fuente: EL TELÉGRAFO



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