Hasta 2010, el 5,5 % de la población no estaba registrada - 236.839 se han inscrito en 3 años - Notario ayuda en la labor
De los 14'483.499 habitantes que tiene Ecuador, el 80% tiene cédula de identidad, mientras que 2'939.165 (20%) no cuenta con ese documento, según el último censo poblacional realizado en 2010.
De ese 20% de la población que no tiene el documento de identificación, 2'777.921 está inscrito en el Registro Civil (RC), mientras que 161.244 (5,5%) no lo están.
"El nivel de subregistro en el Ecuador es -según el Censo 2010- el 5,5% a nivel global. Sin embargo, la concentración mayor está en el rango de 0 a 4 años, con un 90%", señala el Programa de Registro y Cedulación "Ecuador Ponle tu nombre", impulsado desde 2007 por la Vicepresidencia de la República, en coordinación con otras entidades.
Una realidad que también se refleja en las 175 declaraciones de escrituras públicas que el notario 13 de Guayaquil, Virgilio Jarrín Acunzo, ha realizado dentro del programa "Identidad para todos", que lleva adelante a través del Club Rotario Guayaquil Urdesa, desde 2004.
Mediante ese servicio, decenas de personas (mayores de edad) han logrado visibilizarse en la sociedad, obteniendo su cédula de ciudadanía. Con ello, gozar de beneficios que antes no tenían, como el bono de desarrollo humano, Manuela Espejo o la afiliación al Seguro.
"La mayoría son gente abandonada, muchas veces dicen que no conocieron a sus padres. Como son así no hay quién los inscriba, por lo tanto la ley permite que con la declaración de dos testigos, se los inscriba con los apellidos que ellos dicen que tienen", explica Jarrín. Pero, otra de las causas por las que no se han inscrito son la pobreza, descuido e irresponsabilidad.
Hasta mayo de 2012, el servicio que brindaba era gratuito, pero, por disposiciones gubernamentales -que ordenó que cada acto notarial tenga un valor determinado- ahora debe cobrar 13,28 dólares.
Ha recibido a jóvenes desde los 18 años, hasta personas de la tercera edad. Un 25% de quienes han solicitado su servicio, son mayores de 65 años. Ellos temen que al morir los echen a una fosa común.
Pero, la mayoría son mujeres, de escasos recursos económicos y afroecuatorianos que no saben leer ni escribir.
Su firma es la huella digital del dedo pulgar. El mensaje de ayuda es transmitido unos a otros. Hombres o mujeres que han llevado a parientes o conocidos.
"He tenido hasta sordomudos... sus testigos son los que hablan por él", cuenta Jarrín.
La fundación A.E.I. (que atienden a personas con cáncer) también lo ha solicitado para registrar a pacientes que van a morir y que no tienen cédula de identidad.
Jarrín busca difundir el programa, para que el Colegio de Notarios haga conocer a sus demás colegas y así lograr que la identidad sea para todos.
Fuente: EXPRESO
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