domingo, 5 de febrero de 2012

Una ciudad que nació y vive en torno a la plaza central

***SNN


Historia urbana

No hay cines, ni centros comerciales, por lo que los concordenses han transformado su parque en el sitio de encuentro predilecto, donde se intercambian las experiencias del trabajo.

Los lugareños extrañan el parque, cuya remodelación está en marcha. Foto: José Morán | El Telégrafo josé morán |  El Telégrafo
Los lugareños extrañan el parque, cuya remodelación está en marcha. Foto: José Morán | El Telégrafo josé morán | El Telégrafo

 

“La tierra es generosa”, afirma Fernando Mejía, empresario agricultor del sector del bosque La Perla de La Concordia. Esa es la forma personal que tiene cada uno de los propietarios de terrenos cultivables de la zona para justificar su éxito. “Estoy seguro de que el costo de la parcela es el más caro de todo el país por su increíble productividad”.


Las tardes de los fines de semana siempre se reúne con sus amigos en la esquina del parque Central, pero ahora no lo hace porque la plaza está bajo remodelación.


El parque es el lugar donde todos comentan cómo les ha ido en la hacienda, cuáles son sus problemas y qué soluciones adoptarán. Pero también se ha convertido en el escenario de la tertulia y del debate político porque allí cada concordense ha hecho apuestas de lo que pasará en el futuro, tomando en cuenta la consulta popular de hoy.


Mejía recuerda esas conversaciones con una gran sonrisa. Sin dejar de mirar el reloj y ajustarse la mangas de su inmaculada camisa blanca aterciopelada relata que los concordenses son personas independientes desde todo punto de vista. Bajo este argumento justifica los hasta hace poco cotidianos cierres de vías.


Indica que La Concordia tiene una partida de nacimiento especial. “Con machete en mano nuestros padres abrieron camino y doblegaron la selva que había aquí. Nadie creía que podríamos salir adelante y ahora es el primer productor, no solo cultivador, del aceite de palma africana”, cuenta.


Este criterio es compartido por Sigilfredo Mera, quien eleva el pecho cuando personas de otras partes llaman a sus paisanos “renegados y relajosos”. “Hemos alcanzado nuestra independencia con inteligencia. Simplemente no nos dejamos ver la cara de nadie. Si queremos atención reclamamos por todos los medios, y paralizar es una opción no descartada”, afirma.


Marco Mendieta es nieto de uno de los fundadores de esta ciudad. Recuerda lo que le decía su abuelo con vehemencia. “Me contaba que La Concordia se hizo realidad gracias al alcalde de Esmeraldas, que regaló 4 hectáreas para que se asentara la población. Y fue justamente alrededor del parque central donde se construyeron las primeras casas”.


No sabe por qué el cantón se llama La Concordia, pero puede ser porque en esta zona había asentadas familias alemanas, americanas y japonesas, que llegaron huyendo de los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Concordia significa unión y aceptación.


La gente en la ciudad se dedica principalmente al comercio. Los sitios de diversión están cerrados por la ley seca. Otros puntos de encuentro son las canchas deportivas y piscinas naturales. No hay centros comerciales, ni salas de cine, por lo que la población espera la rápida apertura del parque central que está en remodelación.


Las personas trabajan en el día y en la noche, el ambiente es de recogimiento. En ambiente normal, la avenida principal tiene decenas de puestos de comida que están abiertos hasta altas horas de la noche. ¿La razón? Recibir a los choferes y pasajeros de los buses interprovinciales. Y es que La Concordia es un paso obligatorio para los vehículos que van al norte del país.


De ahí que cuando los concordenses cerraban la carretera la comunicación terrestre del país se veía severamente afectada.


Manuel, un joven de 19 años que prefiere omitir su apellido, conduce una tricimoto. Él acepta que no hay muchos sitios de esparcimiento en la ciudad, pero como todas las personas de su edad “somos muy creativos para pasarla con los amigos departiendo”.


Debido a la coyuntura electoral, los vecinos de La Concordia hablan muy discretamente. Prefieren no hacer pública sus opiniones, especialmente las que tienen contenido político. Es que temen vendetas de alguno de los grupos enfrentados.


El medio de transporte masivo de la ciudad es la tricimoto “y cuando acordamos reunirnos, todos de a poco pasamos el dato del sitio o la casa donde será el encuentro”, indica.




Fuente: EL TELÉGRAFO*




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