viernes, 24 de febrero de 2012

“Era muy pequeña y usar anticonceptivos... no pude”

***SNN




Andrea  y su hija de diez meses viven ahora con los padres de la menor; ella espera regresar al colegio cuando su niña cumpla un año de edad. Foto: Pilar Vera |  El Telégrafo
El 17,2% de las adolescentes del país, entre los 15 y 19 años, ha tenido ya un hijo; así lo revelan las cifras del último censo de población y vivienda realizado en el 2010. Una de estas mujeres es Andrea, quien cuenta cómo vivió, con su madre, la maternidad.
 
 
Andrea y su hija de diez meses viven ahora con los padres de la menor; ella espera regresar al colegio cuando su niña cumpla un año de edad. Foto: Pilar Vera | El Telégrafo
 

“La chiquita llegó desnutrida y mi hija golpeada por ese muchacho que siempre fue un bueno para nada. Como ella no trabajaba, el marido le dijo que se fuera a un chongo”, recuerda Alicia Soldán.


Su hija Andrea regresó a Guayaquil, a inicios de este año, huyendo. Con trece años apenas, ya está separada de su pareja y lleva en su regazo a una niña de 10 meses.


Alicia comenta que el padre le pegó a la niña cuando se enteró de su embarazo. “A mi hija sí le gustaba estudiar, pero nosotros nunca la dejábamos ir a las fiestas de las amigas porque a mi marido no le agradaban esas cosas”, relata, sentada en la sala de su casa de caña.


“Yo conocí a Alexis cuando estaba en séptimo año de la escuela; me enamoré y nos fuimos a vivir a 24 de Mayo, en Manabí”, se sincera Andrea, que va contando su historia mientras vadea el profundo fango que rodea su casa.


Conoció a su primer y hasta ahora único novio cuando regresaba caminando de la escuela Leila Araujo; y se escapó con él (Alexis), quien es sobrino de una vecina y estaba de visita en la ciudad. Pasaron dos meses de convivencia y quedó embarazada. Esta relación duró, en total, poco más de un año.


“Yo sí quería tener mi bebé”, se conmueve.


“Es una niña. No sabe hacer nada: ni cocinar, ni lavar y menos cuidar a un bebé; cuando todavía estudiaba en la escuela lo único que hacía era lavar los platos”, se queja su madre, mientra la hija espera que Ashley cumpla un año de edad para matricularse en el colegio nuevamente, aunque a su padre no le gusta la idea porque cree que si la deja ir otra vez puede conocer a otro hombre.


“Género” y “educación sexual” son dos cosas que en la escuela Andrea jamás escuchó. Por el momento, no tiene ningún deseo de estudiar en la universidad. “Yo quiero trabajar”, asegura.


Ashley nació a los siete meses en el hospital Enrique Sotomayor. “Los doctores me dijeron que tenía el útero muy pequeño, por eso se me adelantó la niña”, explica Andrea, mientras su mamá detalla las condiciones en que nació su nieta: “Él no dio ni para la clínica, todo lo pagamos nosotros; yo me enteré de que mi hija regresó a Guayaquil porque en el barrio me dijeron que estaba aquí”.


Alicia es ama de casa y ahora su esposo también trabaja para cubrir los gastos de la bebé. “Yo me separé porque Alexis me pegaba. Él trabajaba como cocinero los cinco días, regresaba los fines de semana y era muy celoso”, señala la adolescente, trigueña y de ojos vivaces; no sin antes aclarar, tajante, que ya no quiere tener más hijos.


“Yo sí intenté cuidarme, pero en el subcentro de salud me dijeron que no podía usar pastillas anticonceptivas porque era muy pequeña y los condones... pues no sé”.


En 24 de Mayo vivió con sus suegros, que -asegura- hasta le dijeron que valía menos que la mierda. Su madre recuerda indignada cómo la niña escuchó duras frases por no saber cocinar: “hasta la pared sirve más que tú, porque sostiene la casa”.


Alicia tiene tres hijos, dos de ellos varones, el mayor de diecisiete, y el menor de cinco.  “Nosotras la apoyamos, yo siempre le hablé de sexo...”, se devana los sesos la madre pensando en por qué esto pasó. Y continúa con su introspección: “Quizá, no sé, para el papá de ella siempre fue difícil expresarle afecto físico porque él es hombre y ella es mujer”.


Andrea no quiere retornar a la casa de su pareja, a quien conoció cuando tenía once y él dieciséis. Dos años antes, su mamá intentó que regresara, buscó ayuda del Instituto Ecuatoriano del Niño y la Familia, pero le dijeron que no podían hacer nada.


Su hija volvió sola a Guayaquil, asustada por los golpes, y como no tenía dinero tuvo que pedirle al chofer del bus que la trajera de favor.


Ministerios proponen un plan intersectorial

En el Ecuador, de cada 1.000 niñas, hay nueve mamás.
Es decir, en la actualidad existen en el país 3.684 menores de edad que han dado a luz.


Esta situación es alarmante entre las adolescentes: el 17,2% de chicas de entre 15 y 19 años es madre, lo que equivale a que de cada 1.000 adolescentes, 172 han tenido al menos un hijo.

  
Tomando en cuenta dichos antecedentes, tres ministerios presentaron ayer la Estrategia Nacional Intersectorial de Prevención del Embarazo Adolescente y Planificación Familiar (Enipla).


Las titulares del Ministerio Coordinador de Desarrollo Social (MCDS), el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) y el Ministerio de Educación presentaron ciertas líneas de acción que servirán, a su juicio, para fortalecer la prevención del embarazo entre las adolescentes.


Doris Soliz, titular del MCDS, aseguró que el Ecuador enfrenta graves problemas de salud pública: falta de acceso a planificación familiar, incremento de embarazos adolescentes y violencia sexual.


Para fundamentar sus declaraciones se basa en el Censo de Población y Vivienda 2010, el cual revela que un total de 121.288 adolescentes de entre 15 y 19 años dieron a luz al menos una vez.

 
El censo anterior, realizado en el 2001, detectó que el 19% de jóvenes ecuatorianas de entre 15 y 19 años era madre, es decir 118.264 mujeres entre 623.444.


La ministra de Salud, Carina Vance, señaló que es importante fortalecer la información para vivir una sexualidad plena y responsable.


En esa línea detalló las estrategias que se han establecido desde 2010.
Entre ellas mencionó la implementación de la línea 1800 445566, con 13 operadores para brindar atención gratuita.



Dijo que en 15 distritos del territorio ecuatoriano se han ofrecido 3.396 atenciones médicas y se ha ampliado la cobertura con 500 unidades de atención de orientación sexual.


Para el 2012 hay un presupuesto de $4,7 millones destinados solo al tema de métodos anticonceptivos.  


Ximena Ponce, titular del MIES, detalló que en 141 distritos se capacitó a 423 técnicos y que también fueron facultados 900 coordinadores y promotores de desarrollo infantil para trabajar en temas de derechos sexuales.
Por su parte, Gloria Vidal, ministra de Educación, indicó que además de fortalecer la formación inicial se creará un manual para padres y madres, que saldrá en los próximos meses.


Un total de 29 millones de dólares son destinados para ejecutar estas estrategias interinstitucionales.


Con ese presupuesto, las ministras pretenden reducir, a mediano plazo, en un 25% la tasa de embarazos en niñas y adolescentes.


Fuente: EL TELÉGRAFO*






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