lunes, 20 de febrero de 2012

Por qué me llamo león

***SNN

 

Esopo, fabulista griego, nos dejó en el siglo VI (a.C.) 393 fábulas. Los principales personajes son animales.

En el comportamiento de estos se proyecta, como moraleja, la conducta humana.

Una lectura actualizada de una fábula cuenta que los animales entregan al león el reparto de una presa. Él puede reservarse la porción más grande, no solo “porque se llama león”, sino porque los otros animales rehúsan el dolor de pensar como ovejas interesadas solo en encontrar pasto, cada una por su lado.

La fábula tiene concreciones actuales: 1. La sociedad garantista, en la que todos se comportan como leones, reclamando derechos sin deberes. Sin deberes todos los miembros están permanentemente insatisfechos.

2. La sociedad abortista: El feto es débil, exige cuidado, especialmente de la mujer. Feto y mujer tienen poca o ninguna fuerza; en consecuencia, al feto se le niega identidad humana y se ahoga su grito de vida con la afirmación de que es un tumor en el cuerpo de la mujer.

3. Padres de familia que se arrogan el derecho de decidir en la vida familiar, sin tener en cuenta a la madre y a los hijos. Él es “el hombre de la casa”.

4. Empresarios grandes y pequeños, que se asignan una parte desproporcionadamente grande de la ganancia, especialmente si los trabajadores no están sindicalizados.

5. Partidos políticos grandes que mezquinan a los menores su parte de poder proporcional en la vida política del país.

6. Colonizadores e invasores de ayer y de hoy que, considerándose más importantes y hasta modelo de otros pueblos, imponen su cultura y sus intereses. Sin la frontalidad del león, recurren al subterfugio de defensa de derechos humanos, concretizados en la democracia.

7. La concreción más inhumana de la fábula es la guerra, tribal o mundial. La guerra, sinrazón de la fuerza, consume grandes recursos para dejar un saldo de destrucción, evitable con diálogo.

Moralejas: a) Lo que nos distingue –o debiera distinguir– a los animales irracionales de los humanos es la capacidad de realizar gradualmente con el bálsamo de la gratuidad una combinación de derechos y deberes. La fe cristiana mide derechos y deberes con el metro de la gratuidad: “Jesucristo, aunque tiene el mismo ser de Dios, se hizo servidor” (Filipenses 2, 5-7).

b) Separar los derechos de las obligaciones proporcionales, desligar la libertad de la responsabilidad, conduce al subdesarrollo integral.

c) Partiendo de la igual base, correspondiente a la común dignidad humana, todos debemos contribuir al bien social. “El que no quiere trabajar que no coma” (San Pablo), y todos tenemos derecho de exigir solo esa parte proporcional a nuestra contribución.

d) Una educación en valores puede gradualmente fundamentar la convivencia estable entre el león y la oveja, entre derechos y obligaciones. No solo un león; no solo ovejas, a las que se puede mantener tranquilas con buen pasto y abrigo, sin libertad y creatividad.

En Ecuador se ha dejado de lado la educación en valores, (¿para ignorar la religión, que es su fundamento?).


Se pretende garantizar el orden público solo con la Policía.


Por: José Mario Ruiz Navas jmruizn@easynet.net.ec

Fuente: EL UNIVERSO*


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