Un clima cálido y húmedo, paisajes verdes, aves cantando y varios senderos por recorrer. Eso ofrece la parroquia de Lumbaquí, en el cantón Gonzalo Pizarro, de Sucumbíos.


Allí, se destaca un lugar pequeño, pero atractivo que encierra cierta mística que atrae a los visitantes. Es la ‘piedra de los monos’, como la conocen los moradores y se encuentra a no más de 20 minutos de la carretera principal que conduce a Nueva Loja.


El acceso es sencillo para los turistas. El primer tramo se recorre en automóvil y luego se hace una caminata de 15 minutos aproximadamente. El camino recibe a los turistas con un pintoresco río, que tiene un puente de madera.


Una vez que se cruza al otro lado de este pequeño afluente, se recorre un sendero típico de selva que tiene arbustos y matas de enredaderas.


A ambos lados de este camino, la vegetación crece enjuta y húmeda, impidiendo que las personas se desvíen y se pierdan.


Al final del trayecto se abre paso, a través de la vegetación, una gran roca. Por una escalera improvisada de madera se sube hasta la parte alta del peñasco que tiene una superficie plana.


El lugar está rodeado por vegetación y el sonido de las aves es intenso y atrae a los visitantes. Al bajar la mirada, los turistas se topan con petroglifos (imágenes talladas sobre la piedra) que representan a personas y monos.


Los guías del Municipio de Gonzalo Pizarro creen que fueron elaborados por los antiguos indígenas de la zona, quienes se sentaban en este lugar a observar a los primates.


Mientras los miraban iban tallando líneas y dibujando lo que veían. Aún no se han hecho estudios que expliquen, de manera certera, quiénes tallaron los petroglifos y cuándo se realizaron.


Pero la sensación de asombro y curiosidad que invade a los visitantes es un hecho.


Este es un recorrido corto, pero interesante que es recomendable no pasar por alto si usted se dirige hacia Nueva Loja u otros sitios de la Amazonía norte.


Otro lugar que se encuentra en la misma carretera que conduce a Nueva Loja se denomina Los Manantiales y está ubicado a unos 15 minutos de La Piedra.


Es un sitio de esparcimiento que cuenta con infraestructura para los visitantes.


Durante el viaje
Para ir hasta Lumbaquí, en Sucumbíos, desde Quito, se viaja en vehículo por la vía a Papallacta. No hay desvíos. Es recomendable ir en carro particular para llegar fácilmente a los sitios que va a visitar.   


Hay que tener cuidado en la vía, porque está en mal estado, debido a las lluvias y al tránsito de vehículos pesados.

El uso del repelente y bloqueador solar es muy necesario. Así se evitan las picaduras de los insectos, que abundan en la zona.

Es aconsejable llevar zapatos de caña alta y de buen labrado, porque el terreno es resbaladizo y en el camino pueden aparecer animales venenosos.

No se debe tocar a los animales silvestres ni apoyarse a los árboles, ya que pueden causar afectaciones a la piel y a la salud.

La entrada a Los Manantiales cuesta 1 dólar y si los turistas desean acampar el valor se incrementa a USD 3. Lo hacen en un espacio amplio.

Para descansar
En Los Manantiales se ofrecen piscinas artificiales y toboganes para que los niños jueguen y se diviertan durante el paseo.

Los adultos utilizan las parrillas que se encuentran en diferentes puntos del lugar para preparar un almuerzo. En Nueva Loja se ofrecen varios platos típicos, como el maito.


También es posible bañarse en el río que rodea Los Manantiales. A las mujeres les gusta hacerlo antes de la cascada porque las paredes del afluente están compuestas de arcilla, pues se la untan sobre la piel.


Según los propietarios de este lugar, esta arcilla tiene una función limpiadora y deja la piel sin impurezas y suave.


Los hombres prefieren la parte baja del río porque pueden nadar en contra de la corriente para relajar los músculos y llegar hasta la cascada.




Fuente: EL COMERCIO*