Julio me enamoró con su forma de ser. Con su insistencia, con su romanticismo, con su ternura.


 Cuando lo conocí yo tenía 17 y él 29 años. Fue en Caracas. Aunque soy ecuatoriana, vivía en Venezuela. En ese país vivimos ‘JJ’ y yo. Con la canción ‘Amémonos’ me conquistó. Las letras decían que sin conocerme, ya presentía que me iba a conocer. “Mi Chaparrita”, me llamaba siempre.


‘JJ’ no era un borracho, como todos dicen. A mí me enferma escuchar que se diga eso. Cierto es que él no le negaba un trago a nadie. En una reunión, si él tenía que tomarse un trago con cada uno de los 50 invitados, él lo hacía.


Lógicamente, después de eso quedaba un poco borracho, tampoco era Superman.


Pero cuando él estaba en la casa trabajando, encerrado 3 meses, no tomaba. En nuestro hogar nunca había alcohol.


Él no murió enfermo de cirrosis, por alcohólico, como también dicen. Él lo que tenía era un fuerte dolor de la vesícula. Lo operaron en Ecuador de esa dolencia.


Sus últimos años los vivimos aquí. Murió de tres paros: uno renal, otro respiratorio y un cardiaco, que fue el que lo mató. Los tuvo luego de la operación. El doctor Domínguez, que lo atendió, me dijo que tenía el hígado sano.


Pero de eso no me gusta hablarles, me pone muy triste. 16 años fueron los que estuvimos juntos, hasta que la muerte se lo llevó.
Prefiero hablar del ‘JJ’ músico, el que compuso e interpretó tantas canciones hermosas.


En Venezuela lo llamaban ‘El Sentimental de América’. En México ‘El Maestro’. Aquí, en Ecuador donde ahora vivo, ‘El Ruiseñor de América’.


Cuando vivimos en México, él no podía ni salir a las calles. Las chicas eran terribles, se le abalanzaban, le enviaban cartas con sus fotos y una nota diciendo: “Cuando quieras y como quieras”.


Yo les contestaba las cartas. Se dice que Julio era mujeriego. No creo. Él no estaba atrás de las mujeres. Ellas estaban detrás de él.
Se habla de que fueron 27 hijos que tuvo. Él, la verdad, nunca le negó su apellido a ningún hijo. Solía decir: “Dinero yo no tengo, pero apellido sí les puedo dar”.


En cada país al que llegábamos le decían que le tenían un hijo. Él lo veía. “¿Será o no?”, pensaba.


No era su culpa sino de las mujeres que lo seguían demasiado.
Conmigo tuvo un hijo: Julio Alfonso Jaramillo Arroyo. Ahora tiene 35 años e interpretó a su papá en la serie de César Carmigniani, en 1996, sobre la vida de ‘JJ’.


En junio va a estrenarse una nueva serie de 14 capítulos, en TC Televisión con el mismo director. Todavía no sabemos quién va a hacer de Julio Jaramillo.


Si gusta en Ecuador, se alarga a 20 capítulos y se la vende afuera.
Actualmente estoy emprendiendo una demanda por USD 5 millones al diario ‘PP’. Vendieron unos discos suyos sin pedirme autorización. Yo soy la dueña absoluta de sus derechos.


En realidad, nadie pide permiso. Todos lucran con ‘JJ’ y yo ni siquiera tengo casa propia. Alquilo un departamento en el centro de Guayaquil. Quizás no heredé dinero de él, pero tengo una riqueza como esposa que no tiene valor. Quedé viuda a los 31 años y decidí no volverme a casar con nadie.


HOJA DE VIDA
Nancy Arroyo
Su experiencia. 65 años. Viuda de Julio Jaramillo. Posee sus derechos musicales. Tuvo un hijo con él.
Su punto de vista. “Julio Jaramillo no era un borracho, como todos dicen”.



Fuente: EL COMERCIO*