sábado, 24 de diciembre de 2011

A un año de accidente con 39 muertos y 43 heridos; ‘lección’ sirvió a medias

***SNN



PORTOVIEJO-SAN ISIDRO

LA CRESPA, Manabí. Familiares de los fallecidos en el accidente de un bus de la cooperativa Reina del Camino visitaron desde las 07:00 de ayer el lugar de la tragedia, suscitada el 24 de diciembre del 2010. En la capilla del sector se ofició una misa


El 24 de diciembre del 2010, hace un año, el país enfrentó un doloroso inicio de la Navidad. El bus 57 de Reina del Camino, que viajaba con 82 pasajeros, el doble de su capacidad, desde Quito hacia la parroquia San Isidro del cantón San Vicente (Manabí), cayó a un abismo de 110 metros. La tragedia dejó 39 muertos y 43 heridos. Se convirtió en el accidente más grave del 2010 en rutas ecuatorianas y se dio a las 02:45 de aquel día, al final de La Crespa, en el tramo El Carmen-Flavio Alfaro.


Un año después, los 138 buses de Reina del Camino siguen rodando, pese a una decisión de la entonces Comisión Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre y Seguridad Vial (Cntttsv) –adoptada el 11 enero del 2011–, de revocar definitivamente las frecuencias de esa empresa.


Un recurso de amparo de protección del Juzgado Primero de la Niñez y Adolescencia del Guayas, le permitió a la empresa, el 17 de enero, volver a rodar luego de casi tres semanas de suspensión. Inicialmente, Ricardo Antón, en ese entonces director de la Cntttsv, la suspendió temporalmente.


El argumento para la sanción fue que el bus rodaba en condiciones mecánicas deficientes; había salido sobrecargado de la terminal terrestre de Quito y el chofer de esa unidad, Luis Edilberto Chávez Vergara, no contaba con licencia y solo utilizaba documentación falsa.


Antón incluso apeló la decisión judicial y se ratificó en la revocatoria definitiva de la frecuencia. Frente a ello, los abogados y dirigentes de Reina del Camino acudieron a otro recurso. Plantearon la nulidad de la revocatoria ante el Tribunal Contencioso Administrativo para Manabí y Esmeraldas, con sede en Portoviejo, que aceptó al trámite, el que continúa.


Carlos Gómez, secretario de la Unión de Cooperativas de Transportes de Pasajeros de Manabí, reconoce que la cooperativa siguió operando gracias a esos recursos.


Del tema, los directivos de Reina del Camino no quieren referirse, y mucho menos de cómo avanza el proceso en el Tribunal Contencioso Administrativo. Tampoco se obtienen respuestas del director de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT, que reemplazó a mitad del 2011 a la Cntttsv), José Antonio García, quien indica que tiene prohibido dar declaraciones a la prensa.


Luego del accidente de diciembre, la Policía y los directivos de la hoy ANT anunciaron controles rigurosos para que los buses interprovinciales no lleven pasajeros de pie. Aquello se cumple a medias, especialmente en Manabí.


Viernes 23 de diciembre, un ejemplo. Un solo gendarme custodia la salida de buses desde toda la terminal terrestre de Portoviejo. Es Kelvin Mendoza y verifica visualmente los neumáticos y afirma: “Desde luego que no es suficiente un solo policía, pero sí tenemos apoyo de agentes de la Unidad de Investigación de Accidentes de Tránsito, quienes verifican también el estado de las llantas”.


Johnny Jurado, jefe de Operaciones de la Policía de Manabí, indica que se asignan más efectivos en la noche. “Especialmente las personas viajan más en la noche y enfocamos más el control”, afirma Jurado, quien asegura que existe control policial en las carreteras.


Pese a ello los buses viajan con decenas de pasajeros de pie. Un ejemplo: el martes 20, 14:30, el bus disco 4 de la cooperativa Vuelta Larga, cumple la ruta Manta-Portoviejo, los asientos van repletos y sigue recogiendo pasajeros.


David Mendoza, de la Unión de Cooperativas, reconoció en una entrevista concedida al diario La Hora en Manabí de que han solicitado a los organismos de control de tránsito la posibilidad de llevar hasta 10 pasajeros de pie, especialmente en rutas cortas intercantonales. Jurado dice que es imposible pues sería infringir la ley.


Mientras en San Isidro, de donde eran oriundos la mayoría de ocupantes del bus accidentado, esperan se cumplan todas las ofertas de atención social.


El presidente Rafael Correa llegó a la parroquia a inicios de enero, se solidarizó con los familiares de los fallecidos y se reunió con dirigentes comunitarios y familiares. Se comprometió a la entrega de casas, reconstruir la vía hacia San Vicente, ambulancia, carro para el cuerpo de bomberos, construcción de una escuela en el sector de la Chonta. La entrega de casas a los parientes se han cumplido en un 90%.


Lo otro se espera, dice Danilo Cueva, dirigente, pues no llegan ni la ambulancia ni el carro para los bomberos.



Alfredo aún sufre por la pérdida de sus padres y hermana


SAN ISIDRO, Manabí. Alfredo Marquinez y su abuela Ladys Ferrin visitaron ayer a sus familiares en el cementerio.


Alfredo Marquinez Reyes tiene 13 años y es uno de los 43 sobrevivientes que dejó la tragedia de Reina del Camino, hace un año. De ellos, es el único que reside en San Isidro, parroquia de San Vicente. Es un chico tímido y respetuoso, dice su abuela, Ladys Ferrín, quien señala que le inculca respeto a los adultos y amor a sus estudios, “ya que eso lo ayudará a salir adelante en su vida”.


Alfredo quedó huérfano en el accidente, en el que murieron sus padres, Ángel Marquinez (39 años) y Marisol Reyes (35), y su hermanita Annabell (3). Al igual que el menor, Marilene Vega, de 8 años, también perdió a sus padres y hermana, pero ahora reside fuera de Manabí con otros parientes.


Marquinez es callado. Cuando algún extraño le pregunta algo, sonríe y asienta la cabeza para responder. Sin embargo, cuando su primo y mejor amigo, Alexander, le hace preguntas, aflora la inquietud típica de los chicos que pasan de ser niños a adolescentes.


Ladys Ferrín llora y ríe al ver a su nieto. Sus sentimientos se enfrentan, ya que en época de Navidad se le vienen los recuerdos de sus seres queridos, parte de los 39 fallecidos en el accidente. En el caso de su nieto no le quedaron lesiones físicas, pero en el brazo izquierdo se notan pequeñas secuelas de haber sido parte de uno de los accidentes de tránsito que más vidas ha cobrado en el país.


El menor estudia en el colegio Técnico San Isidro. Una camioneta con cajón de madera lo lleva a clases. Luego de sus tareas se distrae en la computadora que le regaló su tío Byron, quince días después de la tragedia. Él lo representa en el colegio y es el apoderado legal.


Habla poco del accidente en el que perdió a sus padres. Dice que le molesta la injusticia. Por eso de adulto quiere ser policía. Hace un año, con su familia tomó la unidad 57 de Reina del Camino en Quito para dirigirse a San isidro a la reunión familiar de Navidad. Habían dejado su casa en la Mitad del Mundo, en el norte de la capital.


“Lo único que recuerdo es que gritaba pidiendo ayuda; me dolía mucho el brazo, mi mamá y mi papá no me respondían. Unos bomberos me rescataron y me llevaron al hospital. Fue algo terrible cuando estaba en El Palmar y ver tanta gente y varios muertos, entre ellos mis padres y mi hermanita”, relata Alfredo Marquinez.


La abuela Ladys recuerda su presentimiento del día 23 de diciembre del 2011. “Me sentía sofocada, algo no estaba bien. En un momento pude observar en la cocina que un bulto blanco corrió de un lado a otro, grité y lloré”, recordó Ladys. A la mañana siguiente llamó a su hijo a su celular y “alguien que se identificó como policía me dijo que mi hijo estaba muerto, él tenía grabado mi número telefónico como Mami Ladys”.


No dice más. Y llora como lo ha hecho en repetidas ocasiones durante todo el año.


Diciembre 24 para ella y la familia Marquinez Ferrín es un día de profunda tristeza. Ladys afirma que en esta fecha también marca la muerte del jefe de la familia, Ángel Marquinez, su esposo, quien falleció de cáncer el 24 de diciembre del 2007, y la de Ángel, su hijo; Marisol, su nuera, y Annabell, su nieta, en el 2010.


“Cuando los recuerdo, abrazo a mi nieto. Lo veo como si fuera mi hijo”, dice entre sollozos Ladys. Comenta que la ayuda que les llegó consta de una casa para su nieto, del Miduvi; el MIES les dio dos colchones y sábanas con toldos. Pero eso no cura la herida aún viva. Ayer, ella y su nieto acudieron al cementerio a rezar por ellos.



Neptalí Palma y Juan Bosco Zambrano
Fuente: EL UNIVERSO*

1 comentario:

  1. q clase d "Nochebuena" fue esa?
    El regalo de navidad fue la orfandad de varios niños.
    o sea muy bien lo q pensó esa cooperativa.
    "si esos niños se trauman, o quedadan huérfanos, es su problema de ellos y a nosotros QUE NOS IMPORTA".
    "LOS FRENOS ESTABAN MAL, Q PENA, PÁGANOS CON TU ORFANDAD" ESPERO QUE NO HAYAN PENSADO ASÍ Y QUE NO OLVIDEN QUE VAN A SER 3 AÑOS.

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