El crimen de la universitaria María Fernanda F., registrado hace dos meses en un sector del norte de Guayaquil, es investigado por la Fiscalía como asesinato con agravantes.
Por la muerte de la joven de 20 años se abrió hace tres semanas una instrucción fiscal, en la que se inculpó a su ex novio.
Los familiares de la joven universitaria afirman que él la habría matado porque la celaba mucho.
“Los asesinatos de mujeres no son consecuencia de conductas patológicas del victimario, no son producto de la casualidad, en las muertes hay una intencionalidad del agresor”, dice la costarricense Roxana Arroyo, presidente de la Fundación Justicia y Género.
La experta abrió ayer el I Foro Nacional sobre Femicidio, que se desarrolla hasta hoy en el centro de Guayaquil. Según la profesional, en el femicidio, o el asesinato de mujeres por su simple condición de mujer, siempre hay como ingredientes el machismo, el ensañamiento, la tortura, la violación o la exposición.
El cuerpo de María Fernanda apareció envuelto en sábanas, con el cráneo destrozado, presumiblemente por golpes de un martillo, en el departamento que ocupaba el hombre identificado como su ex enamorado.
Dos días antes de ese crimen, otra mujer, madre de un pequeño de 6 años, había sido hallada con huellas de disparos, uno de ellos en la cabeza, dentro de un gabinete de belleza que administraba. Los familiares dijeron a la Policía que ella era frecuentemente amenazada por el ex conviviente.
El femicidio, como delito, no está tipificado en el Código Penal de Ecuador. Las organizaciones que promueven la protección de los derechos de las mujeres exigen que el delito de femicidio sea incluido dentro del proyecto del Código Integral Penal que se discute en la Asamblea Nacional.
“La ideología sexista niega la violencia y la discriminación que se ejerce contra las mujeres, es una afirmación patriarcal en la que los cuerpos de las mujeres son cuerpos violables”, dijo Ana Lucía Herrera, presidenta de la Comisión de Transición del Consejo Nacional de la Mujer en Ecuador.
Al no estar tipificado como delito, la Fiscalía no lleva registros estadísticos sobre los casos en el país. No obstante, según organizaciones como el Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), ocho de cada 10 mujeres sufre o ha sufrido algún tipo de violencia en el país.
En su intervención en el primer día del Foro, Arroyo precisó que la violencia contra la mujer proviene principalmente de tres actores: la familia (padres, hermanos, tíos, etc.) la comunidad (conocidos); y el propio Estado. Las políticas estatales que permiten la impunidad”, dijo Arroyo, son también parte del problema.
Tatiana Ortiz, directora del Cepam Guayaquil, sostuvo en la apertura del foro que los casos denunciados de asesinatos de mujeres aún son considerados, por los mismos entes encargados de impartir justicia, como “crimen pasional”, producto de los “celos”.
“Esa forma de abordar los crímenes promueve que los casos de femicidio queden invisibilizados. Afortunadamente hoy hay mayores espacios donde pueden recibir atención las víctimas de violencia sexual”, dijo Ortiz.
El Foro concluye hoy con las exposiciones de Roxana Arroyo, quien hablará de las experiencias en América Latina sobre la incorporación del femicidio como figura penal; y la factibilidad de inclusión del femicidio en el proyecto del Código Integral Penal.
Apoyo para las víctimas
En el país existen los centros de Protección de Derechos, que cuentan con las salas de primera acogida. Estas prestan atención psicológica y médica a las víctimas de violencia.
En Ecuador hay alrededor de 82 centros de Protección de Derechos en el país. Unos 20 de ellos están en Guayaquil.
El Cepam en Guayaquil atiende de 30 a 40 casos mensuales de violencia contra la mujer. Muchas de las víctimas son menores de edad.
Fuente: EL COMERCIO*
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