miércoles, 30 de octubre de 2013

¿Qué pasa después de la muerte?

***SNN





Por Nancy Bravo de Ramsey
nancy_bravo_deramsey@hotmail.com


Ya finalizando el año, cuando nos encontramos a la puerta del Día de Difuntos, nos viene a la mente la partida de nuestros seres queridos y sin haber superado aún el dolor de su ausencia -que eso jamás se logrará-, ansiamos conocer qué será de ellos, en qué circunstancias están, a qué se dedican, en qué compañía se encuentran. Porque tal vez buscando el consuelo que no llega, me aferro a la idea de que existe vida más allá de la muerte, pues me resisto a creer que una existencia valiosa y bien amada desaparezca del mundo sin dejar saber de ella.



¿Y qué se pensaba que sucedía en el más allá, en las civilizaciones antiguas de la humanidad? Los egipcios creían que  después de la muerte, el alma, representada por el corazón del fallecido, era pesada por Osiris, de modo que este debía pesar menos que la pluma de Maat. 



El dios Thot tomaba nota, destacando si las virtudes del muerto eran mayores en peso que los vicios del fallecido, para entonces permitirle continuar su vida en los campos de Aaru. Pero si en el juicio de Osiris se descubría que el difunto no había obrado con bondad durante su existencia, el monstruo Ammit lo devoraba, perdiendo así el derecho a la vida eterna.



A su vez, para la mitología griega, en el tema de la muerte y el paso al más allá, tenía especial importancia la figura de Caronte y su tarea de pasar en su barca a las almas de los difuntos al otro lado de la laguna Estigia, cruzando el río Aqueronte a través de la puerta del Hades. En frente de ella se encontraba el can Cerbero, un perro de tres cabezas que guardaba la entrada y asustaba a las almas recién llegadas. 



Caronte elegía a sus pasajeros de entre la muchedumbre que se encontraba a la orilla del Aqueronte, seleccionando siempre a aquellos que, por sus virtudes, merecían un entierro adecuado y, además, podían pagar el viaje. Por esto en la antigua Grecia se enterraban  los cadáveres con una moneda bajo la lengua.



Y llegamos finalmente a la concepción espiritista de lo que sucede más allá de la muerte. En este caso, son los propios espíritus los que han dado explicaciones sobre el tema -nos afirman-, a través de la psicografía, por intermedio de médiums; asimismo, por la transcomunicación instrumental, los  espíritus  se comunican a  través de aparatos electrónicos. 


Ellos han informado que el otro lado de la vida es muy parecido a la vida terrena. Ningún espíritu queda vagando en el espacio. Para los espíritus -explican- el mundo espiritual es tan real y dinámico como lo es el mundo físico para nosotros.



Aseguran miembros del grupo espiritista, que “muchos espíritus han relatado a través de la mediumnidad, sus dramas y sufrimientos por causa de la desesperación de los parientes y amigos después de la muerte de un ser querido. 



Ellos sostienen que las lágrimas de sus familiares que quedaron en la Tierra, sus vibraciones angustiadas, llegan a ellos con mucha intensidad, provocándoles sufrimientos y grandes  aflicciones. 


Por eso, delante de la muerte, la actitud de los presentes debe ser de respeto, serenidad, equilibrio y, por encima de todo, oración. El recién desencarnado necesita  paz y  mucha oración”.



Fuente: EL TELÉGRAFO



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