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Aunque parezca inverosímil, el pequeño David ecuatoriano ha derribado varias veces al Goliat “revuelto y brutal que nos desprecia”
Por Jaime Galarza Zavala
jaigal34@yahoo.es
Un golpe artero contra Ecuador acaba de asestar el dinosaurio petrolero Chevron-Texaco con la apertura del juicio en que se acusa a los 30 mil pobladores amazónicos y al grupo de abogados, ecuatorianos y norteamericanos, que valerosamente los representa y defiende en su ya larga lucha contra la acción mortífera y contaminante que desatara el monstruo a lo largo de 28 años.
Es fácil presumir que el juez Kanagan, de antecedentes racistas y deshonestos, fallará conforme los apetitos de este consorcio, que simboliza lo peor del capitalismo salvaje y del imperio caníbal. El malévolo y habilidoso juicio se da como respuesta a la sentencia dictada por la Corte de Sucumbíos, que ordena el pago de 19 mil millones de dólares por la contaminación ambiental causada por sus operaciones irresponsables y antitécnicas, lo que ha ocasionado numerosas víctimas de cáncer y otros males.
Decimos que este golpe se da contra Ecuador todo porque, si bien el juicio contra los depredadores no lo inició el Estado sino el conjunto de los afectados, tanto el Gobierno como la comunidad nacional respaldan decididamente esta causa, tan justa que hoy merece también el público respaldo de personalidades norteamericanas, como la cantante Kerry, la alcaldesa de Richmond, tanto a favor de los demandantes como de los abogados, entre los que se destacan el compatriota Pablo Fajardo y el norteamericano Steven Dozinger.
Aunque parezca inverosímil, el pequeño David ecuatoriano ha derribado varias veces al Goliat “revuelto y brutal que nos desprecia”Por cierto, vencer a este dinosaurio de dos cabezas no será coser y cantar. Su poderío económico es tal que sus capitales sobrepasan los presupuestos sumados del Ecuador, Perú y Bolivia, para poner un ejemplo, en tanto que sus múltiples negocios relacionados con los hidrocarburos se extienden a 59 países en los cinco continentes, en todos los cuales llueven quejas, protestas y reclamos contra este consorcio, que goza de impresionante influencia en el Gobierno y el Congreso de Estados Unidos. Mas esto no debe amilanarnos.
Aunque parezca inverosímil, el pequeño David ecuatoriano ha derribado varias veces al Goliat “revuelto y brutal que nos desprecia”, como sucedió en el rechazo de Alfaro y los alfaristas a las pretensiones yanquis sobre Galápagos, o cuando la Asamblea Constituyente de 1944/45 resolvió que Estados Unidos nos devolviera las bases militares de Galápagos y Salinas, y más recientemente, cuando el gobierno de la Revolución Ciudadana acabó con la neocolonial base de Manta. Todo es cuestión de prepararse a una batalla dura y larga que habrá de terminar con la victoria ecuatoriana.
Para ello es necesario despertar y movilizar las conciencias. Hay mil formas de hacerlo. Un ejemplo: el reciente 10 de octubre, dirigentes educacionales y sectoriales de la Red del Sur de Quito y el Colectivo Patria y Cultura organizaron un movido acto en el colegio Consejo Provincial de Pichincha, con poesías, danzas y canciones, en el que las denuncias que presentaron Pablo Fajardo y Jaime Galarza sobre las atrocidades y maquinaciones legales de la transnacional fueron entusiastamente respaldadas por 600 estudiantes que corearon repetidamente la consigna que se va extendiendo por el país:
“Soberanía y dignidad, Chevron-Texaco nunca más”.
Fuente: EL TELÉGRAFO
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