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Según la pericia psicológica, el menor de 14 años expresó "angustia, únicamente asociada a la próxima internación en el INAU (no al fallecimiento) y alegría (´contento´) por la repercusión familiar".
Según pericia psicológica revelada en el auto de procesamiento, el menor (14 años) que mató a otro de 11 años, presentaba “respecto a la situación vivida, por un lado angustia, únicamente asociada a la próxima internación en INAU (no al fallecimiento) y alegría (“contento”) por la repercusión familiar en cuanto a la atención recibida por parte de sus padres”.
Desde los padres hacia el niño, existiría “desprotección y falta de atención”. Además, según el auto de procesamiento, el menor dijo: “Me encarnicé y lo maté”.
De acuerdo al resolución judicial, la familia de este menor habría tenido años atrás, “intervenciones de malos tratos los hijos”. El adolescente “presentaría dificultad para exteriorizar sus sentimientos. Tendería a asociar el llanto y la tristeza con la debilidad, característica que en su ambiente familiar es concebido como un defecto”.
El joven admitió que desde hacía tiempo estaba ofuscado con el adolescente muerto porque agredía a otros y lo terminaban culpando a él.
Por esta razón, y según añade el auto de procesamiento, resolvió invitarlo a ir al campo, a cazar pajaritos, y lo facilitó llevando al otro menor de 11 años, porque si no probablemente no hubiese ido solo con él.
Levantó un machete de su domicilio, y fueron junto a su hermanita de 5 años, y los otros dos niños hacia el monte “equivocado” –según expresó el indagado- para luego cometer el acto.
Fuente: DIARIO EL PAÍS (Uruguay)
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