martes, 12 de abril de 2011

Angostura despertó las sospechas entre el régimen de Ecuador y la Embajada de EE.UU.

***SNN

El bombardeo de Colombia a un campamento de las FARC en Angostura provocó que Quito y Bogotá rompieran relaciones durante más de dos años y medio.


(El Universo).- Correa (que estaba en campaña para las elecciones de abril del 2009) parece creer que tiene más que ganar con la controversia que buscando una solución significativa (al problema con Colombia).


Desde el bombardeo del Ejército de Colombia al campamento de las FARC en Angostura, ocurrido el 1 de marzo del 2008, las mutuas sospechas entre el gobierno de Rafael Correa y la Embajada de Estados Unidos en Quito se profundizaron. Eso, a pesar de las cordiales formas y de la prudencia de sus encuentros oficiales.


A dos días de la incursión, en la que murió el guerrillero Raúl Reyes, el presidente Rafael Correa le expresó a la entonces embajadora Linda Jewell su indignación por la violación de la soberanía, relata el cable 144050, originado en Quito.


Al mismo tiempo, el mandatario rechazó con vehemencia cualquier afirmación de que su gobierno tenga nexos con las FARC y aceptó las palabras de Jewell respecto a que el Puesto de Avanzada (FOL) de Manta no tuvo participación alguna en la operación militar colombiana, como habían sugerido algunos funcionarios ecuatorianos.


En esos días, el Gobierno se aprestaba a realizar una gira internacional exigiendo una condena para el entonces presidente Álvaro Uribe.


El jefe de Estado de Venezuela Hugo Chávez manifestó su “respaldo incondicional” a Ecuador, mientras que otros países, como Perú y Chile, tomaban una posición más conservadora e imparcial.


El 12 de marzo, según el cable 145522, se llevó a cabo otra reunión entre Linda Jewell y Correa. Ella le garantizó nuevamente a Correa que el FOL de Manta no tuvo participación alguna en el caso de Angostura.


El presidente, según el cable, visiblemente “más relajado” que en la cita del 3 de marzo, señaló su preocupación por declaraciones de funcionarios de Estados Unidos sobre las supuestas relaciones de su gobierno con las FARC y si bien expresó su aprecio por la solidaridad de Venezuela, aclaró que “los ecuatorianos somos otra cosa”.


Al final del cable se menciona que “Correa parece sincero”, aunque no está claro si sabía de las actividades de su ministro Gustavo Larrea (acusado de tener supuestos nexos con las FARC) o si este mantenía una agenda propia.


En Colombia, las autoridades sabían que las tensiones con Venezuela les obligaban a ser pacientes con Ecuador, aunque no esperaba ninguna mejoría en las relaciones con su vecino del sur sino solo hasta después del 28 de septiembre, día del referéndum para la aprobación de la nueva Constitución ecuatoriana. De acuerdo con el cable Nº 170699, originado en Bogotá, el vicecanciller colombiano de esa época, Camilo Reyes, señaló que Correa ha utilizado a Colombia para sus intereses políticos, visión que, según el despacho, habría sido compartida por el entonces secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.


En marzo del 2009, la Embajada –ya con Heather Hodges, al frente de la sede diplomática– hizo una evaluación del año transcurrido desde el bombardeo. En el cable 196401, se relata la satisfacción de Correa por la declaración de la OEA en el sentido de que las acusaciones de nexos con las FARC no tenían fundamento.


Al final, los estadounidenses manifiestan sus dudas sobre la intención real de reconciliación del gobierno de Correa, debido a que este estaba en campaña para la elección del 26 de abril de ese año (cuando logró la reelección). “Correa parece creer que tiene más que ganar con la controversia que buscando una solución significativa”.


El nombramiento de una comisión especial que investigue los hechos de Angostura, en marzo del 2009, fue un dolor de cabeza para Estados Unidos, que desde el inicio dudó de sus miembros, pues fueron elegidos por Correa y su trabajo era financiado por el Gobierno. “Es probable que el Gobierno utilice a la nueva comisión para desviar la atención de las acusaciones de vínculos FARC”, señalaba el cable Nº 200146.


Contrario a sus expectativas iniciales, en noviembre del 2009 la Embajada se muestra sorprendida ante las declaraciones del jefe de la Comisión de Angostura, Francisco Huerta, quien advertía que Ecuador se estaba convirtiendo en una “narcodemocracia”. El cable 233417 revela que los estadounidenses, basados en información preliminar, confiaban en que las conclusiones de la comisión no irían contra Estados Unidos ni incluiría el supuesto apoyo a Colombia en el ataque al campamento de las FARC.


Además, consideraban favorables algunos hechos. Por ejemplo, el que Huerta haya llamado terroristas a las FARC, pese a que el Gobierno nunca lo había hecho, así como los operativos que vinculaban al exsubsecretario Ignacio Chauvin, a los hermanos Ostaiza y a las FARC en el tráfico de drogas.


Pese a ello, la Embajada dejó espacio para la duda: “Si el informe final refleja realmente lo que hemos escuchado hasta ahora, creemos que el Gobierno (de Ecuador) tomará distancia de él o desacreditará a la comisión”, sostiene el cable.


El informe final fue presentado a principios de diciembre del 2009 y, entre otras conclusiones, señala que sí hubo apoyo de inteligencia desde el FOL de Manta para el bombardeo sobre Angostura.


La Embajada lamentó esa afirmación (cable Nº 239530), indicando que las dudas respecto a la influencia de las FARC y narcotraficantes en Ecuador, así como la indagación sobre las relaciones entre la guerrilla y varios funcionarios, fueron secundarias en el informe. En el despacho diplomático se advierte que en las 130 páginas del informe se hacen 88 menciones a Estados Unidos, “la mayoría son desfavorables”.


En el comentario, la Embajada dice que no ve nada nuevo en las acusaciones en contra del gobierno de Estados Unidos, “sino un refrito” de viejas denuncias, lo que, a su juicio, no es de extrañar debido a la falta de expertos en la Comisión. En el cable Nº 240727, del 18 de diciembre del 2009, los estadounidenses destacan el énfasis que hizo el oficialismo respecto a que, si bien hay que investigar a varias personas por sus supuestos vínculos con las FARC, el Gobierno no los tuvo.


Concluye: “lo más probable es que el informe, como otros, poco a poco se desvanezca con el menor daño al Gobierno (de Correa) y a las relaciones entre EE.UU. y Ecuador.

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