domingo, 25 de julio de 2010

Ocho días tuvieron ‘informantes’ para alertar a los narcos

***SNN
El Universo

A Fondo: Operativo Antinarcóticos
Cerca al área donde está el Frente 35 de las FARC

La Infantería de Marina San Lorenzo, en Esmeraldas, espera que dentro de poco tiempo el Consep les entregue en comodato el sumergible incautado en una zona inhóspita de ese cantón.

Hay al menos cuatro versiones que confrontan a la Policía de Antinarcóticos y a la Armada del Ecuador al explicar por qué demoraron ocho días para ingresar a la zona donde se halló un sumergible, presuntamente relacionado con actividades de narcotráfico, el pasado 2 de julio, pese a que las coordenadas donde estaba el aparato se las conoció ocho días antes, el 24 de junio.

Ese aparato de construcción mixta: fibra de vidrio y aleaciones con otro tipo de sustancia, fue encontrado en una zona de manglar ubicada en el sitio del río La Molinita, en la localidad El Viento, en San Lorenzo, Esmeraldas, a menos de 6 km de la frontera con Colombia; a 6,11 km de la Base de San Lorenzo. Llegar al sitio toma unos 40 minutos en las lanchas rápidas.

Una versión sobre cómo se iniciaron las investigaciones para ubicar el sumergible refiere que tras siete meses de indagaciones se llegó a él; otra es que el aparato fue detectado desde suelo colombiano, con el uso de la tecnología estadounidense.

La tercera hipótesis, que consta en la instrucción fiscal del operativo Tormenta del Manglar, en el que detuvieron a José Rincones Vite, es que una llamada telefónica a la Policía de una mujer que se identificó como Jahaira es lo que habría dado inicio a las investigaciones. En el parte entregado al jefe del comando de San Lorenzo, por el Grupo Especial Móvil Antinarcóticos (GEMA), el pasado 23 de junio, se indica que la mujer comunicó que en las coordenadas 1°19’22.00”N 78°49’10.00”W, ingresando por las coordenadas 1°21’55.83”N 78°48’57.55”W, ecuatorianos y colombianos estarían realizando actividades relacionadas con narcotráfico.


De acuerdo con el documento, la denunciante agregó que entregaba información por venganza, pues habían matado a un familiar. Personal del grupo GEMA verificó las coordenadas y en la indagación, iniciada el 24 de junio, indica que la primera (1°19’22.00” norte 78°49’10.00” oeste) se ubicaba en San Lorenzo, al frente del muelle, y que solo se accedía en lancha. La segunda (1°21’55.83” norte 78°48’57.55” oeste) estaba a la altura de La Loma, entrando por el río Molina, en Molina y Molinita, “donde existía un ingreso para ir a otro sitio en el que estarían realizando acciones relacionadas con drogas”.

¿Por qué se dejó pasar ocho días para acceder al lugar? Fuentes de la Policía Antinarcóticos afirman: “Nos llevaron a un sitio diferente, que no eran las coordenadas”. Explican que cuando anocheció debieron replegarse y retomaron los trabajos de inteligencia en Quito. Mientras tanto, la Armada les indicó que seguían buscando. Recién el 22 de julio y con la misma coordenada inicial volvieron a San Lorenzo y hallaron el sumergible.

Al día siguiente del hallazgo (3 de julio) se preveía una rueda de prensa entre la Armada y la Policía para informar sobre el caso. “Pero nunca nos informaron”, manifiesta Joel Loaiza, director nacional de Antinarcóticos.

Dos días después (5 de julio), la Policía convocó a otra rueda de prensa. Antes de ello había contratado lanchas para que los periodistas llegaran al lugar, pero al momento de abordar la Armada no autorizó el zarpe de esas embarcaciones. Eso obligó a la Policía a prestar un helicóptero que estaba utilizando Loaiza y organizar varios viajes para facilitar la cobertura. “Fue difícil, la Armada nunca dijo el porqué de la prohibición, pero después la misma Armada nos llevó a San Lorenzo”, dice un comunicador que fue a la cobertura.

El jefe del Comando de Operaciones Norte de la Armada en Esmeraldas, Carlos Albuja, desvirtúa todas las afirmaciones de la Policía. Primero afirma que las coordenadas que les entregaron el 24 de junio no correspondían al lugar en que se encontraba el submarino y que el 1 de julio hubo otra información que también estuvo errada. Según Albuja, el resto fue producto de la búsqueda de la Armada y la Policía. Además, desconoce las razones por las que la Policía no estuvo en la rueda de prensa.

En la audiencia de formulación de cargos realizada el 3 de julio pasado, el oficial de Policía Carlos Endara Puga declara que tras la denuncia telefónica del 23 de junio se verificaron las coordenadas en una carta topográfica y se solicitó al Fiscal la orden de allanamiento. “Es así que el viernes (no dice qué fecha), aproximadamente a las 16:30... se realizó la incursión, lográndose determinar que efectivamente por las coordenadas 1°21’55.83” norte y 78°48’57.55” oeste mediante verificación aérea y por tierra llegamos hasta una infraestructura que nos llamó la atención, debido a que estaban desparramadas por el terreno canecas plásticas de color azul, por lo que el fiscal de San Lorenzo, Luis González, dispuso el ingreso hasta ese punto”.

Agrega que en el sitio se encontraron algunas construcciones rústicas de madera con techo de zinc que contaban con un área de dormitorios como para unas 40 personas, un área de cocina y comedor, y otra de pintado. La Policía presume que esta construcción era ocupada por las personas que se dedicaron a la construcción del submarino.

En un brazo del estero que llega hasta esa propiedad se encontró el submarino. En la exposición del agente fiscal Gorki Ortiz, tras reseñar las coordenadas recibidas en la denuncia, se mencionan otras coordenadas. Ortiz dice que “con una verificación aérea se identificaron las coordenadas 1°20’30.2 norte y 78°48’35.7’ oeste, por lo que al ingresar con el fiscal González se encontraron algunas infraestructuras con techo de zinc...”.

Varias fuentes vinculadas al proceso explican que el 2 de julio, al mediodía, salió de San Lorenzo un primer contingente: el escuadrón antibombas de la Policía, para asegurar el acceso de otros grupos especiales, pues en casos de drogas puede haber zonas minadas. Tras esa primera incursión terrestre, el GIR fijó senderos para el ingreso de los funcionarios de la Fiscalía.

Luego, tanto la versión de la Policía como la del Fiscal coinciden en que mientras se hacía el registro de la propiedad en una embarcación pequeña llegó al estero Rincones Vite, quien vive en el barrio 3 de Julio de San Lorenzo. Su detención se hizo a unos 39 metros de donde estaba el submarino. Él declaró que fue al lugar porque era la casa de su suegro, Lupo Jaramillo Muñoz; que andaba pescando y que como tenía hambre decidió ir a la finca. Además, en sus declaraciones dice que nunca escuchó ni vio huellas de personas en esa zona, ni sabía nada de la construcción del submarino.

Loaiza cree que en el lugar habrían estado al menos 50 personas, pero que informantes deben haberlas alertado para huir, ya que tuvieron bastante tiempo (ocho días entre ambos operativos) para escaparse. Por eso solo se detuvo a una persona.


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Toneladas de alcaloide es la carga que podía entrar en el submarino de San Lorenzo.

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Millones de dólares habrían invertido en el sumergible.

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