viernes, 4 de noviembre de 2011

Excavaciones arqueológicas donde se desarrolló la cultura Manteña

***SNN



Excavaciones arqueológicas con apoyo de la comunidad de Picoazá, La Sequita y Pepa de Uso.


“Vamos por buen camino”, señala con un tono de satisfacción el arqueólogo Jorge G. Marcos, al final de un sábado sofocante, sobre los 200 metros de altura, en la reserva ambiental y arqueológica Cerros de Hojas y Jaboncillo.


El escaso viento apenas aplaca el calor de una tarde a finales de agosto, mientras en el horizonte Portoviejo y Picoazá aparecen majestuosas sobre un verde valle que se extiende entre el mar y las montañas de Santa Ana.


Desde mayo, en que una treintena de estudiantes de una maestría en arqueología estuvieron en el cerro patrimonial para iniciar las excavaciones arqueológicas, Marcos ha recibido abundante información con pistas muy concretas que confirman una serie de hipótesis sobre el esplendor de la sociedad Manteña y su ‘Ciudad de los Cerros’.


Los arqueólogos constatan científicamente que los manteños desarrollaron un sistema hidráulico en las alturas para abastecerse permanentemente del agua captada de la niebla y lluvia, y usarla para fines domésticos y agrícolas. Y eso no es todo. Hay muestras de un complejo desarrollo urbano respetuoso de la naturaleza.


Las pruebas se hallan en terrazas, pozos empedrados, unos desniveles que semejan canales. También en el limo de lo que alguna vez fue el lecho de unas albarradas, estrato al que únicamente se llega excavando. Todo esto se encuentra junto a unas estructuras rectangulares de piedra que pudieron ser templos o viviendas.


El sitio arqueológico Cerros de Hojas y Jaboncillo tiene las claves sobre el modo de vida de los manteños y la identidad de los pueblos que hoy se esparcen en el Litoral ecuatoriano. “Hay evidencias de un alto nivel de organización social, tal como lo habíamos planteado al iniciar el proyecto arqueológico, es fabuloso lo que estamos encontrando”, sostiene Marcos, mientras su colega puertorriqueño José Ortiz Aguilú, señala convencido que los manteños lo planificaron todo y construyeron sus ciudades en los cerros en armonía con la naturaleza.


El proyecto arqueológico se inició oficialmente en junio de 2009 con la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Nación de un perímetro de más de 3.000 hectáreas. Durante los 100 años anteriores, el sitio fue afectado por el huaquerismo y la extracción de material pétreo.


En enero de 2010, con apoyo de la comunidad, Ciudad Alfaro -una institución del sector patrimonial- inició los trabajos de puesta en valor.


La presidenta de la institución, Tatiana Hidrovo Quiñónez, expresó que se han realizado, con el apoyo de la comunidad de Picoazá y otros sitios aledaños, trabajos de limpieza, identificación y evaluación de 318 estructuras de piedra, entre ellas bases de viviendas y templos, terrazas de cultivo, muros, silos, escalinatas, pozos y aljibes.


Hidrovo Quiñónez remarcó que con cada incursión de los arqueólogos en los cerros aparecen más estructuras, muchas de estas monumentales. Para entender en qué contexto ambiental, social, político, económico y técnico fueron levantadas esas edificaciones, los científicos excavan con el apoyo de guías nativos de Picoazá.


Con una meticulosidad extrema, realizan unos hoyos rectangulares. Con la ayuda de niveles, espátulas, piolas, estacas, palas, brochas, escobas, flexómetros y más herramientas calculan pendientes, observan de los cambios en la consistencia del suelo y la presencia de objetos elaborados por el hombre. Se percatan de toda “actividad cultural” y la registran en un diario de campo y unas fichas.


El calor no da tregua en la Ciudad de los Cerros, pero poco importa. “Es un privilegio excavar en el proyecto arqueológico más emblemático de la Costa ecuatoriana”, sostuvo Marco Suárez, arqueólogo que ha trabajado en varios sitios patrimoniales de Manabí, Guayas y Santa Elena. Igual piensa Telmo López, arqueólogo que en 2008 realizó un inventario preliminar de las riquezas culturales del sitio.


Mientras tanto, el arqueólogo César Veintimilla realiza incursiones en el ala oeste de los cerros para localizar nuevas edificaciones.


Su capacidad de asombro está intacta porque ha localizado más de 200 estructuras, entre estas algunas piedras labradas de lo que pudieron ser seres míticos. Esto le lleva a suponer que esta zona pudo cumplir una función religiosa, a diferencia del lado este donde observa indicios del poder político.


Los manteños fueron los grandes señores de estos territorios, dice Jorge Marcos. Luego fija su mirada en unos apuntes sobre las excavaciones y agrega: “Pasarán muchas generaciones para que la investigación nos dé todas las respuestas sobre este pueblo”.


Las tareas para descubrir al ancestral pueblo manteño han iniciado...

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El Estado manteño

Silla ceremonial del pueblo Manteño

° En la microrregión centro sur de la provincia de Manabí se impone la cadena de cerros de Hojas, Jaboncillo, Verde, Guayabal y La Negrita. Cerca, también está el cerro Montecristi. Este territorio que hoy lo comparten los cantones Portoviejo, Manta, Jaramijó y Montecristi vio florecer a los manteños como hábiles agricultores, mercaderes, tejedores, alfareros, navegantes y constructores.


° Las sociedades originarias de la Costa, entre las provincias de Guayas, Santa Elena, Manabí y Esmeraldas, son el resultado de un largo proceso que se inició cuatro mil años atrás con la Cultura Valdivia.


° Jorge G. Marcos, una autoridad en el estudio de los manteños y director del Proyecto, imagina boyantes en sus economías a los puertos de Chanduy, Colonche, Salangome, Jocay, Coximíes, Tacames y Muisne porque eran la puerta de entrada y salida de todo tipo de mercancías, cuyo destino u origen eran los pueblos del actual Perú, al sur, y Centroamérica y México, al norte.



Tome nota
Ciudad Alfaro construyó un centro de interpretación para mostrar la riqueza cultural y ambiental de los cerros. Desde su inauguración, en octubre del año pasado, lo han visitado unas ocho mil personas.


Fuente: LA HORA*

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