domingo, 8 de enero de 2012

“Nosotros somos los que jodemos los procesos”

***SNN


La presentación de un libro, en la Flacso, permitió a Natalia Sierra una autocrítica de los límites de la “izquierda desencantada”.

En el panel estuvieron Alberto Acosta, Gustavo Larrea, Natalia Sierra, Mateo Martínez, Humberto Cholango y Decio Machado. Foto: Alejandro Reinoso |  El Telégrafo
En el panel estuvieron Alberto Acosta, Gustavo Larrea, Natalia Sierra, Mateo Martínez, Humberto Cholango y Decio Machado. Foto: Alejandro Reinoso | El Telégrafo
 

El lanzamiento del libro de Mateo Martínez fue un buen pretexto para reunir a la llamada “izquierda desencantada”, pero Natalia Sierra dio la vuelta al tema. ¿Sin quererlo?

Sin dejar su postura “anticorreísta”, afirmó, con una profunda mirada y en un tono sólido: "Creo que una verdadera revolución implica que nos hagamos una pregunta: ¿Realmente queremos una revolución? Eso implica cambios profundos en nosotros mismos... Renunciar a privilegios, de una manera de vivir que se volvió material, pasa por los sectores mestizos y clasemedieros que a veces van jodiendo los procesos. Lo digo sinceramente, nosotros jodemos los procesos".

A partir de ahí la mirada de los panelistas fue otra. Gustavo Larrea suspiraba. Alberto Acosta miraba al infinito. Humberto Cholango se tomaba la barbilla. Y el español Decio Machado la regresaba a ver con recelo y hasta cierto desparpajo, mientras ella tomaba aire y procesaba lo que su discurso provocaba.

En su zozobra, Sierra incluso llegó a decir: “¿De dónde nos sacamos a éste tipo?”. Y cuando lo dijo se dirigió a Larrea y a Acosta, como si con su mirada les preguntara a ellos por qué ahora están distantes. Ellos sonrieron y luego cruzaron algunas frases al oído. Ella, docente de la Universidad Católica, se refería al presidente de la República, Rafael Correa, durante la presentación y crítica política del libro: 'El Cascabel del Gatopardo: la revolución ciudadana y su relación con el movimiento indígena'.

Con un eje claro, “este no es un debate académico, es un debate político”, el autor del texto Mateo Martínez manifestó que se invitó a varios personajes de la palestra pública para abrir un debate diverso, evidentemente para construir un discurso “desde el otro lado del poder”. Sin considerar, como dijo uno de los asistentes al evento, que ellos (incluido Martínez) estuvieron en “el poder” y “no pudieron”. Era jueves y el salón de conferencias de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) estaba casi lleno.

Para Sierra el tema del sector indígena y los Gobiernos va más allá de Ecuador y es necesario desarrollarlo en el contexto global. Su reflexión le llevó a preguntarse: ¿por qué ahora el movimiento indígena comienza a protestar contra los Gobiernos de Izquierda?


Y, sin rubor, ella misma se respondía: “Ahora nos ofrecen progreso industrialización, modernización... las carreteras, los megaproyectos, pero realmente ¿a quiénes benefician? El asunto es que muchas comunidades indígenas ya no quieren progreso y desarrollo... No queremos carreteras, no queremos hidroeléctricas...”.

En su intervención Alberto Acosta, intentando un toque de humor, quiso recordar por qué integró el llamado Club de Toby y para congraciarse con el sector femenino “reveló” que ahí no había mujeres. Y luego, en defensa del diario El Universo dijo: “"El día de hoy me acabo de enterar de que un juez que está a cargo del juicio de El Universo acaba de ser calificado para que pueda seguir participando en la justicia".

Desde el auditorio, entre susurros, no faltó quién dijera: “Ahora Acosta se olvida que él fue uno de los que más denostaba de los medios”. Y añadió con cierta ironía: “¿No fue Larrea uno de los que dijo que la prensa le hizo un linchamiento mediático?”.

En lo que coincidieron todos fue en felicitarse por la sentencia contra la compañía Chevron. Por eso Humberto Cholango fue aplaudido con emoción por los presentes, cuando comentó del tema. Y también cuando aludió el camino recorrido por su movimiento en la historia del país. De hecho, su intervención fue la más larga de todas: 20 minutos.

Entre algunos asistentes quedó la sensación de que el motivo de la reunión (la presentación del libro) no fue la mayor preocupación de los panelistas, pues era evidente que ellos no lo habían leído. En el cóctel posterior, al que invitó Martínez, se escucharon esos comentarios.



Fuente: EL TELÉGRAFO*




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