sábado, 28 de mayo de 2011

En Esmeraldas la selva se hizo desierto por las minería ilegal

***SNN


EXPRESO | Milton Arroba
Enviado a Esmeraldas


Devastación. En 600.000 hectáreas de Esmeraldas la vegetación fue devastada, los ríos desviados y las aguas contaminadas. Foto: Carlos Silva/Expreso

Eran las 10:55 de ayer cuando los helicópteros de la FAE y del Ejército rompieron el silencio en la zona minera de Esmeraldas. Esta es una invitación militar tras el operativo en el que destruyeron 67 retroexcavadoras, aunque los mineros hablan de más.


Desde el aire se observa extensos sitios desérticos junto a los ríos. “Sí, son 25 kilómetros cuadrados de devastación -dice el coronel Luis Erazo, jefe de comunicaciones de las FF.AA.- especialmente en los ríos Bogotá, Santiago y Cachavi”.


En el norte, donde estos comienzan a abrirse paso entre la tupida vegetación y los verdes árboles, el agua es cristalina. Pero mientras avanza, se torna color chocolate y más al sur se vuelve espesa, verdosa. “Es por el arsénico y los químicos que utilizan los mineros ilegales -según Erazo- porque aquí se explota el oro sin ningún estudio, permiso ni control”.


Los helicópteros detienen su vuelo sobre el sector de Minas Viejas. Allí están las piscinas, del tamaño de canchas de fútbol, abiertas en ambas orillas del río Bogotá, y se extienden por unos 10 kilómetros. Entre ellas permanecen, hundidas en el lodo, las 67 máquinas inutilizadas el sábado pasado, y otras 65 que lucen intactas.


El Ejército destruyó 67 retroexcavadoras en minas ilegales de Esmeraldas.

Los militares invitaron a la prensa para explicar el operativo con un sobrevuelo

De las máquinas dañadas, ninguna volverá a funcionar, dice un mayor que participó en el operativo que, según él, se preparó hace seis meses. Los técnicos de la Fuerza Terrestre hicieron pruebas con las retroexcavadoras militares. Solo así se determinó dónde y cómo actuar para que esas máquinas no sirvan ni para chatarra.


Por eso los aparatos quedaron abandonados junto a las casuchas de madera, con techos de plástico negro, donde vivían los mineros. Ahora, en las 600.000 hectáreas que acogían a miles de buscadores de oro, no hay nadie, porque la zona está custodiada por los militares y en estado de excepción.


Más adelante, en la vía a San Lorenzo, se abre una carretera, que va culebreando en medio de la selva, hasta el río Cachavi. Y de este salen otros caminos que llegan a los ríos Tululvi, Zapallito y otros afluentes.


Madera. Tras la prohibición de la actividad minera, ahora pocos pobladores y trabajadores se dedican a sacar la madera remanente de los sectores de explotación en la zona. Foto: Expreso

“Los tractores desbrozan la vegetación y abren carreteras, como telarañas, para comunicar unos ríos con otros y sacar el oro de todo lado -dijo el jefe del Comando Operacional Norte, quien pidió no ser identificado-. Así han operado ilegalmente por más de 15 años”.


El mismo desastre se observa en Huimbi, Palavi, y Estero María. Los árboles en el suelo, montones de tierra y piedras junto a los caminos abiertos sin estudios, y las piscinas verdosas que vierten sus aguas en los ríos contaminados.


Un estudio de impacto ambiental revela que los suelos, los ríos y las fuentes de agua están contaminados por el uso de metales pesados. Los análisis demostraron que el estero María, los ríos Bogotá y Tululvi tienen plomo, hierro, aluminio y otros metales. Según los informes técnicos, la minería ilegal ha provocado la pérdida de la vegetación, alteración del curso de los ríos y daños en la capa fértil del suelo.


Según informes militares, esto ha puesto en riesgo a las poblaciones de Playa de Oro, Angostura, Playa Tigre, Zapote, Playa Nueva, Timbiré, Palma Real, Valle de la Virgen, El Salidero, Guadaripo, San Francisco, La Boca, Concepción, Quinto Piso, Los Ajos y otras, donde viven más de 10.000 personas.


* Condiciones: Pobreza.
En las zonas mineras ilegales hay pobreza. El Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas registra en esa categoría al 98,1% de la población del cantón Eloy Alfaro.


* Desempleo.
Hay una desocupación del 96,70% en Selva Alegre y los pocos que trabajan no tienen beneficios de ley ni estabilidad, según el Ministerio de Ambiente.


* Acceso.
La minería ilegal genera inaccesibilidad a fuentes de agua para consumo humano por parte de las poblaciones de la cuenca del río Santiago y las demás zonas de influencia.



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