Los trabajos de prevención para evitar inundaciones en las zonas urbanas de las riveras del río Portoviejo se concentran en el retiro de sedimentos, basura y palizada acumulada en las bases de nueve puentes. Personal de dos empresas realizan esas tareas.


La sedimentación le ha restado profundidad al río en los últimos 15 años. Antes los puentes tenían hasta 11 metros de altura, ahora, en algunos casos, no llegan ni a los cuatro. Por eso, “cuando el río crece en invierno inunda con rapidez las zonas pobladas”, comenta Manuel Cedeño vecino del sector del puente Velasco Ibarra cercano a la calle Pedro Gual.


Una franja de 20 viviendas, que tienen vista al río, está ubicada a 70 metros de la estructura del puente Velasco Ibarra. En ese lugar José Macías vende refrescos. “En verano la gente dice que vive como reyes, pues tiene acceso directo al cauce; los niños se bañan. Pero en invierno el río se desborda, ingresa a las casas, entonces se asustan”, relata Macías.


Para prevenir inundaciones en más de 150 sectores urbanos, ubicados en las márgenes del río Portoviejo, el Municipio local, junto a la Secretaría Nacional del Agua (Senagua) Manabí, empezó la limpieza por la zona de los puentes Chile y de Puerto Real, este último en construcción.
Jorge Luis Pérez, técnico del Cabildo portovejense, explica que en esos sitios se realizan cortes en las márgenes del río para ampliar el cauce y permitir que el agua fluya con rapidez en invierno y no se desborde.


El mismo trabajo se realizará en los otros siete puentes que cruzan la ciudad. El objetivo es liberar el sedimento, aunque también “hay basura que es arrojada hacia el cauce del río por quienes viven cerca a la cuenca hídrica. Esos desechos se acumulan en los cimientos de las estructuras y estrechan al río”, asegura Reyes.


En el puente Jaime Roldós, ubicado a 900 metros del hospital Verdi Cevallos, la sedimentación es visible desde las calles aledañas. Debajo del viaducto hay cinco viviendas. Las márgenes del río en ese lugar están estrechas debido a los sedimentos que se acopiaron por las crecientes del río a inicios del 2012. Ese material formó extensos playones, ahí la gente sembró maíz y maní.


El gerente de la Senagua-Manabí, Javier Navia, asegura que el trabajo de evacuación es emergente. La limpieza tiene un costo de USD 70 000. “La prioridad es en la zona urbana donde en cada verano los puentes quedan cubiertos de desechos”, explica Navia.


En el sitio San Ignacio, de la parroquia Colón en el suroeste de Portoviejo, viven 2 000 que están en riesgo. En el momento, el cauce del río se ubica a 4 metros de altura del puente.
Mario Zambrano, vecino de San Ignacio, asegura que cuando llueve el nivel del agua sube rápidamente y cubre todo el viaducto. “No se ve nada, solo quienes conocemos sabemos por dónde se puede cruzar siempre y cuando la corriente no sea fuerte”.


Los habitantes de San Ignacio esperan que los arreglos y limpiezas se inicien antes de que el invierno fuerte llegue.


Para facilitar los trabajos de remoción de sedimentos Senagua y el Municipio de Portoviejo dividieron los trabajos en dos grupos. Un contratista labora en cinco puentes y otro en cuatro viaductos.


Los puentes donde se realiza la limpieza son: Chile, Puerto Real, San Ignacio, Jaime Roldós, Velasco Ibarra, El Salto, Papagayo, Las Piedras y Picoazá.

El estero Río de Oro

Este corredor natural nace en el noroeste de Portoviejo y hace dos meses culminó la limpieza en un tramo de 4 km.


El 45% del recorrido del estero va aledaño al carril de la vía de ingreso a Manta. Si no se da la limpieza la carretera puede cerrarse por la lluvia de invierno.

Los trabajos preventivos son para evitar que la escorrentía del agua en invierno no inunde la ciudadela San Gregorio o Piñonada.


Los vecinos de La Piñonada se han comprometido a no arrojar basura al cauce. Yolanda Arias vive en la zona, asegura que la gente arroja basura pues el vehículo recolector llega solo una vez por semana.



Fuente: EL COMERCIO*