martes, 27 de noviembre de 2012

El cangrejo y Vargas Llosa

***SNN
 
 
 
 
 
 
Mario Vargas Llosa es quizá el más metódico autor que he leído. Su prosa elegante y fácil de entender es cautivante, y la estructura de sus novelas y relatos, sorprendente.
 
 
Por: Fernando Pérez Suárez
 
 
El premio Nobel de literatura del año 2010 ha sido uno de los reconocimientos más justos de la Academia sueca.
 
 
 
Seguí con especial interés la obra autobiográfica El pez en el agua, en la que el autor describe detallada y cronológicamente la evolución de su proceso ideológico.


En 1965, viaja a La Habana, donde forma parte del jurado de los Premios Casa de las Américas y del Consejo de Redacción de la revista Casa de las Américas. En esa época era un ferviente admirador de la revolución cubana, de la que dice desilusionarse, años más tarde, a raíz del encarcelamiento del poeta cubano Heberto Padilla, lo que marcó el inicio del divorcio entre la intelectualidad occidental y el régimen castrista.


 
Sorprende, por decir lo menos, que un militante izquierdista, que se reunía clandestinamente para planificar contra el gobierno, haya cambiado de manera tan radical.


 
Claro que hay casos, y en todas partes, de gente de izquierda que se hace de derecha y viceversa. Eso no llama la atención.


 
Pero lo de Vargas Llosa merece comentarse. En 1987 se coloca al frente de un movimiento cívico en contra del Presidente de Perú, Alan García; en 1988 funda el Movimiento Libertad y forma parte del Frente Democrático, FREDEMO; en 1989 se oficializa el Frente Democrático y es lanzado como candidato presidencial a las elecciones de 1990. Pierde en la segunda vuelta electoral y va a Londres donde retoma su actividad literaria.


 
Y desde entonces se ha convertido en un predicador, casi fanático, en contra de los gobiernos que él no considera defensores de la libre empresa.


 
Su talla de hombre universal, lo que no hay que desconocer, lo ha obnubilado y desde su trinchera literaria cree que puede y debe atacar y contrariar las voluntades de pueblos que no son el suyo. Alegremente tilda de cangrejo al presidente de Ecuador. Llama a los ecuatorianos a votar por las tesis que él defiende.
 
 
 
Se ha olvidado que los mandatarios merecen respeto. Se ha olvidado que su base electoral estaría en Perú y no en Ecuador. Se ha olvidado que quien ofende es el que va hacia atrás, como el cangrejo. Se ha olvidado que las palabras y las ideas también tienen fronteras.



Las obras de Mario Vargas Llosa han sido traducidas, por lo menos, a 50 idiomas, pero su pensamiento todavía no se traduce al sentido común y a la decencia.



Fuente: EL DIARIO*

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