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Omar Villavicencio (izquierda), hermano de la víctima, Armando Mariscal (primo) y María Astudillo (tía)
La víctima, junto a otros amigos, escuchaba por radio el segundo tiempo del partido entre Barcelona y Manta cuando la acribillaron. Uno de sus “panas” quedó herido.
“Papá, me matan” fueron las últimas palabras que los testigos de la muerte de Raymond Felipe Villavicencio Ponce, de 24 años, le escucharon decir, la noche del pasado miércoles, tras recibir ocho impactos de bala, según consta en la denuncia del crimen.
El hecho ocurrió en la esquina del callejón CH y la calle 28, en el suburbio de Guayaquil. Quienes observaron el hecho aseguraron que dos sujetos en motocicleta dispararon al menos doce veces y que el arma tenía silenciador.
Los moradores mencionaron que el sector es peligroso, pero a pesar de eso desde hace algunos años no se observaban asesinatos en el lugar. En el percance también resultó herido un amigo de la víctima, a quien identificaron como Danny o “Mentiroso”.
No pudo ver el partido
Omar Villavicencio, hermano del fallecido, acudió la mañana de ayer al anfiteatro de Medicina Legal de la Policía para retirar los restos de Raymond.
El allegado, sentado en una vereda fuera de la morgue, contó que antes del crimen solicitaron la transmisión del encuentro entre Barcelona y Manta a una empresa de televisión por cable, pero falló la señal.
“Por eso (Raymond Felipe) se fue a la esquina a escuchar el partido con unos amigos”, mencionó Omar Villavicencio.
“Verdugos” de negro
Uno de los amigos que se reunieron con Villavicencio, quien pidió en reserva su identidad, relató que eran aproximadamente las 21:00, durante el segundo tiempo del partido, cuando aparecieron los “verdugos”.
“Andaban en una moto Suzuki negra, estaban vestidos de negro, encapuchados, con casco y con gafas. Eran altos y fue el acompañante quien disparó”, recordó el joven.
Pablo Conforme, otro allegado, agregó que “le dispararon a Raymond, pero no se le llevaron nada, y corrió hasta su casa (a 50 metros) y gritó: ‘Papá, me matan’. Entonces su padre lo llevó al hospital Guayaquil (Abel Gilbert Pontón)”.
Otro testigo aseguró que “dispararon doce veces, pero los tiros casi no se escucharon. Tenían silenciador. Gracias a Dios nos salvamos de morir. Al parecer, los disparos eran solo para él, aunque ‘Mentiroso’ quedó herido también”.
Esta información fue confirmada por Armando Mariscal, un primo de la víctima, quien no cree que haya sido casualidad, pero no tiene sospechas de quiénes serían los autores.
Un vecino de la víctima señaló: “Estábamos escuchando la radio en un celular. Raymond era tranquilo. No anda en cosas de drogas. Tampoco tenía deudas. No creemos tampoco que sea por alguna mujer, porque él tenía su novia”.
Un lugareño comentó que el occiso dejaba supuestamente un hijo en la orfandad, pero sus familiares negaron eso. “Sé que iba a tener un niño, pero la novia tuvo complicaciones y lo perdió”, sostuvo Omar, su hermano.
Según los familiares, Raymond falleció en el hospital dos horas después de ser acribillado. La mañana de ayer, agentes de la Policía acudieron al lugar de los hechos para recopilar información sobre lo ocurrido.
Ayudaba a su padre
María Astudillo, una tía de la víctima, mencionó que “Raymond ayudaba a su padre. Trabajaba con él haciendo cauchos para maquinarias industriales en su casa y cuando no había trabajo se dedicaba a hacer otra cosa. Era un muchacho trabajador”.
El ahora occiso era el quinto de seis hermanos. Sus parientes aún no decidían dónde lo sepultarían.
Según la base de datos del Ministerio del Interior, Villavicencio Ponce no registraba antecedentes penales.
Fuente: EXTRA*
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