viernes, 16 de noviembre de 2012

Patria sí…

***SNN






El cambio fundamental de las caducas estructuras socioeconómicas existentes en nuestro territorio, iniciado en el año 2007 es trascendente



Por: Ilitch Verduga Vélez

La lección histórica que durante estos últimos cinco años el pueblo ecuatoriano ha asestado a la partidocracia y a los poderes fácticos, como la manifestación más pura de que un conglomerado movilizado ideológicamente y cohesionado pacíficamente en contra de la degradación política, la debilitación institucional, la corrupción y los ajustes financieros traumáticos que en décadas pasadas fue la carta de presentación de la oligarquía y sus aliados extranjeros es capaz de vencer, es un ejemplo luminoso de la capacidad y sabiduría popular.



El cambio fundamental de las caducas estructuras socioeconómicas existentes en nuestro territorio, iniciado en el año 2007 es trascendente, las transformaciones sustanciales en la conducta del cuerpo social y en el fortalecimiento del sistema democrático en una especie de órbita virtuosa y mágica entre el gobernante legítimo y creíble y la ciudadanía es más que relevante.



La dimensión del nuevo Estado y de su Presidente, consagrado a trabajar sin descanso con eficacia y eficiencia por la salud, la educación, la seguridad y la soberanía, la vivienda, la infraestructura vial, los recursos naturales, la integración, la cultura y el talento humano, posibilita la construcción de una sociedad basada en la libertad, la equidad y la prosperidad. Es decir, el poder constitucional sustentando con profundidad y ética el Sumak Kawsay, el Buen Vivir.



Y para ello, en las nuevas elecciones generales, se deben procesar los actuales requerimientos de la población y mantener los logros obtenidos y evitar el regreso del corrupto régimen partidocrático.



El pasado 10 de noviembre asistí a la Convención Nacional de Alianza PAIS como parte de las decenas de miles de compatriotas que copaban el estadio del Aucas en el sur de Quito, y confieso emocionado que nunca había observado a masas populares tan decididas y conscientes, y con tan marcada proyección dialéctica.



No era un colectivo intuitivo guiado por el desencanto partidista o el apetito burocrático, y peor aún por el pago mercenario. No. Se trataba de un aglutinamiento de connacionales, de toda condición, sin negativismo alguno, con el pensamiento límpido de que un futuro con oportunidades para todos está más cerca que nunca, y luego ellos, con la franqueza y honradez de los humildes, designaron unánimemente a Rafael Correa para la reelección presidencial.



La proclamación de los candidatos a la Asamblea Nacional constituyó un ejemplo de la cohesión social del Movimiento, Patria Altiva I Soberana. Sus listas integradas después de una cuidadosa selección por integrantes de la identidad nacional: mestiza, indígena, negra y montubia, provenientes de las diversas riberas del quehacer cotidiano, profesionales y deportistas, amas de casa y líderes comunitarios, ex ministros y militantes de base, políticos y artistas, adición legitima y honesta de “mentes lúcidas y corazones ardientes” cuyo escogitamiento fue aprobado por los delegados en forma clara y pública.



La designación y proclamación del candidato a la Vicepresidencia de la República concitó la atención general en todo el Ecuador y en el exterior, y su elección no pudo ser más acertada, pues se trata de un hombre que sintetiza en un sentido muy hondo los planteamientos y demandas de la revolución estratégica, que permitirá el cambio de una economía agroexportadora y dependiente a una libérrima y el tránsito del sistema burgués al popular, integrado y solidario.



Jorge Glas E., aquel ministro que logró convertir los servicios públicos, las telecomunicaciones, en entidades respetables -después del festín neoliberal-, que condujo con talento excepcional las negociaciones de los contratos petroleros y los préstamos para las hidroeléctricas con singular probidad, fue el investido para la segunda magistratura de la nación. Debemos felicitarnos por ello. Se ha dado un Sí rotundo a la patria nueva. Vamos a su encuentro en los próximos comicios.



Fuente: EL TELÈGRAFO*


 

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