domingo, 11 de septiembre de 2011

Aún se escucha el eco de los disparos en el hospital

***SNN



En la habitación 302, en la que permaneció varias horas el presidente Rafael Correa Delgado, ingresó un proyectil. Foto: archivo | El Telégrafo


Cerca de 7 horas la casa de salud policial se convirtió en blanco de sus miembros. Algunos testimonios revelan que ciertos policías querían ingresar a la fuerza para obligar al presidente Correa que derogue la Losep y que dimita de su cargo.


La Policía, creada en 1884, siempre tuvo la idea de construir un hospital que atienda, exclusivamente, a policías en servicio activo, pasivo y derecho habientes. Esto se hizo realidad el 22 de mayo de 1978, cuando el Consejo Supremo de Gobierno, al mando del almirante Alfredo Poveda Burbano, autorizó el contrato para edificar los hospitales de Quito y Guayaquil.


A finales de 1990 se terminó la construcción y equipamiento del Hospital Nº 1. Actualmente cuenta con 36 especialidades, cinco quirófanos, Unidad de Cuidados Intensivos y Unidad Materno Infantil. Y tras la experiencia trágica del 30 de septiembre de 2010 (30-S) late una inquietud: ¿Es bueno mantener el Regimiento Quito en una zona rodeada de hospitales?


Después del 30-S estas instalaciones quedaron en la memoria como el escenario en el que pudo ocurrir una tragedia sin precedentes. “Todavía me parece escuchar los gritos, insultos, llamados de alerta y recriminaciones entre policías, enfermeras, periodistas y cuerpo de seguridad del Presidente de la República”, dice una enfermera. Y acota: “Nunca imaginé que aquí se podía producir una guerra civil, un magnicidio o una masacre si los policías y militares se daban bala, como ocurrió a las ocho de la noche”. Lo cuenta como si relatara una película de acción, mirando al cielo y con las manos entrelazadas.


Para ella y otros empleados, algunos policías querían ingresar para obligar al presidente Rafael Correa a firmar la derogatoria de la Ley de Servicio Público (Losep) y que hasta dimite del cargo: “Estaban como locos y no entendían razones. Ya no había quién los controlara”.


Uno de los policías que compartió con los periodistas la tensión de la tarde y noche de ese día cuenta:


 “Algunos de los policías amotinados quisieron ingresar al hospital para saber dónde estaba el Presidente. No los dejamos, se veía la desesperación en sus ojos. Si los dejábamos pasar hubieran hecho cualquier locura”. El testimonio se respalda con algunas imágenes en las que los médicos de la Policía intentan detener a los sublevados diciéndoles, a gritos, que se trata de una casa de salud.


El informe de la Contraloría determinó que la reparación del edificio costó 93.000 dólares. Entre los daños hay 124 orificios de bala y siete de vidrio.


Antes del 30 de septiembre, el coronel César Carrión ejercía el cargo de director del hospital. Después de la sublevación policial, él fue investigado por conspirador y, posteriormente, procesado por intento de magnicidio al Presidente de la República. Fue declarado inocente.


El reemplazo de Carrión fue el coronel Pablo Naranjo, quien por motivos de capacitación en el exterior dejó el cargo. Ahora, la teniente coronel Verónica Espinosa está al frente de la dirección del Hospital de la Policía.


La dependencia tiene tres pisos y atiende anualmente a 120.000 pacientes policías y sus familiares, y en pocas ocasiones a particulares. Los exámenes que algunos pacientes necesitan y que ahí no se pueden realizar son enviados a otras casas de salud.


Las ambulancias están únicamente destinadas al transporte de pacientes o a emergencias policiales, porque su equipamiento no es adecuado para atender emergencias cotidianas de la ciudad. Ubicado entre las avenidas Mariana de Jesús y Occidental, tiene conexión directa con el Regimiento Quito Nº 1, lugar de la sublevación policial del 30-S.


La justificación para crear el Hospital de la Policía fue que las instituciones médicas del país funcionaban relativamente de manera estable, pero no consideraban que los gendarmes enfrentaban situaciones de riesgo por las características de su trabajo, por lo que necesitan atención urgente, prioritaria y especializada cuando resultan heridos.


Los cuerpos administrativos de la casa de salud se conformaron con personal de la institución policial y profesionales que ingresaron a formar parte de la carrera. Seis personas integran el cuerpo administrativo, con los rangos de coroneles, tenientes coroneles, mayores y tenientes.


Una reorganización hospitalaria se dio en el hospital después de los sucesos del 30 de septiembre, cuando fueron cuestionadas las directrices que tomó la casa de salud, y se designaron a sus autoridades.


La construcción del Hospital de la Policía junto al Regimiento Quito también se justifica para atender a los miembros de la institución. Los policías consideraban que teniendo cerca el hospital, cualquier emergencia o agresión a sus compañeros sería atendida de inmediato.


En esa zona además del hospital, está el cuartel del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) que el 30-S apoyó a Rafael Correa. Por ese motivo se considera que el área no es el espacio más adecuado para garantizar la seguridad de los pacientes de todos los hospitales aledaños: de la Policía y el Metropolitano.


Paradójicamente esa fue, a la vez, la garantía para atender de inmediato al presidente Correa cuando estaba asfixiado y golpeado en su rodilla y al mismo tiempo facilitar su salida con el apoyo de fuerzas militares y policiales.


Por los corredores de la parte posterior del hospital, el Primer Mandatario ingresó inconsciente y fue llevado al tercer piso (área de hospitalización), a la habitación 302, en la que fue estabilizado por personal médico y resguardado por su equipo de seguridad.


Nunca antes el Hospital de la Policía había enfrentado hechos de tal magnitud, en los que se puso en riesgo la vida de los civiles que, en su mayoría, se encontraban dentro de las instalaciones.


El personal retirado hace uso constante de los servicios a los que tienen derecho sus madres, esposas e hijos, por lo que atiende más a familiares que a policías. La casa de salud se construyó hace 20 años, cuando en ese entonces se contabilizaba un total de 16.000 policías en el país.


Actualmente hay 44.000 y con sus familiares directos y particulares puede llegar a 200.000 pacientes; esto ha hecho que la saturación sea permanente en las consultas que ofrece la casa de salud. Después del 30-S, los protocolos de seguridad son más estrictos en el hospital.



Fuente: EL TELÉGRAFO*

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