domingo, 25 de septiembre de 2011

Alfaro se reencarna en un sencillo manabita

***SNN




Crónica de un imitador:

El Presidente, me dice tío, porque a la larga él es descendiente de Alfaro.


Miguel García lleva más de 4 años personificando al Viejo Luchador. Aunque no todos lo respetan, él goza recreando la vida y obra del revolucionario.


Se está dictando el veredicto dentro del juicio que el presidente Rafael Correa sigue contra diario El Universo y los gritos de la muchedumbre resuenan fuera de la Corte, en el centro de Guayaquil.


Todo el mundo está enfervorizado. Unos gritan a favor de Correa en su demanda por injurias calumniosas, otros hacen sonar cornetas y tambores por la defensa del diario y la libertad de expresión.


En medio de ese barullo aparece una figura como salida de hace dos siglos. Mirando de reojo, silencioso se acerca a los barrotes del palacio de Justicia a conocer los detalles de la diligencia. Algunos le gritan "Viejo loco", otros lo saludan con respeto: ¡Cómo está, general!


Con su espada y gorra de campaña, el personaje vestido como jefe supremo de las Fuerzas Armadas entre los siglos XIX y XX esboza una sonrisa y se mete entre la multitud.


El sol pega fuerte y nadie entiende cómo este hombre etéreo y a la vez terrenal, aguanta el calor vestido de esa forma.


La resolución judicial ha sido dictada tan pronto arrancó la audiencia. Júbilo en unos, resignación en otros. Luego, todo el mundo camina para su casa o lugar de trabajo. El extraño personaje se sube a un vehículo con rumbo hacia el edificio del Gobierno Zonal, donde también ha ido Correa.


Él es Miguel García Cagua, un manabita de 58 años que desde hace un lustro va llevando por las distintas ciudades del país la viva imagen de Eloy Alfaro Delgado, líder de la Revolución Liberal y presidente de la República por dos ocasiones (1897-1901 y 1906-1911).


Pero a más de la imagen del Viejo Luchador, también enseña los ideales de este, especialmente a las nuevas generaciones de ecuatorianos.


García, a quien los que lo reconocen suelen llamarlo "Don Eloy", interpreta el papel desde 2007, cuando el gobierno de Correa asumió el mando.


Recuerda que fue tras un concurso público lanzado por el ministerio de Cultura para escoger a la persona más parecida al mandatario que inauguró el ferrocarril y el Registro Civil en el Ecuador. García triunfó entre un centenar de aspirantes y se fue inmediatamente a trabajar a Ciudad Alfaro, el recinto de la Asamblea Constituyente, ubicado en Montecristi, la ciudad natal del general.


"Entonces la barba era postiza y de Alfaro solo me había aprendido un discurso", recuerda el imitador, quien en estos días prescinde de la compañía de quien hace el papel de su recordada esposa Ana Paredes de Alfaro.


En la vida real ella también es su esposa, se llama Patricia Rodríguez y está en casa porque tiene problemas de salud.


Los García Rodríguez nacieron en Portoviejo, pero en la última década viven en el Guasmo Sur de Guayaquil. Él, cuando no viste de Alfaro es chofer de tráileres y ella es normalmente una costurera que confecciona cortinas. Pero la aspiración de ambos es irse a vivir a la capital y hacer su papel permanentemente en la histórica estación del tren, en el sector de Chimbacalle.


"En esa estación el General inauguró la gran obra del ferrocarril", recuerda García, quien a ratos desenvaina su espada sin filo y sin punta.


-¿Y por qué su espada es así, general?, le pregunta uno de los cientos de usuarios del Gobierno Zonal.


-Porque la seguridad del presidente Correa no me deja estar cerca de él con un arma cortopunzante.


¿Y qué hace en este lugar?


-Aquí suelo venir a saludar al Presidente, quien me dice tío, porque a la larga él es descendiente de Alfaro.


Las horas pasan y Correa no baja. A todos llama la atención no solo la espada, sino también la vaina (hecha de un pedazo de tubo laminado), el uniforme negro con botones y cinturón dorado, las charreteras y el gorro militar con finos bordados que lleva este personaje. El clásico pañuelo rojo al cuello y las botas y los guantes negros completan la clásica indumentaria del hombre que interpreta a quien murió a manos del populacho quiteño en 1912.


García tiene a la fecha 6 de estos trajes, que los manda a confeccionar con lo que la Empresa de Ferrocarriles del Ecuador le paga por cada presentación en las estaciones del tren que viene reinaugurando el Gobierno. Pero lo que más atesora el imitador son los conocimientos que ha adquirido sobre el general Alfaro.


"En Montecristi y Huigra, donde él pasó mucho tiempo, he conversado con gente que pasa de los cien años de edad que incluso lo conoció. Así me he enterado cómo era su forma de hablar, sus posturas", relata.


La tarde está entrada y el Alfaro resucitado sigue hablando sobre las tres décadas que Don Eloy peleó contra el conservadurismo de su época para imponer temas como el laicismo en la educación, la igualdad de derechos... En eso sale Correa en su auto blindado. El "General" se le cuadra y, sin bajar los vidrios, el presidente lo saluda con un ademán y se aleja. Es suficiente por hoy. Hay que volver a casa a ser otra vez Miguel García.


Jorge Alvarado - EXPRESO*

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