miércoles, 21 de septiembre de 2011

Aplausos entusiastas en España para PESCADOR de Sebastián Cordero

***SNN



El cineasta Sebastián Cordero presenta su filme en España.
‘Siento que Pescador es más cercana a Ratas’


Sebastián Cordero no es amigo del encasillamiento. Nada en la evolución de su cinematografía invita a pensar que su línea de trabajo busque ensayar viejas fórmulas.


El quiebre en Pescador (uno más en su trayectoria) es evidente. El cineasta quiteño quería en su cuarto largometraje experimentar esa sensación de libertad imposible de conseguir en filmes milimétricamente planeados como Rabia.


Su último trabajo (se estrenará en diciembre en Ecuador) se rodó cronológicamente pero más de una escena se improvisó en el camino. Esta suerte de road movie, adaptación de una crónica firmada por Juan Fernando Andrade para la revista Soho (Confesiones de un pescador de coca), podría erigirse como respuesta a esa creciente oferta de películas con el narcotráfico como eje central.





La propuesta del ecuatoriano se aleja del lugar común, por eso antes de que se encendieran las luces en la sala oscura tras el primer pase de la cinta en el Festival de Cine de San Sebastián se escucharon aplausos entusiastas.


La historia de Blanquito, el personaje central de esta historia real que ocurrió en el pueblo pesquero de El Matal (Manabí), divierte. El protagonista de esta coproducción colombo-ecuatoriana tiene la oportunidad de cambiar de vida y de emprender la búsqueda de un padre que nunca conoció después de que la marea arrastrara un alijo de cocaína hasta la playa de un pueblo del que nunca se sintió parte.


En el periplo le acompañan Lorna (María Cecilia Sánchez) y Fabricio (Carlos Valencia). Sebastián Cordero desentraña para Diario EL UNIVERSO los detalles de este viaje por carretera.


¿Con Pescador asistimos a la reinvención de Sebastián Cordero como cineasta?
Siempre intento trabajar con mucho rigor, pero Pescador es la película más libre de todas las que he dirigido. Después de Rabia, que es tan claustrofóbica y planeada al milímetro, aquí he tenido la posibilidad de improvisar, de salirme por la tangente, de replantear momentos de la historia, de jugar con elementos más experimentales en imagen y sonido. El camino se ha trazado sobre la marcha.


¿Ha ocurrido eso también en la nueva forma de narrar que se aprecia en la cinta?
Cada película dicta sus propias reglas y su propio lenguaje. La forma de narrar es muy coherente con el lugar, con la personalidad de la gente y con el hecho de que sea un filme que trata sobre la libertad y sobre un personaje que busca reinventarse.


¿Por qué decidió llevar al cine esta historia de la pérdida de un cargamento de cocaína en una playa que termina en manos de los lugareños?
Por el potencial de los personajes, principalmente del protagonista. Tuvo una oportunidad, sacó provecho en ese momento, se gastó lo que tenía en muy poco tiempo, regresó a su vida tal cual era antes y, en realidad, no logró cambiar nada. La adaptación de la crónica al guion fue compleja, pero junto a Juan Fernando Andrade nos tomamos muchas libertades.


Dentro de su cinematografía ¿qué espacio ocupa Pescador?
No es una película difícil para el público. Estoy contento con el resultado. Quería mostrar a un personaje en búsqueda de sí mismo que tiene un gran descontento de lugar donde proviene y que quiere algo más. Siento que Pescador es más cercana a Ratas, ratones y rateros que a las otras; aunque Ratas es más oscura y tiene mucho humor, sigue siendo una tragedia muy fuerte. Pescador no es una comedia, pero te divierte.


Después de rodar Rabia en España, ¿supone Pescador un reencuentro con Ecuador?
Sin duda. Es un reencuentro importante porque me ha permitido contar una historia con un lenguaje más local y me refiero al lenguaje cinematográfico y al que utilizan los personajes. Es un viaje en carretera desde un pueblo de Manabí pasando por Quito, Manta y Guayaquil. Y puede decirse que es una visión del país muy bizarra, desde los zapatos del protagonista. Es una visión que todos tenemos de alguna forma pero sin caer en la estampa turística.


¿Funcionará entonces mejor en las salas ecuatorianas?
Intuyo que sí. Veo su potencial, pero quién sabe.


¿Y cuál ha sido la reacción del público en el Festival de San Sebastián?
Conectó inmediatamente con la película, por lo divertida. Tiene otro tono en comparación con Rabia. Creo que la gente está contenta de ver otra perspectiva de este tipo de historias.


En esta ocasión vuelve a acertar en el casting…
Escribí el personaje de Blanquito pensando en Andrés Crespo. Es la primera vez que trabajo con alguien en mente para la realización de un determinado personaje. A María Cecilia Sánchez la conocí en el Festival de Cine Cero Latitud, había algo de su personalidad que cuadraba mucho con Lorna. Escogerla fue una decisión muy impulsiva; al final, logró capturar muy bien lo que buscaba. Respecto a Carlos Valencia, hace mucho tiempo que quería volver a trabajar con él. Después de Ratas le encajonaron en ese personaje de malandro y a mí me interesaba explorar otro tipo de personaje con él.


También El Matal funcionó como uno de los escenarios principales…
Hicimos una búsqueda de locaciones muy extensa, recorrimos toda la Costa de Ecuador buscando cuál era el pueblo ideal y el que más nos gustó fue el sitio original de la historia. La gente de ahí le agregó mucho a la película. Al llegar al lugar todo el mundo tenía una anécdota sobre el hecho, aunque no se atrevían a contarla en primera persona. El hallazgo fue un suceso importante, se gastaron el dinero en fiestas pero el pueblo no cambió nada.


Maestra vida, de Rubén Blades. ¿Por qué escogió este tema para el final de la película?
Es una de mis canciones favoritas pero, más allá de eso, fue maravilloso contar en la musicalización con La 33, una orquesta de salsa de Bogotá que tiene a Sergio Mejía como director y que escuché hace algunos años. Para ellos fue algo nuevo, pero a la película aporta más vida.


Por la temática que aborda, Pescador podría ser un filme más de narcos…
Efectivamente, pero el tratamiento es diferente. No es una cinta violenta, ni se escucha un solo disparo. Es más bien la historia de un personaje que tropieza con una situación inesperada y de repente decide cambiar su vida. Hay una serie de películas que giran en torno al tema narco, desde la perspectiva de la violencia, la problemática y la tensión; son propuestas absolutamente válidas, pero los espectadores se sorprenden gratamente porque Pescador no es algo más de lo mismo. Tiene como trasfondo ese tema social pero no se atasca en eso.


¿Hacia dónde evoluciona su cinematografía después de este largometraje?
Cada película lleva a su director por caminos distintos. No tengo un plan de carrera de lo que va a pasar a corto o largo plazo. Estoy muy abierto a todo. Tengo un proyecto en Estados Unidos por firmar, distinto a lo que he hecho hasta ahora, será de ciencia ficción y rodaré en inglés.


Patricia Villarruel | MADRID

Fuente: EL UNIVERSO*

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