sábado, 29 de agosto de 2015

Mientras peor, mejor…

***SNN



POR: Melania Mora Witt
melania.mora@telegrafo.com.ec


Si alguien tenía dudas acerca del papel de la prensa como protagonista político, estas se desvanecieron a partir del tratamiento dado, por la mayoría de los medios, a los sucesos protagonizados por la dirigencia indígena y la cúpula de organizaciones gremiales en los últimos días.

La gran prensa -diarios, televisión- ha jugado un rol básico para situar en el imaginario colectivo como víctimas a quienes dirigieron y efectuaron acciones violentas, agrediendo a la Policía, destrozando los bienes públicos, cerrando carreteras, pretendiendo cortar antenas, tomarse un pozo petrolero y, en general, desatar desmanes, pese a que la mayoría de  lesionados son miembros de la Policía. 

Esos actos llegaron a las pantallas de hogares en todo el Ecuador y, aunque es difícil negarlos, las versiones que se dan desde el lado opositor han llegado al extremo de hablar de “salvaje represión a los indígenas”, lo que ha sido coreado por los corresponsales internacionales que se convierten en cómplices de la distorsión de las noticias.

¿Qué hubiera pasado si en lugar del actual Gobierno estuviera al mando uno como el de Febres-Cordero en el siglo pasado? Conociendo el accionar -ese sí represivo y de ningún respeto a los derechos humanos-, los manifestantes se hubieran cuidado mucho de agredir en forma directa a los uniformados, sabiendo de antemano la respuesta que seguramente habría sido mortal. 

Como  el actual es un gobierno democrático, desatan la violencia sin temor a las represalias, ya que conocen que tendrán inmunidad. Su accionar es, además, cobarde. Esperan que en su auxilio venga la prensa que ahora los defiende y hace encabezar titulares, aunque antes, en los momentos de verdadera lucha por sus reivindicaciones, se sumaba contra ellos a los círculos de poder, de los que forma parte.

Hay una acción concertada para centrar la atención pública en  aspectos negativos de la gestión gubernamental, sea desde el rumor de malos manejos, que muy contadas veces cuentan con las demostraciones necesarias, hasta insistir en los problemas económicos, financieros y de todo tipo, tratando de crear una convicción colectiva de que Ecuador es un barco a punto de naufragar y que, ninguno de los enormes esfuerzos que se hacen desde el Estado será efectivo para evitar que una crisis interna -derivada en buena parte de sucesos externos- golpee a los sectores populares. 

Hay solaz en narrar las dificultades de todo orden, para lo cual convocan en forma casi exclusiva a representantes del viejo poder, que en los gobiernos precedentes fueron incapaces de resolver los problemas del pueblo ecuatoriano y que hoy, a través de alianzas contra natura, buscan recuperar lo que perdieron durante  8 años, en los que fueron barridos por el voto popular.

En ese propósito, en el que se mezclan como en el tango ‘Cambalache’ antiguos y nuevos adversarios, en forma abierta hay alborozo por todo lo que pudiera complicar la situación nacional, aunque provenga de fuerzas de la naturaleza. Piensan que ‘mientras peor, mejor’, porque el destino del país les es indiferente. (O)


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