La rubia atrajo las miradas de quienes estaban en la Fiscalía de Pedernales (Manabí). La mujer era alta, con finos rasgos en el rostro y una silueta bien definida.

Vestía con una blusa blanca y un pantalón negro. Se presentó como la hermana de uno de los dos mexicanos que fallecieron en la avioneta que estaba cargada de dólares, el domingo 6 de mayo.

La aeronave colisionó contra un cerro en Coaque, un sector que en vehículo está a 15 minutos de la ciudad de Pedernales.

Agentes de la Policía dijeron que se hallaron USD 1,3 millones en una maleta y a los tripulantes se los vinculó con el cartel de Sinaloa (México). Los dos precisamente eran de ese Estado.

La mujer estaba acompañada de un hombre corpulento, que tenía al menos 1,80 metros de altura. El pasado jueves llegaron a Pedernales para solicitar el informe de la autopsia que los médicos le practicaron a su hermano.

Tuvieron que pagar USD 300 por el documento, pues la realizó un médico particular. La Fiscalía no tiene un especialista.

La rubia sacó de un maletín cinco fajos de dólares y pagó con billetes de 100. Según el parte médico, su hermano presumiblemente no manejaba la avioneta. Esto, porque tenía el rostro y las extremidades completas.

El piloto, en cambio, tenía las manos y muñecas rotas y el rostro desecho. Perdió sus piernas.

El documento era un requisito para poder repatriar los cuerpos, al igual que la inscripción de la defunción que se solicita en el Registro Civil del cantón.

Este documento fue solicitado el jueves, pero por otra mexicana.
Ella era de estatura baja y tenía el cabello negro y rizado. También se presentó como la hermana del copiloto y mostró documentos que supuestamente la acreditaban como tal.

Las autoridades de la Fiscalía aprovecharon la llegada de las mujeres para hacerles varias preguntas, aunque no de forma oficial. ¿Qué hacían los mexicanos en territorio ecuatoriano sin permisos de vuelo? ¿Para qué era el dinero que llevaban? ¿A dónde iba la avioneta accidentada?.

Pero la rubia contestó a todo con una sola afirmación. “Mi hermano solo era una mula. Solo una mula”. Cuando cumplieron con el trámite retornaron a Quito, en donde se encuentran los restos de los tripulantes de la avioneta.

Las unidades de Inteligencia de la Policía están desplegadas a lo largo del perfil costanero, entre Pedernales y Jama, pues tienen indicios de que existe una relación entre la avioneta y el laboratorio de droga que se halló el miércoles cerca de Jama.

La aeronave mexicana fue vista un día antes en el aeropuerto de Esmeraldas. Este Diario cruzó datos con la Fiscalía y la Policía.

Los tripulantes supuestamente aterrizaron para comprar combustible, pero no lo encontraron.

Eso daría más peso a la teoría de los agentes de que la avioneta se estrelló porque se le terminó el combustible. Según los técnicos que analizaron el lugar del accidente, la aeronave no explotó y tenía el tanque vacío.

En el Aeropuerto de Tachina, un funcionario dijo que no hay registros de la avioneta en los archivos del sábado 12 de mayo. “Al menos si tenía placas extranjeras era imposible que evada los controles”. Ayer llegaron policías de Quito para investigar lo sucedido en Esmeraldas.

Los tripulantes supuestamente decidieron avanzar hasta Manabí por la noche. Iban sin luces y a memos de 300 m de altitud, para no ser detectados por los radares.

Debían sobrevolar Pedernales y Jama. En ese tramo se hallaron tres pistas aéreas. Una está a 1 kilómetro del sitio del accidente.

La otra en la vía Pedernales-Cojimíes y la tercera, en Jama. Ahí fue vista en febrero una avioneta similar a la que se estrelló.

El lugar está a 40 minutos en vehículo de donde la Policía desmanteló un laboratorio de droga.

Estaba oculto entre una espesa vegetación. Según un agente de Inteligencia, Jama iba a ser clave en el mapa de la droga de los carteles que operan en el país.

Está a la mitad del tramo Esmeraldas-Manta. Además, en línea recta a Centroamérica, por vía marítima. A los carteles -agrega el agente- ya no les conviene enviar la droga hecha desde Colombia, por los controles que hay en ese país y en la frontera.

Les resulta más rentable producir en Ecuador y enviar directamente a los destinos. Por eso tratan de plantar la materia prima, para no depender de los envíos de la hoja de coca, que llega de Colombia y Perú.

En el laboratorio que se encontró en Jama no había cocaína, sino pasta base. Además, el cargamento estaba empaquetado en forma de ladrillos, lista para el envío.

Esto hace suponer que se iba a hacer el proceso final de producción en otro laboratorio.

En Jama hay condiciones geográficas que resultan atractivas para los carteles del narcotráfico.

Es una zona montañosa y boscosa, con ríos de agua dulce, lo que permitiría la construcción de laboratorios y la plantación de hojas de coca. También propicia para el camuflaje de droga o de dinero.

Además, está junto al océano Pacífico, que es por donde se lleva la droga a Centroamérica y luego a Estados Unidos o a Europa.

Utilizan lanchas rápidas o submarinos. Las playas entre Jama y Pedernales son desoladas y, por eso, útiles. Apenas se puede observar a algunos pescadores. Los controles son esporádicos y principalmente por las mañanas.

Igual ocurre con la seguridad en las carreteras de primer orden, que fueron rehabilitadas. Los narcotraficantes intentaban consolidar una red de informantes a lo largo de las vías para que les alertasen sobre la presencia policial.




Fuente: EL COMERCIO*