martes, 16 de junio de 2015

"Un policía les dijo: péguenle un tiro" (VIDEO)

***SNN





“Tenía cinco tiros en el cuerpo y dos roces de bala. Me pusieron atrás en el carro y uno de los policías les dijo en el trayecto: ¡péguenle un tiro en la cabeza!.


Los recuerdos afloran a la mente de Leisner Olmedo Anchundia, uno de los sobrevivientes de la balacera en el frustrado asalto a la agencia de Filanbanco en Portoviejo, el 29 de agosto del 2000, en el que murieron doce personas. Entre ellas estaba Juan Antonio Mendoza Cedeño, conocido como “Tunny”, que fue alcanzado por las balas cuandos se dirigía a la universidad Vicente Rocafuerte, donde estudiaba.


SOBREVIVIÓ. 

Tras cerca de 15 años Anchundia rompió el silencio para contar lo que ocurrió ese fatídico día, cuando volvió a nacer. Eran casi las 19h00 y se disponía a comer una hamburguesa, haciendo un alto en el recorrido de la terminal terrestre a su casa. No alcanzó a bajar de la bicicleta cuando escuchó la balacera. Una bala perdida golpeó su vehículo y él cayó. Un policía salió del banco, lo vio en el suelo y le disparó, dice.


En el programa Visión 360 de Ecuavisa, que se transmitió el domingo anterior, Anchundia narra esos momentos. “Estaba consciente de lo que sucedía. Me pusieron atrás en el carro”. Fue cuando se dio la orden de ejecutarlo. “Uno de los policías preguntó: capitán quién es el detenido? Abre una ventana, me ve y dice: “chuta Olmedo, eres tú. Me hizo pasar como su cuñado. Entonces, el capitán le dijo: llévalo rápido al hospital antes que se muera”.


   

 Cuando recuperó el conocimiento estaba en un cuarto de recuperación. “cuando me vi con demasiados cables en todo mi cuerpo no me lo podía creer…”, añade.


Anchundia no fue el único que volvió a nacer esa noche. Alexis Rodríguez Cedeño pasaba por el sector cuando empezó la balacera. Narra a "Visión 360", en el programa denominado Masacres silenciadas: “Puse la bicicleta en el piso y me cubrí. Aparecieron dos vehículos, me pusieron boca abajo, me quitaron los documentos”. El carro seguía rodando.


“En una ocasión se bajaron, dispararon, no vi a quién ni a dónde, siempre nos mantuvieron con la cabeza abajo”. Añade que lo golpearon y un agente le levantó la cabeza y “al parecer me reconoció”. Luego del interrogatorio, "a unas seis cuadras del banco, me soltaron, me pidieron disculpas diciendo que era un error, me pidieron que no hable con nadie. Igual quedé marcado”, afirma.




Fuente: EL DIARIO



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