jueves, 18 de junio de 2015

Los camisas negras no quieren que venga el Papa Francisco

***SNN 




POR: Jaime Galarza Zavala 
jaigal34@yahoo.es 


 Los bribones franceses, ingleses y holandeses que asaltaban Guayaquil durante la Colonia, izaban banderas negras. Una vez saqueado el puerto, violadas sus mujeres y asesinados sus hijos, la ciudad era incendiada y los malhechores se hacían a la mar riendo a carcajadas, borrachos de ron y de fácil victoria. 


Una historia para recordarla hoy, cuando los herederos de aquellos bribones desempolvan las banderas negras de los antiguos piratas y las enarbolan contra el tricolor nacional y grancolombiano. Esto bajo la consigna oligárquica de acabar con la Revolución Ciudadana. Para algo están la CIA y el capitalismo salvaje en este mundo.


¿Y qué es aquello de las camisas negras que lucen iracundos manifestantes de la oposición, mientras lanzan piedras, palos y botellas contra los simpatizantes de Rafael Correa? ¿Es una inocente prenda de vestir? Si lo luciera alguna persona suelta, no tendría significado alguno, pero al ser exhibida por un conjunto de furibundos manifestantes callejeros, eso es otro cantar. Significa un uniforme de grupo, el símbolo de alguna secta, y en este caso hay que apelar a la historia universal, tan desconocida por nuestros jóvenes y tan inteligentemente torcida o escondida -según el caso- por sus manipuladores. 


Y aquí viene lo bravo:

Benito Mussolini (1883/1945) fundó en 1919 en Italia, su país de origen, el Partido Fascista para oponerse a los avances de la izquierda de su tiempo, para lo cual contó con el apoyo de la banca privada y de los grandes empresarios. Con discursos demagógicos y lenguaje virulento, fue aglutinando a crecientes grupos de la juventud, especialmente del sector pudiente y de las clases medias. 


Mussolini impuso como uniforme de sus huestes la camisa negra, y sus hordas comenzaron su obra de terror, sangre y muerte inmediatamente. Acompañado de 50 mil ‘camisas negras’, el jerarca fascista lanzó el 28 de octubre de 1922 lo que denominó la ‘Marcha sobre Roma’. 


El camino quedó sembrado de cadáveres, heridos y gente aterrorizada por los nuevos bárbaros. Adueñado del poder, Mussolini se unió a Hitler para la conquista del mundo en la II Guerra Mundial. Fue capturado por los guerrilleros de las Brigadas Garibaldi, cuando huía cobardemente disfrazado de soldado alemán y murió fusilado.


Ahora, ¿quién organiza, dirige, financia y adoctrina a los ‘camisas negras’ ecuatorianos? 

León Febres-Cordero, en sus furibundos discursos en defensa de los banqueros ladrones, anunció más de una vez su resolución de emprender una ‘marcha sobre Quito’, al mejor estilo fascista, tan del gusto del alcalde Jaime Nebot. 


Guillermo Lasso es miembro del Opus Dei, fundado por el sacerdote Josemaría Escrivá de Balaguer, elevado a los altares por Juan Pablo II, después de haber sido uno de los principales sostenes de la dictadura franquista que asoló España por 40 años. 


¿No nos revela algunas conexiones graves esto de las banderas y camisas negras? Además de comérselo crudo al presidente Correa, todo el alboroto político actual oculta un fin anticristiano: crear el caos para dificultar que llegue al Ecuador el papa Francisco, al cual, en boca chica, lo acusan de ser ‘correísta’ y ‘comunista’, porque está del lado de los pobres y critica al capitalismo salvaje.


Los seudocatólicos que dirigen estas campañas públicas y secretas temen que la presencia del Papa ayude al régimen a consolidar su popularidad. 


En ese caso, bien querrían los criollos hacer con Francisco lo que los fascistas salvadoreños hicieron con el obispo Óscar Arnulfo Romero: enviarlo al Paraíso. (O)



Fuente: EL TELÉGRAFO



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