Simón Espinosa, César Ricaurte y Ortiz ofendieron al primer Diario público del Ecuador. Foto: Pilar Caceres | El Telégrafo
“Oiga, y no le da vergüenza de trabajar en El Telégrafo”, le dijo ayer Jorge Ortiz, columnista del portal La República a la fotógrafa de este medio de comunicación, Pilar Cáceres, cuando ella le tomaba fotografías en las afueras de Radio Exa, en donde Ortiz participó -junto a César Ricaurte, director de Fundamedios, y Simón Espinosa, presidente del directorio de esa organización- del programa Cadena Democracia.
“Soy fotógrafa y estoy trabajando”, le dijo sin tapujos la cronista gráfica.
Minutos antes, en dicho programa, dirigido por Gonzalo Rosero, aquellos entrevistadores señalaron que “hay un afán constante de amedrentamiento por parte del Gobierno a la prensa, forzándoles a la autocensura”. Pero, ¿ellos no hacen lo mismo con los medios públicos al atacarlos constantemente? Ayer estos tres personajes públicos atacaron en sus intervenciones a Diario El Telégrafo y a nuestro director Orlando Pérez.
Ahí se refirieron en duros términos a este Diario, que publicó los cables de WikiLeaks, en los que, según la información, se los relaciona como fuentes de la Embajada de EE.UU.
Ricaurte se atrevió a decir que Pérez no es periodista sino “operador político del Gobierno”. Y Ortiz calificó como un “pasquín” a El Telégrafo y dijo que está “dirigido por un señor de quien no voy a decir nada, sino que le sugiero a la radioaudiencia que si no sabe quién es, averigüe quién es y sus antecedentes”. Espinosa insinuó que se debería poner un juicio a El Telégrafo.
Frente a estas acusaciones, los redactores, editores y reporteros, así como nuestros directivos, les decimos con absoluta frontalidad a ellos que estamos muy orgullosos de trabajar en un medio público, que no estamos al servicio de ningún banco ni de una corporación o embajada foránea.
Por cierto, el propio Ricaurte aclaró que en las informaciones publicadas por este Diario nunca hemos calificado de informantes o algo por el estilo a los periodistas mencionados por los cables de la embajada. Y eso, a la vez, demuestra que nosotros hemos tenido la responsabilidad y profesionalismo de publicar sin adjetivos lo que muestran los documentos.
Ortiz, quien nunca ha negado su vinculación con los medios que eran propiedad de Banco Pichincha, calificó al presidente Rafael Correa de “mentiroso y sinvergüenza” y “que no tiene empacho en decir cualquier barbaridad y en atacar el honor de las personas sin piedad, porque él sabe que está mintiendo, y si no sabe, es un ignorante de marca mayor”.
Aunque reconoció que ha sido invitado a “un par de cocteles, alguna vez en la Embajada de EE.UU., en donde dijo que van 200 y 300 personas, entre ellos funcionarios de ese Gobierno. Más tarde dijo que recuerda que algunas de las informaciones le habría dicho a Martha, una funcionaria de prensa de la Embajada, cuando la encontró en el hospital Metropolitano, al que acudió por terapias por una supuesta agresión por parte de una aparente “turba del Gobierno”. Ortiz nunca ha hecho pública una agresión.
Si fuese del caso constaría en los reportes de Fundamedios. Jamás ha dicho ni ha comprobado esas afirmaciones.
En la entrevista de Democracia, los tres entrevistados no comentaron por qué los periódicos privados, uno de ellos sentenciado por injurias, no publicaron lo que El Telégrafo ha sacado a la luz. Y es de esperar que por respeto a otro medio de comunicación, Radio Democracia y Gonzalo Rosero ofrezcan el derecho a la réplica como un derecho consagrado en la Constitución.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
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