El suboficial Francisco Salazar introduce un pequeño aparato parecido a un esfero llamado profundímetro en una llanta de la unidad 45 de la cooperativa Ciro.

El pequeño artefacto determina el estado de la llanta. Si este marca dos milímetros o menos, está desgastada y por tanto el vehículo no puede salir. En el caso de la cooperativa Ciro, el profundímetro marcó cuatro, con lo cual no tenía problemas para el viaje.

Luego, Salazar ordenó al conductor que prendiera las luces del vehículo y después que activara los limpiaparabrisas. Posteriormente chequeó el botiquín, en donde no deben faltar gasas, alcohol antiséptico...
La inspección que realiza Salazar y su compañero, el sargento Alberto Quezada en la terminal terrestre de Quitumbe, es solamente ocular.

La única ayuda tecnológica es la máquina del alcoholímetro, colocada hace un mes, que determina los niveles de alcohol en la sangre de los conductores. Para poder salir de la estación, la muestra debe ser de 0.
En otras ciudades como Ibarra o Ambato, estas máquinas aún no han sido instaladas.

En la capital, cinco policías realizan la revisión a los buses que están por salir. Aproximadamente, en un turno de ocho horas, revisarán 280 buses. El policía Vizcaíno dice que en los feriados se pueden revisar hasta 400 autos.

Los transportes siguen pasando en el amplio canchón de revisión. El suboficial Salazar se acomoda su gorra verde oliva. Un periodista de este Diario le pregunta: ¿Qué pasa cuando llega un bus con vidrios crudos? (vidrios frágiles que al romperse pueden convertirse en filosas puntas).

El policía se encoge de hombros. “Si viene así ya no podemos hacer nada. Eso se debe ver en la revisión vehicular”.

Pero en la revisión vehicular también se han presentado problemas. La semana pasada, la Secretaría Nacional de Transparencia de Gestión descubrió una red de tramitadores dedicada a la tramitación irregular de vehículos en la Agencia Nacional de Tránsito, en Sangolquí.

Según la investigación del organismo, en apenas 30 ó 40 segundos, varios vehículos, entre ellos buses interprovinciales, realizaban la revisión técnica, “sin verificar si tenían o no daños técnicos. Lo único que constataban, en el mejor de los casos, era que los limpiaparabrisas funcionaran”, concluye el informe.

Cuatro empleados de la Agencia están detenidos y son indagados.
Los ejemplos evidencian falta de rigor en los controles de las unidades de transporte. Uno de los problemas detectados en los accidentes de tránsito es precisamente el estado de los automotores. Luego de los accidentes, según las veedurías Justicia Vial y Covial, se han detectado casos de carrocerías armadas en chasís de camión y no de bus.

“Un chasís de camión tiene más potencia y puede albergar hasta ocho toneladas. En cambio, el de bus solo puede albergar hasta 4 toneladas”, asegura Guillermo Abad, de Justicia Vial.

Otro de los problemas de la poca prolijidad en la revisión es el problema de los vidrios en parabrisas y ventanas. Según la norma INEN 038, para buses interprovinciales y escolares, estos deben ser templados y laminados. Pero en la práctica no siempre ocurre así: en el último accidente ocurrido en Papallacta (25 de abril), los vidrios de la unidad 32 de la cooperativa Amazonas, eran crudos.

Por ello, cuando se produjo el choque, los pasajeros fueron impactados por los pedazos de vidrio. Paola López, de Cruz Roja, confirma que en las escenas de rescate es muy común ver a las víctimas desangradas, tras ser impactadas por los vidrios.

Mauricio Peña, director de la Agencia Nacional de Tránsito, reconoce que el problema es complejo y que los controles tienen que mejorar casa adentro. Él considera que las cooperativas interprovinciales deben asumir la responsabilidad y una mayor proactividad para frenar los accidentes de tránsito. “Las cooperativas deben asumir una mayor responsabilidad en la operación del tránsito. Estamos exigiendo que tengan manuales de procedimiento, que tengan vehículos seguros”.

José Zapata, presidente de la Federación Nacional de Cooperativas de Transporte de Pasajeros del Ecuador, dice que “hay una presión mediática y un empeño en que los choferes sean vistos como los malos de la película”. “Nosotros hemos colaborado, nos han pedido que tengamos unidades nuevas y lo hemos hecho, aunque eso genera una gran inversión para nuestra economía”.

Zapata dice que los accidentes protagonizados por choferes son “casos aislados”. “Aquí debemos colaborar todos: peatones, choferes particulares, autoridades...


Capacitación y recategorización

Las autoridades de Tránsito sostienen que uno de los puntos básicos para evitar los accidentes en las vías es reevaluar a los choferes profesionales del país.

Mauricio Peña, de la ANT, sostiene que en el país existe mucha informalidad en la formación de los conductores profesionales. Por ello, desde hoy empieza el proceso de recategorización de los choferes.

A las 16:00, la Agencia firmará un convenio con la empresa Aneta, para que esta se encargue de realizar las nuevas evaluaciones a los conductores. Desde junio, la empresa está encargada de realizar las evaluaciones físicas, de conocimiento de la Ley de Tránsito, pericia para conducir y conocimientos generales de los choferes del país.

Este gremio mostró sus reparos a la evaluación que realizará Aneta. “Me parece que no era la empresa más idónea, pero nos sumaremos al proceso. No nos queda más”, señaló José Zapata.

Los acercamientos con los conductores profesionales han sido continuos en las últimas semanas. El Gobierno, a través de sus autoridades de tránsito, intentan frenar el efecto dramático y el impacto social que tienen los accidentes viales en el país. 


Por ello, organismos como la Dirección Nacional de Tránsito tendieron puentes con los transportistas para capacitarlos en conocimientos de la ley.

Ayer estaba previsto el inicio de estas jornadas de capacitación en Los Ríos con la asistencia de 100 choferes. 20 capacitadores de la Dirección de Tránsito participan en el proceso educativo para conducir.

Juan Ruales, director de Tránsito, sostiene que la capacitación es fundamental para empezar a lograr cambios. Pero también dice que se necesita ayuda tecnológica para establecer mejores controles en las unidades de transporte: “Se necesitan inhibidores de velocidad, sistemas GPS en las unidades para estar alertas y llamar la atención a aquel conductor que empiece a correr en las vías”.

La Agencia de Tránsito tiene pendiente la instalación de 69 790 equipos de rastreo en los buses del país. Sin embargo, la Contraloría General del Estado realizó observaciones al proceso de adjudicación para la compra de los mencionados GPS.