Joffre Macías construye una casa a dos cuadras de su vivienda, en Colinas de Salinas. Foto: Marcos Pin | El Telégrafo
Aparece en el libro “carta a mis hijos”, aunque con el banquero se reunió por primera vez en octubre de 2011
A Joffre Macías Navarrete lo conocen en su barrio como el “Colorado”. Vive con su esposa y sus dos hijos, en un sector de invasiones conocido como Colinas de Salinas, en la provincia de Santa Elena.
Joffre no tiene un empleo fijo, pero sueña con salir de la pobreza y disfrutar -con su familia- de placeres que ahora no puede darse.
Él es el eje de los discursos del banquero Guillermo Lasso, quien lo ha calificado como su “amigo” en las múltiples apariciones ahora que está dedicado a la política; en realidad el único encuentro de Joffre con el ex presidente ejecutivo del Banco de Guayaquil fue fugaz.
Al nativo peninsular le ilusiona que Guillermo Lasso lo considere su “amigo”, pues siempre pensó que se trataba de un simple conocido más. Dice que “ojalá esas menciones sirvan para salir de la pobreza”.
El único contacto entre estos dos personajes fue el 7 de octubre de 2011. Ese día el banquero guayaquileño visitó Colinas de Salinas, como parte de los recorridos por la iniciativa del “Banco del Barrio”.
En esa ocasión Lasso le hizo una entrevista a Joffre, quien le contó todos sus “males, dolores y tristezas”.
Lo extraño, sin embargo, es que la historia de pobreza de Joffre Macías ya consta en el libro “Carta a mis hijos”, que fue presentado por Lasso el 27 de septiembre de 2011, en Guayaquil, es decir, un mes antes de que se dé el primer y único encuentro entre estos dos personajes.
Durante el encuentro en Colinas de Salinas, el equipo de Guillermo Lasso pidió el número telefónico de Joffre. Así, los días pasaron sin que haya novedades, hasta que hace varias semanas el nombre de Joffre Macías apareció en la palestra pública, cuando Lasso ofreció una entrevista a Alfredo Pinoargote.
Ahí, en el espacio “Contacto Directo”, expresó que “Joffre lloraba en la ducha, para que sus lágrimas se confundieran con el agua”.
El pescador y obrero, porque tiene los dos oficios, reconoce que llora porque no tiene trabajo fijo, aunque no lo hace precisamente en una ducha. Él tiene su casa propia de caña y el agua le llega solamente a través de tanquero, es decir que cuando toma un baño lo hace con un balde y una tarrina.
Su esposa Nelly también lamenta su condición de pobreza. De hecho así lo ha contado Lasso en varias ocasiones. La ama de casa, en cambio, “derrama lágrimas” cuando lava los platos y en ausencia de sus hijos, para que no la vean llorar.
Es una “situación dura y difícil”, reconoce la madre de familia. Ella confirma que trata de no entristecerse cuando sus hijos están en la casa para no deprimirlos.
A Joffre y a su esposa no les molesta que Lasso hable de ellos o que cuente las peripecias que sufren a diario para conseguir dinero. Incluso dicen desconocer que Lasso esté participando en política y ante la pregunta de si votarían por él su respuesta es el silencio.
Una vecina de la pareja cuenta que escuchó el nombre de Joffre en la televisión y notó inmediatamente “las intenciones” de Lasso de que lo estaba utilizando “como para hacer política”.
¿Cuál es la situación real de esta pareja convertida en eje de los discursos de Lasso?
Una de las principales preocupaciones de esta familia es la próxima reubicación del subcentro de salud de Colinas de Salinas.
Ellos obtienen allí atención médica gratuita, sin embargo saben que el dispensario será trasladado a otro sector y eso los mantiene preocupados, ya que deben caminar varias cuadras de calles polvorientas para tomar un bus.
No todo es malo en la casa de la familia Macías; Nelly, la esposa, recibe 35 dólares mensuales del bono de desarrollo humano que entrega el Gobierno Nacional. Ese dinero lo usa para la alimentación y estudios de sus dos hijos. La niña, que es la más pequeña, tiene siete años de edad y se educa en la escuela fiscal Luz del Saber. El varón, en cambio, tiene doce años y asiste al colegio fiscal Península de Santa Elena.
Pese a las dificultades económicas, nunca han dejado de estudiar. En ambos planteles no pagan mensualidad. Son los útiles escolares los que a veces les causan dolores de cabeza, especialmente cuando no hay trabajo.
Según Joffre y su esposa, cada libro les cuesta 16 dólares, por lo que se les hace imposible reunir la cantidad que requieren para comprar las listas de útiles completas.
Actualmente Joffre trabaja en una construcción, pero también se ha desempeñado en otras actividades. Manifiesta que durante los feriados aprovecha el tiempo para salir a pescar”. Cuando la situación se ha puesto crítica, indica que sus compañeros de faena le han regalado yuca y racimos de plátano.
Joffre se entusiasmó al saber que Lasso lo menciona en sus discursos, pero ahora está más emocionado por una llamada que recibió en días pasados.
Luego de que su nombre se hiciera conocido en los medios, alguien que se identificó como colaborador de Guillermo Lasso lo contactó para invitarlo a participar en un curso para emprendedores.
Sin embargo nunca le dio fecha o lugar para el evento. Tampoco le informó si le iban a facilitar la movilización o si el curso tenía algún costo.
De lo que sí está seguro es de que Lasso regresará a Colinas de Salinas este jueves 24 de mayo. Joffre considera esa visita como una gran oportunidad, ya que ahora él quiere hacer las preguntas. Con gran aplomo señala: “Estoy dispuesto a todo para aprovechar esta ocasión”.
Entre sus expectativas indica que pretende asegurarse de que la tienda de su cuñada pueda integrarse a la red del “Banco del Barrio”. Inclusive espera conseguir, por fin, un trabajo estable.
Fuente: EL TELÉGRAFO*
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