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A la nave mexicana se le acabó el combustibe y chocó contra la Loma de la Muerte
Los investigadores de la Dirección de Aviación Civil y la Policía sospechan que los pilotos intentaron planear la Cessna en un potrero del tamaño del estadio de Barcelona.
Pedernales (Manabí) .-La papeleta de depósito, humedecida por el rocío del martes, aún huele a perfume en Loma de la Muerte. Contiene los detalles de una transferencia de 10.000 dólares hecha el 7 de mayo a las 16:30 desde el cajero 96623457 de la sucursal 0469 de BanCoppel de Las Torres, en Culiacán. La transferencia se efectuó desde la cuenta 10060003985 de José Arturo Téllez Duarte a la cuenta corriente 014177946 de un banco, al parecer extranjero.
El papelito rectangular blanco, con letras azules, algo difusas, fue una de las tantas cosas que Santiago Alfonso López Monzón, 22 años, y Cruz Alfredo Solís López, de 36, llevaban en la avioneta Cessna, motor T210M, con serie 21062869, que se estrelló el domingo en Taiche, cerca de Coaque, un pueblo de pescadores y rodeado de camaroneras, ubicado a diez kilómetros de Pedernales, en la vía San Vicente, en Manabí.
Los detalles del accidente son un misterio aún. Ni los cinco investigadores de la Dirección de Aviación Civil, ni la Policía, ni los vecinos, ni el guardia de la finca donde cayó conocen en detalle las causas del percance y el cartel mexicano al que pertenecían los supuestos narcotraficantes muertos, que esperan ser retirados en la morgue del cementerio de Pedernales. Los curiosos que llegaron al sitio antes que la Policía, entre las 08:00 y 09:00, tampoco quieren hablar detalladamente del hecho.
Tres días dando vueltas
Uno de los pescadores de Coaque solo advirtió que la avioneta tenía ya tres días dando vueltas por el sitio, entre el mar y la playa, donde hay una pista privada del empresario camaronero Alfredo Dueñas y otra clandestina en la zona conocida como Camarones.
Al menos eso expresó uno de los agentes que estaba en el sitio ayer. Los pobladores señalaron que la avioneta no iba a aterrizar en la pista cercana, donde solo llega su propietario a la camaronera.
El jefe de la Policía local, Ulises Parreño, informó que son 1,3 millones de dólares que encontraron en una maleta azul grande. Todos estaban en su interior.
Los vuelos nocturnos no son una novedad en Pedernales, una ciudad dinámica de 13.800 habitantes y 3.537 kilómetros cuadrados, bañada por el Pacífico, donde hay poquísimas casas de caña o madera y donde cientos de tricimotos hacen de taxis.
Le gente vive allí del camarón, por el cual facturan unos 60 millones de dólares.
Allí suelen avistarse hasta 16 pasos de aviones livianos, como el que cayó la noche del domingo y sobre el que la Aviación Civil inició la investigación. Por eso, entre el lunes pasado y ayer recolectaron el radio de transmisión, la hélice y otros aparatos, porque estas aeronaves no tiene caja negra. Toda la evidencia es fotografiada y varias partes del motor son llevadas para el chequeo, a Quito.
Habrían intentado planear la nave
Por la forma del impacto, los investigadores de la Direccción de Aviación Civil y la Policía sospechan que los pilotos intentaron planear la Cessna en el potrero, del tamaño del estadio Monumental del Barcelona, rodeado por cerros de ochenta metros, árboles no tan altos, unas veinte reses blancas y al que se llega directamente desde el océano Pacífico o por un camino sinuoso, típico de las camaroneras de la zona, que corta un estero con escasa agua.
Uno de los gendarmes especuló que si lograban su aterrizaje forzoso los pilotos salían con su uniforme de camuflaje pidiendo ayuda a los pobladores, pues los pescadores no habrían sabido jamás de quiénes se trataba. Así se escaparían. Las cercas de alambres de púas tampoco hubiesen sido un impedimento.
Son fáciles de atravesar. Desde allí pueden salir directo y sin complicaciones al Pacífico, a la carretera principal o a Coaque. Desde allí una avioneta llega en diez minutos a la ciudad de Manta.
“Siempre volaba a ras del mar, para que no los detecten los radares”, manifestaba ayer el pescador que llegó al sitio y que suele faenar cerca de la costa en una fibra (bote).
La tesis de que se les terminó el combustible tiene fundamentos. El aparato no explotó y los cuatro garrafones blancos con capacidad para 15 galones estaban ya vacíos y partidos. Por eso, desde Coaque solo se escuchó un golpe seco, que dobló y destrozó los cuerpos de los mexicanos.
Abastecían al tanque de combustible desde el interior de la nave, donde les hacían compañía los tres perros chihuahuas, que dieron sus últimos ladridos la noche del domingo. Una manguera blanca transparente estaba entre los fierros.
Los perros finos comían alimento importado desde Estados Unidos y ensuciaban con heces el papel picado de un diario mexicano, del que no puede leerse su nombre.
PLAY BOY, CHICLES, CAPUCHINO Y UNA CARTERA DE MUJER
Bien provistos estaban los pilotos: una revista Playboy deshojada por el impacto, unas gafas Ray Ban y otras de marca sin nombre, jeans, desodorante, capuchino helado, pilas grandes, linternas, complejo B y hasta aceite para el motor: un litro de Aeroshell.
La gorra plomo con negro, dos camisas azules, dos bolsos rojos con filos negros, cartera café Polo de mujer, chicles Trident, pastillas Anavit y Electrolit para hidratarse.
Su aprovisionamiento hace presumir que volaban durante varias horas, por eso tenían también calzoncillos a cuadros, hielera, sombrero redondo y hasta Gatorade.
También estampitas de la virgen de Guadalupe, de Jesús y de Cristo, que quedaron regadas por el terreno entre el motor compactado por el golpe y parte del fuselaje blanco, celeste y azul.
Ese día del choque nada fuera de lo normal habían visto los pobladores. No había gente extraña, ni botes particulares. Ni los dos mexicanos quebrados y desfigurados habían sido vistos por los alrededores.
Tampoco la gente esperaba que haya dinero, ni 1 millón, ni cinco millones, tampoco dos mexicanos extraños. Lo que sí deducen los pobladores de Pedernales es que debió transportar mucho dinero, en uno o varios viajes, porque por “un milloncito no van a arriesgar tanto los dueños del dinero”.
En Coaque y Pedernales se habla, se fantasea, se presume, se especula. “Esta es la ruta de la droga”, afirman unos y otros hasta se apenan por no haber estado en el sitio para recoger unos cuántos dólares.
La historia que dio vida a la película Pescador
En febrero de 2006, en las orillas de algunos pueblos pesqueros de las provincias de Manabí y Esmeraldas, aparecieron varios paquetes con droga, que cambió la vida de los habitantes de estas zonas al vender el alcaloide.
Cinco narcotraficantes, en una lancha rápida, que eran perseguidos por una fragata y helicóptero de la Marina que patrullaban las costas manabitas (frente a Jama), lanzaron al mar sacos con barras de “coca”.
En la balacera en alta mar uno de los presuntos “narcos”, Isidro Rentería Valenzuela, de 42 años, oriundo de Buenaventura, Colombia, fue herido y capturado por los navales. Los otros escaparon al llegar a la orilla y se escabulleron entre los matorrales.
Días después los paquetes con droga aparecieron flotando en el mar de algunos pueblos. Agentes de la Policía Antinarcóticos recorrieron estos sectores para decomisar la “merca”.
Luego aparecieron los supuestos “dueños” de la droga para recomprar su producto. Pagaron hasta 15 mil de dólares por cada ladrillo de cocaína, según el relato de un pescador entrevistado por el escritor Juan Fernando Andrade, quien publicó la crónica Confesiones de un pescador de coca en la revista Soho en mayo de 2007 y que fue adaptada al cine por el director Sebastián Cordero con el nombre de Pescador, cinta que fue estrenada en marzo de este año en el país y que fue aclamada en el festival San Sebastián, en España en el 2011.
Según el relato del “pescador”, los pobladores de El Matal, que vendieron los ladrillos de cocaína, “se bañaban” en cerveza, armaban grandes fiestas, “se curaron las enfermedades”, mejoraron sus casas e implementos de pesca, pero también hubo los que despilfarraron el dinero. Para ellos fue “como una bendición de Dios”. (PA)
Los “tentáculos” del narcotráfico azteca en Ecuador
11/04/2012
Célula de Sinaloa en Ecuador, condenados a 12 años de cárcel.
Los jueces del Décimo Tribunal de Garantías Penales del Guayas condenaron a cinco de los siete procesados por presunto tráfico ilícito de drogas, detenidos en la denominada ‘Operación Pacífico’.
17/03/2011
Cayó narcocélula de Sinaloa.
Fue desmantelada una red vinculada al Cartel de Sinaloa, y que realizaba envíos de droga hacia Centroamérica y EE.UU. usando Ecuador como sitio de embarque. Se detuvo a 18 personas (9 en cada país) y se decomisaron 4 toneladas de clorhidrato de cocaína.
24/10/2003
Exgobernador involucrado en operación Aniversario
El ex gobernador de Manabí, César Fernández, fue capturado tras varios meses de seguimiento de la Policía Antinarcóticos. Fue implicado en la tentativa de enviar droga fuera del país desde el aeropuerto Reales Tamarindos en un avión en el que la Policía encontró 400 kilos de alcaloide. La Policía sospecha que tiene vinculación al cartel mexicano de Sinaloa.
Fuente: EXTRA*
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