El manabita Pólit, en apenas 10 años, ha aprendido mucho de política, tiene una visión elástica sobre su manejo y lo dice con toda franqueza que : “En la política no hay enemigos......”.
¿Leal o astuto? Aunque está solo 10 años en la palestra pública, el actual contralor, Carlos Pólit, pasó de ser un hombre confianza de Lucio Gutiérrez a un personaje clave de la Revolución Ciudadana. ¿Cuál es su secreto?
El último que dejó Carondelet el día de la caída de Lucio Gutiérrez. Uno de los pocos, poquísimos, que acompañó al Mandatario derrocado en el exilio, en Brasil y en los Estados Unidos. Después de cinco años, es el mismo que se ha convertido, en la práctica, en el ungido de la Revolución Ciudadana para ocupar la Contraloría para los próximos seis años, al parecer en respuesta a su buen desempeño en ese cargo clave ‒controla el manejo de todos los dineros publicos‒ desde 2007…
¿Es acaso Carlos Pólit una lejana analogía ecuatorial de Joseph Fouché, el político francés del siglo XVIII, que igual sirvió a la Revolución, que al Imperio, que a la restauración monárquica de Francia? Fouché no destacaba por su presencia en la vida pública, no hablaba a voces en las tribunas ni proclamaba discursos grandiosos, más bien actuaba por detrás moviendo los hilos de la política con movimientos silenciosos e inapreciables a simple vista.
El Contralor es menos complejo, más simpático, más leal, aunque casi tan flexible como el político francés. El manabita Pólit, en apenas 10 años, ha aprendido mucho de política, tiene una visión elástica sobre su manejo y lo dice con una franqueza que seguro Fouché no habría mostrado: “En la política no hay enemigos, lo que hay son momentos de intransigencia y malos entendimientos. En las salas VIP (de espera de los aeropuertos) todos conversan, todos se saludan. Muchos de los que apoyaron la caída de Lucio Gutiérrez ahora conversan con él”.
Y quienes han pasado por sus cuestionamientos como Contralor aseguran que él los saluda de la misma forma cálida que lo ha hecho siempre. ¿Hipocresía? Para él, no. Eso no es una cuestión personal sino un cuestionamiento a los buenos usos de los dineros del Estado.
El salto sin retorno
Carlos Pólit Faggioni llegó tarde al mundo de la política. Tenía 52 años cuando Felipe Mantilla, un profesor suyo de la Universidad Laica, fue a visitarlo con aquel Lucio Gutiérrez que siempre vestía de verde militar. La idea de moverse contra quienes produjeron el feriado bancario lo sedujo y decidió apoyar esa candidatura. Para muchos era el contacto con el Partido Social Cristiano (PSC), él asegura que es muy sociable y es amigo “de Jaime Nebot y Jimmy Jairala, de todos…”.
Hasta ese momento su experiencia en lo público se reducía a ser inspector de espectáculos en el Municipio de Guayaquil, inspector general en las aduanas de Guayaquil y director de la Escuela Nacional de Aduanas por casi tres años. En todo caso fue una ficha que Gutiérrez usó en un cargo fundamental por las complejas relaciones con el PSC: gobernador del Guayas.
Cosa curiosa, la resistencia a su nombramiento surgió del propio partido de Gobierno. Renán Borbúa, primo del expresidente y uno de los puntales en su campaña en el Guayas, cuestionó la “forma de repartir cargos”, lo acusaba de dar a gente fuera del partido y armó incluso manifestaciones en su contra. Pólit ganó. Se sostuvo en el cargo casi un año, lo nombraron en la dirigencia del PSP y después de un fugaz paso por el Ministerio de Bienestar Social, aterrizó en Carondelet como secretario general de la Presidencia.
Su personalidad pausada y ligera, su forma de no hacerse problemas ni buscar recovecos pueden ser pistas para entender su engranaje perfecto en el mundo de la política.
Sorpresas te da la vida
Es así que con la misma soltura que narra la caída de Gutiérrez o su elección de contralor, cuenta que se casó a los 19 años con una niña de 14. “Si era menor, pero nos casamos con todas las autorizaciones”. Estaba de paso, porque vivía en Estados Unidos desde los 17. Allá llegó después de graduarse del colegio en una juventud inquieta más inclinada a los deportes. Guayaquil lo acogió para sus estudios primarios y secundarios, cuando dejó su natal Bahía de Caráquez por la muerte del padre, tenía solo seis años.
Entre Estados Unidos y Ecuador (sus cinco hijos y 10 nietos nacieron allá) hizo una carrera de empresario, técnico aduanero y abogado (se graduó en 1990, en la Universidad Laica Vicente Rocafuerte donde estudiaba por las noches). Una de sus empresas “Montacarga” la tiene en los Estados Unidos.
El expresidente Gutiérrez ahora lanza enormes dardos en su contra, como cuando cuenta que Armando Patiño es el gerente de la empresa “Montacarga”. Pólit explica con toda calma que es primo de los Patiño y que trabaja desde hace 30 años con la empresa que en el Ecuador pertenece a sus hijos.
Gutiérrez y Pólit rompieron al poco tiempo de su llegada a la Contraloría. Según el expresidente, Pólit no estaba cumpliendo a cabalidad con sus funciones. Pólit ratifica el rompimiento pero se reserva sus comentarios. En lo que ambos coinciden es en que Pólit lo acompañó en el exilio en Brasil y en Estados Unidos. De hecho, él fue el contacto entre el Presidente destituido y el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Esa lealtad es algo de la cual el Contralor se siente orgulloso, aunque lo declararon persona “non grata” para el PSP en marzo de 2012.
El golpe
El expresidente Gutiérrez da a entender que pudo darse un pacto previo entre Pólit y el presidente Correa para llegar a la Contraloría. Para Pólit no había nada de eso, la primera vez que vio a Correa fue en su posesión. Lo cierto es que esos tiempos el PSP tenía 24 diputados en el Congreso y pudo postularlo en una terna, al tiempo que el PSP viabilizó el camino a la Consulta Popular. Una ex- colaboradora del Gobierno recuerda que sí hubo una transacción: los votos del gutierrismo a cambio de ponerlo en una terna. ¿Por qué el presidente Correa eligió la Contraloría? No se sabe. Pero quizás pesó esa capacidad para crear relaciones, porque, según la misma exfuncionaria, conocía a Vinicio Alvarado.
Cinco años después se lo señala por su cómoda cohabitación con el gobierno de Alianza PAIS. Leonardo Viteri, asambleísta del PSC, lo acusa de encargar su puesto cada vez que debía firmar informes comprometedores. Pólit, fiel a su estilo, decidió no responder a esa, ni a ninguna de las acusaciones.
Ante estos cuestionamientos no se cansa de repetir, ahí sí con pasión: “No voy a claudicar en mi trabajo: 13 mil funcionarios públicos han sido sancionados, hay 450 millones en glosas, 280 millones en administrativas y recuperaciones”.
¿Y la absolución a Caroline Chang o las sanciones administrativas a los policías implicados en el 30-S? “Ningún periodista me ha pedido venir a ver cómo se trabaja aquí, cómo hemos cambiado”. Y sigue apoyando su dedo en el escritorio para hablar de todas las horas que trabaja. Las motivaciones políticas, personales o profesionales del Contralor resultan inaprehensibles, pero todos coinciden en que lo que se le encarga lo cumple a fondo. Quizás ese sea su secreto: amoldarse sin hacerse muchas preguntas.
Ana Karina López
Fuente: VISTAZO*
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