viernes, 14 de febrero de 2014

Enamorados y casados

***SNN




Por: Pedro Ortiz Jr.

El amor y el matrimonio ¿qué temita, no? Es como para disertar ampliamente porque fíjense que desde la misma creación del hombre ya las relaciones de pareja dieron problemas, incluso hasta le costó el paraíso a Adán y todo por hacerle caso a Eva, habiendo tantas otras cosas que comer pero no, ella insistente en que tenía que ser manzana, manzana y manzana, si no nada.


Ya me imagino cuando él dijo que no quería comer la manzana porque era pecado y ella le tiene que haber dicho, “eso son pretextos, puros pretextos, claro lo que pasa es que tú no me quieres, bien me lo decía mi mamá ese hombre no es bueno para ti, no te va a dar nada, si ni ropa tiene y yo tonta no le hice caso, te he dado todo lo que soy, me he entregado por completo y tú no quieres darle ni una mísera mordida a la manzana que con tanto cariño te preparé toda la mañana” y Adán, solo para que se calle, seguramente dijo “ya pasa, pasa no jorobes” y ¡ñam!


Por eso muchos han reflexionado sobre el amor y el matrimonio y rescato algunos de esos pensamientos tan profundos de célebres personajes de la historia, como ese viejo adagio que reza: “el mejor matrimonio sería entre una mujer ciega y un hombre sordo” o esa bella frase que dice “amor: una locura pasajera cuya cura es el matrimonio”.


Y así, hay muchas frases que detallan y describen este sentimiento abstracto como “tengo la esperanza de que nos amaremos toda la vida como si no nos hubiéramos casado nunca”, de Lord Byron. “Cualquier mujer inteligente que lea el contrato matrimonial y siga adelante, merece todas las consecuencias”, de Isadora Duncan, y hasta esa sentencia de la excéntrica actriz Zsa Zsa Gabor que expresó alguna vez “un hombre enamorado está incompleto hasta que se casa; entonces está acabado”… caramba, ¡cuánta sabiduría!


De la misma factura nos llega, “es divertido que cuando un hombre no tiene nada que le preocupe, vaya y se case”, de Robert Frost. “La marcha nupcial siempre me recuerda la música que tocan los soldados cuando marchan a la batalla”, de Heinrich Heine, o la que expresara Katherine Hepburn, “si quieres sacrificar la admiración de muchos hombres por la crítica de uno, adelante: cásate”.


Y siguiendo en el tema de las bodas están estas, “nunca te cases por la mañana, nunca sabrás a quién podrías haber conocido esa noche”, atribuida a Paul Hornung, y “nunca te cases en la universidad, es difícil conseguir trabajo si tu posible jefe sabe que ya has cometido un error”, de Elbert Hubbard.


Pero hay otras muy interesantes como esa que dice “cuando un hombre te roba tu esposa, no hay mayor castigo que permitirle que se la quede” o “una boda es como un funeral, con la excepción de que puedes oler tus propias flores”.


Y por último, ese brillante pensamiento del ex presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson que dice “he aprendido que solo son necesarias dos cosas para que la esposa de uno sea feliz: primero, dejar que ella piense que se está saliendo con la suya, y segundo, dejar que se salga con la suya”, magistral frase que contrasta con las famosas palabras de ese otro presidente americano Bill Clinton que dijo: “cállate y sigue flauteando”.


Definitivamente, no puedo estar más de acuerdo con Alan King que afirma “si deseas leer sobre el amor y el matrimonio, tendrás que comprar dos libros distintos”.




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