miércoles, 27 de julio de 2011

Ejército vigila zona comercial tras balacera

***SNN




EL COMERCIO*

El mensaje fue contundente. Por teléfono le dijeron que su hermano había muerto en una balacera.


Maricela (nombre protegido) se quedó en silencio. No tuvo respuestas. Lo único que hizo fue llamar a otros familiares de Hernando A. Él fue asesinado la tarde del lunes, luego de que desconocidos asaltaran un blindado en un centro comercial del sur de Quito.


Los parientes del guardia estaba ayer en la morgue. Todos recordaban cada detalle de la víctima.


Uno decía que deja tres hijos en la orfandad (uno menor de edad). Otro recordaba que nació en una provincia del norte del país y que llegó a Quito hace 17 años. Desde entonces trabajó en la empresa de seguridad hasta que una bala segó su vida al impedir el robo.


A metros nada más de donde estaban los familiares del fallecido, el comandante de Policía de Quito, coronel Juan Carlos Rueda, decía que ya existen pistas de quiénes podrían ser los autores de la balacera, aunque no dio más detalles. Pero este Diario accedió a datos reveladores de Inteligencia policial, que indican que se trata de dos a tres grupo armados que operan en Quito con hasta 70 miembros cada uno.


Un agente de la Policía Judicial dijo que son redes ‘poderosas’, que han penetrado la justicia y que tienen contactos a todo nivel.


Si saben quiénes son y dónde están, ¿por qué no desarticulan esas organizaciones? “Se los detiene con el GOE y con el GIR, pero la Policía no puede hacer más. Se los ponemos a órdenes de las autoridades, pero no quedan detenidos”, señala el agente.


En la mañana, en el centro comercial donde se produjo el tiroteo aún había nerviosismo. Un poco después de las 09:00, otro blindado totalmente resguardado llegó al lugar. El equipo de seguridad entró al local y las puertas se cerraron de inmediato.


Una hora después, un convoy con 17 jeeps y hombres armados con fusiles salió desde el cuartel militar Epiclachima, en el sur de la capital. El destino: el sector de Iñaquito (norte). Un intenso movimiento se sintió en el lugar.


En cuestión de minutos, los soldados montaron tres retenes en diferentes zonas, y al azar detuvieron a los vehículos que circulaban por allí. Abrieron las guanteras y la puertas, revisaron debajo de las moquetas y de los asientos.


Vecinos del lugar no sabían qué pasaba. Otros comentaban sobre la balacera y decían que el inusual movimiento militar era por el tiroteo en el sur. Pero el comandante del denominado Grupo Operativo 4.6 de Quito, coronel Eraldo Vera, dijo que el control de armas comenzó hace seis meses. Esto, luego de que la orden se diera a través del Decreto 749.


El rastreo de armas se hizo por una hora y media y decomisaron apenas un arma de fuego que llevaba un hombre que se movilizaba en una motocicleta.


Los motorizados que circulaban por la avenida Gaspar de Villarroel fueron obligados a parar.


Se los puso contra la pared y se requisaron sus maletas o mochilas. A las 12:15 un motorizado fue detenido para el cacheo y se le descubrió un revólver sin permiso de porte.


Un militar le retiró el arma y le entregó un documento en el que constaba el motivo del decomiso.


El coronel Vera dice que desde que comenzó el operativo de control se ha confiscado más de un centenar de armas, como pistolas, revólveres y armas blancas.


Inteligencia de Policía señala, precisamente, que las redes criminales que operan en Quito tienen un armamento poderoso. “Actúan con armas largas, pistolas y revólveres”, revela un agente. Testigos de la balacera en el sur contaron que los sospechosos tenían armas “tipo metralletas”. “No eran pistolas, porque esas son pequeñas, las que vimos eran grandes y todos portaban una”, dijo una mujer que estuvo en el lugar.


Los familiares del guardia asesinado también escucharon relatos como este. Ayer estaban consternados. “Ya no se puede más con esta inseguridad. Algo tienen que hacer”, dijo un pariente.


Otros dos guardias heridos el lunes se recuperan en centros asistenciales diferentes. Los dos fueron intervenidos quirúrgicamente. Uno de ellos sigue en terapia intensiva, pero los médicos dijeron que se encuentra estable.


Uno de los galenos tenía en sus manos la bala que fue hallada en el brazo izquierdo del herido. Explicó que en la pierna izquierda también se encontró una perforación, aunque no se halló la bala.


Los médicos indicaron que el herido en lo posterior podría tener problemas de movilidad, pues el “codo está destrozado”.


Del otro guardia, la casa de salud donde se encuentra informó que los servicios de cirugía general y cirugía vascular lo intervinieron durante cinco horas.


“En el momento el señor presenta un estado de salud de pronóstico reservado. Producto de la balacera se comprometieron órganos fundamentales de su cuerpo, así como sus extremidades superiores. Los médicos del servicio de terapia intensiva brindan todos los cuidados para solucionar los inconvenientes de salud presentados en el paciente”, se dijo en un comunicado difundido por el centro asistencial.


Una mujer que pasaba por allí también fue afectada, pero fue dada de alta la misma noche del percance. “No tuvo mayores inconvenientes, pues la bala lo único que hizo es rozarle la cara. Tras los exámenes médicos salió sin inconvenientes”, dijo un médico.


En la morgue, en cambio, los parientes del guardia fallecido salieron a las 17:30. Y llevaron el cuerpo a una ciudad en el norte del país. Allí será velado y enterrado, contaron sus parientes.

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