martes, 12 de julio de 2011

Carlitos Mora luchó 16 años por su sueño de justicia

***SNN



EL COMERCIO*

Cada día era un capítulo. Los escribió en su mente como recuerdos imborrables: su primera hemodiálisis, el amor a su madre; la impotencia al conocer que era portador del Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) cuando tenía 9 años. Eran episodios que revivía en sus conversaciones.


Fue una lucha de 16 años, pero la noche del domingo, Carlos Mora Peñafiel cerró el libro de su vida. A las 22:30 un paro cardíaco venció al último sobreviviente de las 21 personas que contrajeron VIH en la Clínica de hemodiálisis del doctor Galo Garcés.


Las rosas blancas coparon su sencillo ataúd de madera. La mañana de ayer, en la sala La Paz del camposanto Jardines de la Esperanza, en el norte de Guayaquil, solo se escuchaba el ligero sollozo de Liduvina Peñafiel, su madre, una guerrera incansable.


Hasta ahí llegaron sus amigos y familiares, cada uno con una historia del joven guerrero que murió antes de cumplir 25 años.


Su padre, Eusebio Mora, recuerda la última vez que lo acompañó a la hemodiálisis, tratamiento que siguió por 16 años. “Su salud se deterioró mucho en este último mes (...) Yo solo le doy gracias a Dios por tenerlo todos estos años”, dijo entre lágrimas.


A más del VIH e insuficiencia renal, Carlitos contrajo hepatitis C en la clínica de Garcés. En el sitio no se cambiaron los filtros que se usaban para el tratamiento renal, por lo que el virus se transmitió fácilmente.


El hiperparatiroidismo y la insuficiencia cardíaca también lo aquejaban. Los frascos con medicinas junto a su cama se lo recordaban. Incluso, en julio del año pasado, junto a la máquina de hemodiálisis, afrontó una de las pruebas más duras; sufrió una fuerte crisis de epilepsia.


“He pasado por varios paros cardíacos. Pero cada día trae una experiencia para aprender, reflexionar, amar…”, dijo en una entrevista en noviembre pasado. Sobre su cama siempre reposó un rosario de madera. Ahora, un rosario de flores custodia su féretro.


Frente a este, Graciela Mendoza hizo una promesa, recordar a Carlitos como un amigo fiel. “Nos dio aliento y su ejemplo. Fue un niño que se hizo hombre tan pronto por las circunstancias”.


La silla de ruedas que lo acompañó durante casi toda su vida no fue una barrera. Carlitos terminó el colegio con esfuerzo, escribió su autobiografía ‘21, historia de un sobreviviente’ , incursionó en la política como candidato a asambleísta y batalló junto a su madre ante cortes y jueces.


Tras contraer VIH por negligencia médica, en noviembre de 1995, Carlitos se convirtió en el ícono de una lucha por la vida. Más de 15demandas fueron presentadas en contra de Galo Garcés Barriga y su hijo, Galo Garcés Lituma. Pero hasta hoy el caso sigue en la impunidad.


El abogado Rafael Estévez, defensor del caso, se acercó ayer al velatorio de Carlos Mora. Sentado en la última banca explicó que la demanda presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos también quedó estancada. “Ahora es tiempo de que la Comisión de la Verdad reabra este caso” .


En enero del 99, al cumplirse un año sin sentencia, Galo Garcés Barriga fue liberado. En agosto del 2001 el juicio planteado por delito contra la salud prescribió. Dos años después el Nuevo Herald publicó un reportaje de Galo Garcés Lituma, quien era considerado “un médico ejemplar” del Hospital Jackson Memorial, de Miami.


Carlitos vivió de cerca cada episodio de este proceso legal y vio caer a cada uno de sus compañeros de batalla. Ya en los últimos años decidió olvidar un poco ese pasado y se dedicó a llevar su mensaje de esperanza a escuelas, colegio y empresas con charlas de motivación y autoestima.


El amor a su familia lo levantó durante las caídas. “Mi mamá es mi mundo. Mi papá es quien me alienta a seguir. Y mis dos hermanas son mis pilares”, mencionó en una de sus últimas entrevistas.


Pero su compañera de peleas siempre tuvo un lugar especial. A ella dedicó un sinnúmero de líneas en las 170 páginas de su libro. También le regaló sus últimas palabras. “Te quiero mamá”, le dijo la noche del domingo cuando lo trasladaba a la clínica La Alborada. Cuando llegó al lugar fue tarde. Ya no tenía signos vitales.


A las 09:00 de hoy su féretro será llevado a la Catedral. A las 12:00 se hará una misa y las 17:00 será su sepelio en el lote 06-007-002del camposanto.


Carlitos deja varios sueños. En su ‘laptop’ quedó parte del segundo libro que esperaba publicar.


Betty Valdivieso lo sabe. Es hija de Luis Valdivieso Morán, una de las 21 víctimas de la Clínica Garcés. Para ella, Carlitos es su hermano. “Hoy se cierra este capítulo. Ahora hay que velar para que el sueño de Carlitos no muera”.

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