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La comida típica es una de las atracciones. El asado de tilapia en caña guadúa (encanutado) es parte del menú en el centro Umawa.
El sonido de los grillos, las avispas y abejas se confunden con el croar de una rana que emite un ruido similar a un toro, en medio de la selva. Este ambiente se encuentra a seis horas de Quito, en el cantón Lago Agrio.
Allí, la comunidad quichua Atari (parroquia El Eno) propone a los visitantes un acercamiento hacia estos parajes y a su cultura, a través del turismo comunitario.
En este lugar se divisa a un mono payaso que salta sobre los tallos más altos de los árboles. Los colores exóticos de las plantas, las tarántulas y mariposas son solo una parte del recorrido. Las comunidades nativas son las nuevas anfitrionas del turismo en este lugar de la provincia de Sucumbíos.
La entrada a esta aventura comienza con una visita a un centro de interpretación. Se trata de una especie de museo donde se exponen varias demostraciones de la convivencia, historia y las tradiciones de esta comunidad que vive de la agricultura.
Freddy Tapuy, guía de este centro, habla sobre la forma de vida de los Atari. “No dejamos de cultivar nuestras plantas medicinales, como la guayusa, la hierbaluisa y la sangre de drago”.
Mientras explica, Juana Grefa, integrante de la comunidad y participante del proyecto, teje rápidamente una falda con fibra vegetal de chambira que será parte de un traje para la danza.“En tres madrugadas, trabajando bien, se termina”.
Esta y otras artesanías como shigras, pulseras y tobilleras se venden a precios que oscilan entre USD 5 y hasta USD 100, en trajes completos.
Los mismos comuneros se convierten en guías que explican los nombres de los árboles y animales. Los recorridos pueden durar desde 30 minutos hasta dos horas. Llama la atención el árbol, del cual se extrae la sangre de drago y el seductor aroma de la corteza de canela.
Luego de la caminata, los Atari ofrecen un refrigerio preparado con ingredientes típicos de la región. El menú, que puede llegar a costar hasta USD 20, incluye una crema de maduro y un maito de cachama, acompañados de una ensalada de palmito silvestre, verde (plátano) y chicha de yuca como bebida.
A una hora más de esa comunidad –viajando en vehículo particular-, en el cantón Shushufindi hay otra propuesta que acerca al turista a otras especies amazónicas.
Se trata del Centro de Turismo Comunitario Umawa, ubicado en la cooperativa Nueva Vida, de la parroquia de San Roque.
Dos piscinas donde se crían tilapias, cachamas y bocachico son parte de la decoración de este sitio. El costo del ingreso al centro por persona es de USD 35 diarios. Este comprende los servicios de hospedaje, alimentación y observación de las especies exóticas en la comunidad.
12 personas trabajan en la limpieza de cabañas ecológicas, la crianza de los peces y la preparación del desayuno, almuerzo y merienda. Los platos varían entre la tilapia frita, cachama o encanutado cocido en leña.
La luz desaparece a las 18:30. Con la ayuda de una linterna, botas de caucho y repelente se puede efectuar una caminata nocturna para observar a cientos de especies extraordinarias.
En un oscuro camino aparecen ranas, serpientes y arañas de todos los tamaños.
En el agua se iluminan los ojos rojizos de algunos de los 10 caimanes que también se crían en el lugar.
Pero las principales atracciones de Umawa son dos huéspedes particulares: una boa y una anaconda de cinco metros.
Guido Olivares, uno de los propietarios del lugar, asegura que al mes recibe alrededor de 50 turistas. Entre los visitantes menciona a estudiantes de Biología que realizan investigaciones, así como visitantes de Perú, España, Suiza y Estados Unidos. “El proyecto recién está comenzando, pero hay mucha gente que está llamando y está ansiosa por venir”.
Fuente: EL COMERCIO*
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