jueves, 21 de julio de 2011

No es inmortal

***SNN





VISTAZO*
Para quien tenía el proyecto político de gobernar para siempre, Hugo Chávez descuidó un detalle: nadie vive para siempre.


A los 56 años, el presidente venezolano, fue internado el pasado 10 de junio en Cuba, donde había llegado de urgencia, dos días antes para visitar a Fidel Castro. Durante tres semanas, ni un solo boletín médico fue divulgado y la única mención oficial sobre su salud fue hecha por el canciller Nicolás Maduro. Según él, Chávez fue operado para drenar un absceso pélvico –una acumulación de pus en un órgano de la región pélvica, como el colon o la próstata. El silencio de Chávez y su demora en regresar a Venezuela, en tanto, señalaban que la dolencia podría ser más grave. Luego de una ausencia de 20 días, el Coronel apareció en una cadena nacional de televisión, grabada en La Habana, para admitir que estaba con cáncer. De acuerdo a Chávez, el diagnóstico comenzó a ser hecho cuando se encontró con Fidel Castro: “Estábamos de nuevo con Fidel, con aquel gigante… Me interrogó casi como un médico, me confesé casi como un paciente”. Chávez no explicó en qué órgano se encontraba el tumor, no hubo detalles de su tratamiento, pero contó que había sido operado dos veces. En la segunda operación, garantizó, que los médicos le extirparon las células cancerígenas.


Primero se corrió el rumor de que Chávez tenía cáncer de próstata. En marzo, se había quejado de la dificultad para orinar, uno de los síntomas más comunes de esta dolencia. El otro, la formación de absceso, lo llevó a la mesa de operaciones. Él podía estar diciendo la verdad con relación a la extirpación del tumor. “Si el cáncer estuviera localizado en la próstata, el retiro total de la glándula es un tratamiento bastante seguro y eficiente”, explica el uro-oncólogo Marcos Dall’Oglio, del Instituto de Cáncer de Sao Paulo. En el 85 por ciento de los pacientes significa el fin de la dolencia. “Normalmente, el paciente queda con una sonda en la vejiga durante dos semanas. Después de esto vuelve a su vida normal”, añade Dall’Oglio. Pero al juzgar por las declaraciones iniciales del vicepresidente Elías Jaua de que Chávez podía quedarse en Cuba por seis meses, la situación podría ser más grave.


Según publicó el diario The Wall Street Journal citando dos fuentes anónimas que dicen conocer de cerca la condición del mandatario venezolano, el cáncer de Chávez no sería de próstata sino que estaría en el colon, aunque no se sabe con certeza si es de grado uno, dos o más avanzado. Pacientes con grado uno y dos pueden tener una sobrevivencia de varios años, aunque deben someterse a tratamientos periódicos. En cambio, en el grado tres y cuatro, la sobrevivencia es menos segura.


Ni Chávez, ni otras autoridades venezolanas han confirmado el tipo de tumor canceroso que le fue extirpado en Cuba. “Tenía un tumor maligno anidado y sigo luchando contra él, pero yo les prometo que viviremos y venceremos”, dijo Chávez cuando sorpresivamente regresó el 4 de julio a Venezuela para dirigir los festejos por el bicentenario de la independencia de la República, aunque no participó en los actos públicos, por recomendación de los médicos.


Solo el hermano del presidente Chávez, Adán, ha hablado de una posible sucesión en el poder, de cara a las elecciones de 2012, en las cuales el caudillo ya había anunciado su intención de ser candidato a un tercer mandato de seis años en 2012. Ahora no se sabe con certeza si tendrá fuerzas para eso, por lo que se especula que Adán, mayor a Chávez y más radical en sus propuestas, podría ser su sucesor. Sin embargo, todavía es difícil predecir lo que ocurrirá ahora, en lo que hay certeza es que Venezuela se enfrenta a profundos problemas. “Tiene dificultades económicas, (está solicitando a China un crédito por 4.000 millones de dólares) está profundamente polarizada y carece de institucionalidad. El gobierno de un solo hombre durante cerca de 12 años, ha pasado su factura en un país, que antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, en 1999, tenía deficiencias, pero al menos había cierto respeto a las instituciones”,
sostiene Michael Shifter, del Interamerican Dialogue Center, en Washington.

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