***SNN
EL TELÉGRAFO*
Por: Ana María Meléndez Ramírez
He de confesar que solo leí la columna de Emilio Palacio cuando “se armó la de Troya”, que no tengo nada que decir en su favor y que me ha sorprendido encontrar personas opinando sobre el tema que ni siquiera la han leído y que tampoco la van a leer porque no les importan sus protagonistas, ni qué dice ni cómo. Una vez mediatizado el tema, quedó politizado y por tanto prejuiciado en favor o en contra de Correa. De eso se trata el asunto, aunque esta vez Correa debe calibrar el impacto en su imagen.
Respeto el sagrado derecho a expresarnos como mejor nos parece y el que tiene otro a exigirnos responsabilidad cuando nuestras palabras le perjudican. A Palacio le gusta su manera, aunque yo encuentro que también tuvo la opción de decir las cosas con un lenguaje diferente y simplemente escogió aquel con el cual el Presidente sintió afectada su honra.
Sin embargo, tengo que decir que, aunque la pena de prisión es legal porque está en el Código Penal, me parece totalmente desproporcionada cuando se compara con otras decisiones judiciales en casos similares, por lo menos en Latinoamérica y comparada con las que se imponen por otros delitos.
El derecho a la honra no es cualquier tontera, una vez que le quitamos la ropa a un ser humano, solo le quedan su honra y su dignidad, de manera que sugiero dejar los chistes flojos en tal sentido, porque en ninguna parte dice que nosotros ni el señor Correa, por Presidente que sea, no tenemos derecho a que se nos respete la nuestra.
Montar una sentencia es rápido con la tecnología actual, pero se vio fea la “atención VIP” al Presidente, quien ha podido exigir que no se le diera trato preferencial en términos de agilidad. También fue fea y afecta su imagen la apelación por la indemnización, pues no es coherente con su desinterés manifiesto por la plata.
Correa ganó el primer pulso, pero sentó el precedente de la responsabilidad ulterior de los directivos y dueños de medios y con ello el de la censura previa y la autocensura y eso es malo, en la medida que afecta el derecho de las personas a la información que es lo que garantiza tener los elementos de juicio necesarios para decidir en democracia. Derecho que es, a su vez, tan importante como el de la honra.
Espero el fallo de segunda porque el tema de la autoría coadyuvante me parece que es más consecuencia de la acuciosidad de los abogados demandantes que de un análisis jurídico profundo en el fallo, ya que ha sido evidente que El Universo se ha apuntalado más en su capacidad mediática que en sus asesores jurídicos.
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